15 oct 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 12

Amateur...

Tenía que hacer varios trámites, entre ésos, pedir un certificado. Llegué a las oficinas en donde trabajaba el encargado, luego de hablar con dos o tres personas del lugar. Como ya había terminado todo lo demás, me relajé mientras esperaba que terminara de atender a otra persona. Cuando llegó mi turno, me hizo pasar. Era bastante alto, pero nada especial. Excepto que me sonrió muy ampliamente. Y me dijo que esa era una muy buena hora, porque ya venía menos público "para atenderla mejor…con más tiempo" (¡!). Ya me dio risa el tono, pero intenté simular que no lo había notado. Entre mis consultas para conseguir la información que necesitaba, él comenzó a preguntarme respecto a mi familia, al posible "compromiso" "porque no me va a decir que una mujer como usted va a estar solita"…!! Sería un desperdicio. Ingenuamente le pregunté por qué lo decía. Hay que mirarla y darse cuenta no más…y la sonrisa se hizo más amplia (de oreja a oreja, diría). No habíamos conversado ni quince minutos y ya nos estábamos tuteando. Y algo había en la atmósfera, que evidentemente nos tenía un poco tensos. La conversación se hizo muy divertida y me pidió que fuera a la semana siguiente para retirar el documento. Si surgiera algo antes, te llamo. Y al despedirme, se acercó y me pareció (¿?) que iba a besarme, no en la mejilla, claro….creo que fue algo muy instintivo, pero otra vez fingí que no me daba cuenta. Fue un poco sorpresivo, pero al día siguiente recibí una llamada suya, para decirme que ya había agilizado los trámites y que podría ir cuando quisiera

a retirar el certificado. Entre risas medio nerviosas, me preguntó si salía muy tarde, aunque "seguramente tienes muchas invitaciones"…pero que si

algún día tenía más tiempo podríamos juntarnos para beber algo, no sé, me pareces una mujer especial…etc….yo pensaba que el tipo, sin dudas, estaba caliente. En mi caso, estaba más bien siguiéndole el juego…para ver hasta dónde llegaba. Pero no suponía que iría tan rápido…. Finalmente fui a verlo (porque tenía que entregarme el documento). Ahora, ya medio rojo, me dijo que en realidad, había apurado todo porque "merecía una atención más especial"….Había gente alrededor y trataba de averiguar más

de mí, sin parecer que era personal. De repente, dejó de hablar. Me miró fijamente por un minuto y se volvió a sonrojar. Ahora estaba muy segura de que estaba inquieto, nervioso…antojado. Antes de irme me dijo que me llamaría para confirmarme que todo estaba bien (la verdad, no había nada más pendiente, pero entendí a qué se refería). Tres horas después me llamó, y luego de varios rodeos, me dijo que lo tenía trastornado. Me tienes todo revuelto, así de improviso. Yo soy muy aburguesado (…) no hago estas cosas (…) pero no sé, hay algo en ti. Claro, había algo, un ego extralimitado por tanto halago y una urgente necesidad de sexo que no tenía desde hacía ya mucho tiempo. Y este hombre ya me gustaba. Un poco ingenuo, no digamos primerizo, pero me convencía su nerviosismo. Y era entretenido averiguar cómo sería en acción. ¿Y qué dirías si te pidiera que nos viéramos hoy….en la noche? Que sí. El pobre casi se desmayó, supongo, por el tono medio entrecortado de excitación que asomó en ese momento. Es que tú no sabes que me ha estado dando vueltas la idea de saber…de ver, de verte… Nos juntamos y me dijo al saludarme que pensaba que yo no iría…Le pregunté adónde íbamos. Me miró asustado. Yo me reí, entonces, porque el pobre no atinó a decir nada. Yo creí…bueno, aquí a la vuelta hay un lugar…y en la otra cuadra…¿qué quieres hacer…? Vamos a ese lugar. Y respiró aliviado. Mira, te vas a reír, pero sólo una vez he salido con otra mujer, desde que estoy casado, casi 18 años de matrimonio. A mí me daba lo mismo. Su historia no era asunto mío, pero ese tiempo, sí. Al estar ya solos, en la pieza, se acercó para tomarme de los hombros. Yo lo abracé para mostrarle cuánto podía acercarse. Nos besamos muy bien por unos minutos, mientras él tocaba, rozaba, apretaba, todo lo que quería. Esto era lo que quise hacer desde el primer momento. Me calentaste apenas te vi (¡ah!, vámonos confesando), te digo, no entiendo, no hablamos mucho (no era necesario), pero necesitaba tocarte así…y ya me bajaba el cierre del vestido y ponía sus manos en los pechos. Sus gemidos me calentaban, los dedos se metían en

mi boca y luego intentaban sacarme el sostén, sin mucho éxito. Puso su boca en los pezones, chupando lentamente, para mi sorpresa. Parecía un colegial estrenándose. Me fue quitando la ropa (casi toda). Tengo que decirte algo…a mí me gusta chupar harto, primero, pasarte la lenguita por todo tu cuerpo, y muy al final…que me sientas…¿qué opinas? Para mí era el plan ideal….Me pidió que no me moviera, que él se iba a "encargar"…(¿amateur, pero instintivamente bien?). Subía y bajaba por las tetas y me abría las piernas para meter la lengua muy suavemente. Parecía tan verdaderamente inspirado, que me rendí y lo dejé actuar casi solo. A estas alturas, yo estaba feliz, complacida y atendida sin apuros. Este hombre me estaba gustando mucho. Después me pidió que volteara…bajó la lengua hasta llegar justo al medio de mi culo …y susurró…esto me gusta mucho, ojalá que a ti también…y sí, su lengua era muy rica, yo me movía cada vez más frenéticamente, el insistía en hacerme sentir penetrada por su lengua y manoseada por sus manos entre las piernas. No sé cuánto rato estuvimos así, pero sé que acabé muy rico, al menos una vez. Entonces me di vuelta, para agradarlo a él. Dígame qué quiere hacer. Chuparte el pico hasta que me mojes…yo sólo lo dije y se encendió más de lo que ya estaba. Y yo también. Puse la lengua y las manos con suavidad, para comerme su pichula, más larga de lo que pensaba y muy hinchada. Sabía que se estaba aguantando y eso me excitaba más. Le pedí que me lo metiera y lo monté. Apenas lo tuve adentro acabé de nuevo, nos movimos ya sin controlarnos y terminamos juntos luego de unos minutos. Los gritos y los espasmos…qué rico era tener un pico otra vez. Descansamos un rato y luego me confesó que sus compañeros le habían preguntado por mí (más halagos). Lo absurdo fue que cuando le consulté los nombres, no me los quiso decir. Para mí, no más. Así,…y se acercó otra vez, pero ahora era yo quien dirigía…él estaba feliz, mirando y tocando, agarrando las nalgas con fuerza mientras me penetraba….lo interrumpí para que me culiara. Ah…eso…eso quería…metértelo así, suavecito…de a poco…hasta el fondo…y lo enterró…yo gritaba, él también, nos estuvimos moviendo por un buen rato mientras manoseaba todo y seguía pegado a mí. Siempre quise una mujer así. Yo sólo me concentraba en sentirlo…en oír sus quejidos y acabar otra vez. Ahora…estoy a punto…y me lanzó otra vez su líquido espeso, caliente y rico ahora en el culo. Antes de irnos me confesó que estaba con su mujer una vez a la semana, como mucho (te vas a reír de esto, decía), porque siempre le duele algo, no tiene ganas, está cansada o llego muy tarde del trabajo y vemos televisión. Podríamos vernos otra vez, si tú quieres, si es que te gustó. ¿Que si me había gustado? Me había dejado muy satisfecha y claro, le dije que sí....

FIN DE LAS MEMORIAS DE NELLY

4 oct 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 11

Hace ya algún tiempo que no te he referido detalles de alguno de mis paseos por la city. En realidad, este ocurrió en los alrededores. Pero da lo mismo. Cierto día tuve que comunicarme con un programa radial para solicitar más información sobre un tema. Me contestó (en forma muy amable) un hombre que parecía joven. Me limité a pedirle los datos que necesitaba y noté que él comenzó a preguntarme cosas más personales que no tenían nada que ver con el tema en cuestión. Fue bastante simpático y ya iba a terminar la conversación, pero insistía en que siguiera preguntándole “cualquier otra cosa que pudiera servir”. En realidad, ya tenía suficiente con lo que me había contado. Pero seguimos hablando unos minutos más. A todo esto, me pidió que lo llamara en cualquier momento que quisiera, para saber sobre ese u otro asunto (¡). A mí ya me estaba pareciendo un coqueteo telefónico. Pero el tipo no me caía mal. Finalmente, cuando ya iba a colgar, me pidió mi teléfono (“porque creo que tengo algo más por ahí”). Dudé un segundo, pero se lo di. Antes de media hora, ya me estaba llamando. “Es que....la verdad, pareces una persona culta, no sé, interesante...etc.” (ahora ya me tuteaba). Supongo que sería época de autoestima a nivel de alfombra, porque en vez de molestarme, me gustó su discurso medio nervioso (¿y un tanto alterado?). No era seguro, pero hablamos un rato más. Ahora ya me contaba sobre él, sus horarios de trabajo, sus aficiones (aunque algo me decía que omitía algo importante). Como no tenía mucho tiempo, le pedí que habláramos en otro momento. Insistió en llamarme después. Ya en la noche, sonó el teléfono, y supe que sería él. Ahora sí hablamos durante una hora y media. El seguía en la radio a esa hora, pero estaba solo en una sala (“editando”). La conversación giró hacia donde suponía: sexo. Me contó una experiencia que había tenido con una ex polola y una amiga. El había jugado harto con ellas y entre ellas también había habido algunos juegos divertidos. Yo estaba calentándome al oír que se excitaba hablándome bajo, un poco entrecortado, esperando saber mis gustos. Le dije que yo era bastante normal. No me creyó y lanzó una carcajada (del tipo nerviosa, diría). A ver...pero ¿cuántos hombres has tenido? No tantos como han surgido. ¿En serio? ¿Por qué? Yo vacilé un poco, pero le dije: “porque me aburren pronto y no me tincan para estar en la cama con ellos”. ¿Eres muy caliente?....(no contesté)....¡Apuesto a que eres caliente y exigente!....Imagino que sería un antojo suyo...Yo me limité a decirle que no me gustaban los prejuicios, ni los que eyaculaban a los cinco minutos, ni los muy formales...entre otras cositas. ¿Y te importa mucho el físico? No, para nada. He estado con hombres que no tienen un tipo determinado. En lo único que coinciden es en que se calientan mucho y no se controlan.

A todo esto, ya el nivel de la conversación me tenía mojándome. En ningún momento le pregunté cómo era, ni su edad. Pero creía que no era mayor de 30 años. El me confesó entonces que mi voz lo tenía excitado hacía horas (¡!). Que quería verme (¿sólo verme?) Pero si ni siquiera sabes cómo soy. Podría ser muy viejita para ti, chocante, horrible, etc. "No creo". Insistió hasta que nos pusimos de acuerdo para juntarnos.

Nos vimos a la semana siguiente. Era tan joven como pensaba. Bastante atractivo. Hablamos durante unos minutos y nos mirábamos ansiosos. Me preguntó si prefería ir a un lugar concurrido o a otro más tranquilo. Uno tranquilo (obvio). Pero este era tranquilo entre comillas. Había a dos cuadras de allí un motel. Agradable. Entramos a la habitación. Yo quise ducharme primero. Salí cubierta con la toalla. El se demoró tres minutos o algo así. Salió pilucho. Su cuerpo era muy rico. Me puso las manos en las nalgas y me acercó muy bruscamente. Eso me hizo jadear de inmediato. Se cayó la toalla, él puso una mano en mis tetas, empezó a chupármelas, mientras me apoyaba en la pared, todavía de pie. Estaba muy descontrolado y eso me encantaba. Se agachó y me puso una pierna sobre su hombro, mientras me decía que me iba a abrir para meterme la lengua. Bueno, metió la lengua, me rozaba muy rico con los dedos mientras me mojaba, después me agarró bien las nalgas y llegó hasta el culo, dejándome llena de saliva por todos lados. Yo ya estaba a punto de acabar cuando me tomó y me puso en la cama, recostada y de lado, “para chuparte más rico”. Su manos se metían por todas partes y me abrían más el culo para mojarme (“a algunas mujeres no les gusta que las chupen allí”...a algunas otras no, pero a mí sí, pensaba.) Acabé rico cuando empezó a mover la lengua más rápido. Entonces me miró y nos sonreímos. “Yo sabía que eras así....” Se te notaba en la voz....Ahora sí te lo voy a meter....Su pico no era muy grande, pero estaba muy tieso y mojado. Le pedí que esperara porque quería chuparlo. Primero nos besamos mientras me agarraba las tetas, manoséandolas bien. Estábamos hincados en la cama. Con una mano le acariciaba la pichula y con la otra le tocaba el culo. “Eso también me gusta, mujer”. Después de unos minutos de tocarnos así, lo recosté para chuparlo bien. Le pedí que me dijera lo que quería, dónde quería que lo tocara. Chúpame entero. Me metí el pico en la boca y después le rocé el culo con el dedo mojado. Empezó a gritar. No duró mucho, porque me tomó y me puso de espaldas y me metió de golpe su pichula en la chora. Ahí gritamos los dos. ¡Ay qué rico te mueves! (eso decía él y lo mismo pensaba yo). Ahora sí acabó (“es que ya no aguantaba”, se disculpó). A mí me había encantado. Después se fue a bañar y yo hice lo mismo. Los dos estábamos muy transpirados.

En el intermedio me comentó que no tenía mucho tiempo, porque lo esperaban más tarde en la radio. ¿Quieres más? La respuesta mía fue comenzar a tocarlo otra vez....La verdad, no nos demoramos mucho en calentarnos. Ahora me subí y jugué con su pichula adentro mientras él ponía los dedos en mi boca y en “la zorra caliente que tienes”. De repente me hizo bajarme y se puso detrás de mí. Necesito culiarte. Meterme justo al medio. Me frotaba la pichula varias veces por encima y eso me calentaba más. ¿Te gusta follar? ¿Te gusta verme caliente? Y claro que me gustaba. Me metió el dedo en la zorra y después colocó su pichula lista para entrar. Su lengua me mojaba el cuello...yo ya no aguantaba. Así, de a poquito. Levanté un poco el culo y se metió muy rico. Cuando ya estaba seguro que me gustaba, me lo enterró hasta el fondo. Acabó casi de inmediato.

No sé si era porque yo no había tenido sexo hacía mucho tiempo, si él fue muy vital (caliente), si ambos estábamos muy ansiosos, o lo que fuera. Pero la llamada telefónica por un tema cualquiera se convirtió en una cacha muy rica con un “perfecto desconocido”.

30 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 10

De Alienígenas

Es cierto que tuve un encuentro cercano con un alienígena… (en sueños, claro). Yo entraba a un pasaje, entre dos calles principales y al centro había un patio. Subía unas escaleras, llegaba al tercer piso y había una puerta entreabierta. Entraba y veía a una mujer que estaba sentada en el suelo, llorando. Me contaba que tenía miedo de que "él" volviera. Cuando le pregunté detalles sólo respondía que no quería estar allí, que quería irse, pero que tenía miedo que él no la encontrara. Que tenía que quedarse. Yo me ofrecía a ocupar su lugar (¡qué valiente!). Aunque no sabía bien de qué tenía tanto miedo ella. La convencí para que se fuera y yo me iba a quedar. Como pasaban las horas, me fui a acostar. Todo estaba muy oscuro y de repente sentí que "algo" se movía bajo las sábanas. Lo extraño es que no sentía miedo. Y me quedaba quieta, esperando. Ahora ya sentía algo cálido acercándose a mis piernas. Era como una caricia de una piel muy caliente. Cerré los ojos y dejé que me tocara. Se sentía suave y se deslizaba con delicadeza primero y luego ejerciendo una agradable presión. Yo me dedicaba a disfrutar, sin cuestionarme nada….(¡) Hasta que comencé a sentir que me penetraba. Era increíble, porque sentí que llegaba hasta el fondo y yo tenía un orgasmo inmediato (puedo jurar que eso sentía…) Estuvo así bastante rato, mientras yo me revolvía en la cama dejándome languidecer de puro gusto. De repente, mientras aún tenía su (¿cómo se llamarán en su planeta?) bueno, eso mismo dentro de mí, noté que también me penetraban por detrás. Yo estaba boca arriba, mis rodillas flectadas e intentaba abrirme más para gozar mejor. Fue muy delicioso. También su penetración allí fue profunda y yo estaba muy mojada…Abrí los ojos un momento y pude ver, entre las sombras, que era una pichula muy larga y delgada, pero era doble, por eso me penetraba por ambos lados!!….pero no podía ver su cuerpo..y yo le preguntaba a qué se debía que sólo pudiera verle "eso"…"es que los humanos se asustarían al vernos" -decía.- Pero entonces ¿por qué puedo ver lo que me estás metiendo?…"porque tú me estás sintiendo"…No te cuento cómo gozaba. Y lo rico que era ser penetrada así. Yo le decía que quería más. Y me respondía que vendría de nuevo, "porque necesito concebir" (¡!!!). Era increíble porque yo casi no me movía, él lo hacía todo, estaba muy resbaloso, caliente y era lo más largo que haya visto… (y doble!).

Sobre la pichula más larga que he visto, te conté una vez respecto a eso….estuve con un tipo muy rico, muy delgado, pero cuando le vi su tremenda pichula casi me infarté…Sin duda, ese fue el pico más largo que me han metido…ya no vive aquí…pero fue muy entretenido. El era absolutamente fiel a su mujer…hasta que salió conmigo…y disfrutamos mucho del roce dentro…sí era increíble la sensación de ser penetrada hasta el fondo….y él era muy bueno para montar….no se cansaba de meterlo…(yo gocé harto, obvio). Hace dos años lo vi por última vez. Y sí, creo que un buen pico (para mí) debe ser muy grueso, idealmente…prefiero que me "llene" entera…para que lo sienta restregándose por completo en mí…y me gusta que me lo pasen por todo el cuerpo….se me ocurre que me están dominando …como una muestra de "mira lo que te tengo" ¡!….las manos entre las piernas…

28 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 9

Yo lo conocía desde niña... y le decía tío en ese tiempo... a medida que iba creciendo se me ocurrió que yo le gustaba... nunca había dicho o hecho nada impropio... siempre había tenido un trato muy deferente conmigo, pero especial, de todos modos. Pasaron los años y me encontré con él cuando yo tenía unos 31 años, aprox. A esas alturas, él ya hacía bromas de doble sentido conmigo... y siempre preguntaba cómo me iba... sentimentalmente, si salía con muchos hombres (él tenía esa idea), me decía que yo era muy atractiva, que era una mujer interesante, que me buscara alguien que me ofreciera tiempo y recursos, alguien que de verdad se preocupara por mí. Yo fingía que no entendía sus "sutilezas". La verdad, me complicaba un poco saber que había sido muy cercano a mi familia. Un día salimos a comer (eso era lo habitual cuando nos juntábamos, cenar y conversar por horas). Yo decidí usar un vestido negro largo, que no tenía nada que ver con una salida informal, pero era lo adecuado para mis propósitos. Había estado un par de meses sin tener sexo y andaba muy caliente (pa' variar). Durante la cena, él se disculpó por su vestimenta, que era el resultado de haber estado viajando todo el día. Me preguntó si todavía sufría de mis molestias en el cuello y la espalda. Le dije que sí. En el camino, me ofreció mostrarme un lugar donde él estaba viendo unos terrenos (cerca de Santiago). Como no tenía problemas de tiempo accedí. Ya sabía que él estaba muy nervioso, aunque aparentemente se controlaba. Me ofreció, como por casualidad, que podría hacerme un masaje. Bueno, le dije, consciente de su estado de excitación. Pero el auto no es muy buen lugar... ¿cierto? preguntó un poco aventurándose. Tienes razón. ¿Podemos ir a un lugar más tranquilo y cómodo? Claro... y ya estaba absolutamente contento.

Llegamos a un motel en el camino, muy lujoso. Pidió una cabaña con jacuzzi. Me dijo que me haría bien. Fue un poco incómodo al principio, cuando él se desvistió y me dijo que tomaría una ducha para asearse. No tenía ningún atractivo para mí, pero su estado era ideal para gozar un rato. Me pidió que me metiera al jacuzzi, un poco aguantando las ganas de tocarme (se notó mucho que yo le gustaba, cuando me vio en ropa interior). Entré al jacuzzi y luego de mirarme un rato, él hizo lo mismo. Se puso detrás de mí. Ambos estábamos sentados. Fue muy rico cuando sentí el roce de su pico atrás. Se acercó más y comenzó a masajearme el cuello, la espalda... y luego agarró las tetas con mucha delicadeza. Yo cerré los ojos, porque me encantaba como lo hacía. Comenzamos a movernos más y de repente le dije que saliéramos del agua. Me tiré en la cama, boca abajo y él comenzó a masajearme entera, y luego a besarme, a pasarme la lengua entre las piernas... eso me hizo moverme sin aguantar las ganas... después me pidió que me pusiera de espaldas y empezó a mirar mi zorra y a abrirla entre gemidos... él estaba muy caliente y eso me gustaba mucho. Hasta que ya no aguantó más y metió la lengua y los dedos en la zorra, mojándoselos para pasarlos también por mi culo... después me penetró de frente, con muchas ganas y yo comencé a gritar...

Su pico no era muy grande, pero sí grueso... El gritaba también, mientras se movía con muchas ganas sobre mí… agarrándome las tetas y chupándolas… cuando yo estaba ya muy mojada me puse boca abajo… y le dije que me chupara harto… lo hizo de inmediato, metiéndome la lengua en la zorra y en el culo… se notaba dedicado por completo a calentarme… después me subí yo y lo cabalgué con fuerza… él gritaba y gemía sin creer que estábamos en la cama, me decía que era más caliente de lo que había creído, que me movía muy rico, que ya no podría aguantar mucho más… entonces me moví más rápido y le dije que me tirara su chorro adentro, que se vaciara entero… acabamos muy bien. Al poco rato volvió a montarme… buscando el culo… le dije que se sujetara la pichula y me lo frotara bien por encima… yo sentía la pichula muy tiesa y mojada y eso me calentaba más… él estaba muy desesperado… porque dijo que hacía años que soñaba con tenerme así… me tocaba apretándome las tetas y el culo y volvía a meterme su lengua por detrás. Eso me hacía moverme como si me estuviera culiando… y de a poco lo moví para que me lo metiera justo en el culo. El entró muy despacio y su pico estaba muy caliente. Bastó que yo comenzara a menearme un poquito para que él gritara y comenzara a decirme que era un puta muy rica, que yo sabía gozar muy bien… a ratos me sacaba la pichula y le abría la zorra para que mirara (eso le gustaba mucho) y le ofrecía el culo para volver a chuparme. Cuando ya no dábamos más de excitados, le pedí que me lo enterrara de nuevo, metiéndolo en mi zorra, pero detrás de mí. Entonces me ensartó con ganas y yo sentía como si me estuvieran violando, era muy rico sentirlo con fuerza moviéndose y gritando cochinadas… acabamos juntos… y las sábanas estaban tan mojadas como nosotros.

26 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 8

¿Te conté alguna vez que accedí a desabotonarme la blusita cuando viajaba en un auto... y luego desabroché el sostén (para que me agarraran con suficiente comodidad)... y que más tarde me saqué el minúsculo calzón que llevaba puesto)? ¿Y que me masturbaron muy rico mientras anochecía en la carretera? ¿y que gocé harto y lo dejé bien caliente, pero ni siquiera me comí la pichula en cuestión? (es que él no me gustaba en realidad, pero como iba caliente, necesitaba gozar un poco...)...


Domesticando

(Había una vez una secretaria a la que le ofrecieron un trabajo temporal en una empresa…) El primer día, luego de presentarme con quien iba a trabajar, me mostraron las oficinas. Era un lugar bastante grande. A media mañana, fui a buscar un café a la cocina. Al acercarme escuché que dos hombres conversaban. Uno de ellos se fue justo en ese momento. Yo entré y saludé al que estaba allí. Me gustó de inmediato. Se veía muy joven (después supe que tenía 6 años menos que yo). Mi voz era amable, pero seria. Se presentó y me hizo las preguntas típicas de cuánto tiempo iba a estar, qué hacía, etc. Se notó que yo también le gustaba. Pero abrevié la conversación y me fui. El trabajaba en una oficina en el piso inferior. Frente a mi escritorio circulaban todos (estaba en un lugar de acceso). Cada vez que él pasaba saludaba sonriente y me preguntaba algo. Creo que había dicho un par de veces que si tenía alguna duda o necesitaba consultar algún material él me podría ayudar. Fingí que lo ignoraba y que no me daba cuenta… eso por varios días. Cuando ya estaba más relajada, busqué una excusa para ir a su oficina. Quería saber si tenía unos documentos archivados. Me mostró el lugar donde trabajaba, los tipos de documentos que habían y era obvio que se alteraba. Miraba de reojo la ropa (y supongo que imaginaba cómo sería debajo de ella…). Se notaba un tipo ingenuo, pero consciente de su atractivo. Por eso yo exageraba mi seriedad. Me quedé un buen rato, sin nada importante que buscar, pero lo suficiente como para que se motivara más.

De repente me llamaba para saber si me "trataban bien"… Cuando pasaba cerca miraba como si se contuviera. Yo sabía que pensaba que yo no me fijaba en él. Todo seguía así hasta que una tarde, cerca de la hora de salida y cuando ya faltaba sólo una semana para que terminara mi trabajo, vino directamente a hablarme mientras yo estaba escribiendo. ¿Te puedo dar algo? Le pregunté qué era. Me mostró un papel con un número de teléfono. Es el número de mi casa… me gustaría que me llamaras, pero no creo que lo hagas ¿cierto? Sonreí y le dije "tal vez sí". Se puso muy contento y se fue. El día que ya no tenía que ir a la oficina, lo llamé en la tarde. Le dije que si yo pudiera salir con él… ese día… ¿estaría libre? Aceptó de inmediato, muy sorprendido por la llamada y por la invitación. Fuimos a cenar y luego le pedí que me llevara a la casa de una amiga que había salido de vacaciones (yo iba a ver la casa que estaba sola). Llegamos, nos servimos café y yo puse música. El estaba muy nervioso… yo no me perdía detalles de su comportamiento… Estábamos sentados frente a frente en el living. De repente nos quedamos en silencio.

Yo sonreí y muy "casualmente" le pregunté si le gustaría acercarse. Fue una respuesta espontánea y muy efusiva. De un salto estaba junto a mí. Se arrodilló y me dijo que desde el primer momento se imaginaba cómo sería "salir" (hmmm…) conmigo… que le encantaba cómo me vestía, cómo me movía… que se imaginaba "cosas"… que algo le decía que yo era especial… Le tomé las manos y las puse sobre mis piernas. Su exclamación fue muy divertida, repetía que no podía creer que estaba conmigo, así, solos, tan cerca… tan… y nos besamos. No se atrevía a tocarme… aunque se notaba que estaba muy excitado. Le pedí que me bajara el cierre del vestido… me besó la espalda… se cayó el vestido al suelo… y gritó ¿tú quieres estar CONMIGO? ¡Ah! Por supuesto, le dije. Simplemente esperé el mejor momento. Y este es. Miraba mi ropa interior… nunca había visto cosas así… decía… bueno, sí en las películas… ¿y por qué no vamos al dormitorio? El estaba alucinado… abría los ojos, se acercaba a besarme y fuimos a la cama. Cuando ya me quité la ropa dijo que era un tipo con suerte… que había querido comerme desde que me conoció… Yo le pregunté cómo le gustaba el sexo… qué quería, qué le gustaría hacer… él decía que todo lo que yo quisiera… que ya estar así era tan rico… dejé que me tocara entera, puse sus manos sobre las tetas, él masajeaba con hartas ganas, y de repente me monté para tocarlo y sentirlo con mi lengua… él gemía mucho, yo lo soltaba a ratos para que no acabara… "me cuesta mucho, porque no he estado con una mujer en mucho tiempo"… y se le notaba…!! Comencé a chuparle el pico… sólo la lengua… él gritaba feliz… y de repente me metí todo a la boca… entonces ya no se controlaba, se movía desesperado… y cuando ya estaba a punto, me puse a cabalgarlo con fuerza… sus gritos eran muy fuertes… a mí me daba lo mismo que oyeran en toda la cuadra… me confesó que nunca le habían chupado la pichula… que era lo mejor que le había pasado, que me movía tan caliente, que era tan rica, que le gustaba cómo se movían las tetas… que iba a acabar… y así fue, después de unos minutos… Yo estaba muy satisfecha… ese tipo me encantaba, estaba perfecto para mí… ¡¡y yo lo iba a degenerar!! Comprobé con el tiempo que no tenía experiencia con una mujer tan caliente… se había separado y su esposa tenía problemas de todo tipo… era bastante inocente y muy alocado… Salimos durante un año y nos divertimos mucho. Aprendió a hablar sucio, a masturbarse encima mío, a chuparme bien y cada vez que estaba cerca me metía la mano y me buscaba para meterse y moverse muy bien. Fue como domesticar a un animalito (y lo dejé tal como a mí me gustaba…). En el tiempo que salimos, yo estaba estudiando… una de las veces que me fue a buscar unas compañeras me dijeron que yo "parece que me las traía", que "algo debía tener que los tipos me buscaban así" (es que él era muy efusivo conmigo… y eso se notaba). Pero no había ningún secreto… simplemente me gustaba el sexo a toda hora… y él ya lo sabía… Terminé con él porque se puso muy serio, quería que viviéramos juntos (decía que estaba enamorado, etc.) Y yo le contesté que desde un principio no le había mentido. Que él me calentaba, que yo quería disfrutar el sexo… pero que no tenía ninguna intención de vivir con él, ni con ningún otro…

25 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 7

Una vez me impresioné con alguien que era muy delgado. Me gustó apenas lo vi. Era muy lindo, de 34 años, a quien conocí en una cena. Era tímido. Pero aceptó bailar conmigo y luego no paramos de bailar en toda la noche. Cuando ya todos se habían ido, nos fuimos. La primera vez que estuve con él lo miré al desvestirse… casi pierdo el aliento cuando vi su pichula: larga y enorme… inesperadamente más rica de lo que imaginé. Y él la usaba muy bien. Me manoseó bastante antes de acercarla a mí. Luego se la chupé harto (yo estaba feliz con un tremendo pico para mí solita…). Cuando estaba ya demasiado caliente me la enterró. Acabé sólo al tenerlo hasta el fondo. No una, sino varias veces. Sé que apenas podía moverme. Era tan rico tenerlo así. Moviéndose con fuerza, sujetándome las caderas, intentando meter sus dedos por detrás… Hasta que acabamos juntos. Luego de unos minutos, me puso boca abajo y se dedicó sólo a tocarme. Hasta que le rogué que me lamiera. Lo hizo deliciosamente. Y después me metió todo su pico hasta hacerme gritar. Nos movimos sin control. El se quejaba mucho. Eso me encendía más. Yo terminé un par de veces antes de que él lo hiciera. Fue muy bueno. Cuando vi la primera foto, me acordé de él… (en realidad, más bien de la verga tan rica que tenía).

24 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 6

El novio.

Yo tenía un compañero en la oficina a quien siempre lo llamaba un amigo, que había estudiado en la Universidad con él. Como casi siempre yo contestaba el teléfono, nos fuimos conociendo de a poco. Por jugar, le pedí a mi compañero que me siguiera la corriente y que no cambiara nada de lo que yo le decía a su amigo por teléfono. Lo tenía convencido de que yo tenía casi cincuenta años (en ese tiempo tenía 30), que era bastante gordita (y juro que era muy flaca entonces). Muchas veces conversábamos un buen rato, antes de que yo transfiriera la llamada. Así estuvimos por un año, más o menos. Un día mi compañero necesitaba terminar un trabajo para titularse y me pidió que lo ayudara. Iríamos a la oficina de su amigo el día sábado y los tres trabajaríamos en el documento. Cuando mi compañero y yo aparecimos, su amigo casi enmudeció. Nos reímos mucho porque su cara era de completo asombro. Fue tal su impresión que en vez de ayudarle a mi compañero, sólo pude contestar a todas las preguntas que me hacía su amigo, el que me hablaba como si nadie más estuviera con nosotros. Mi compañero me contó el día lunes que nunca lo había visto así. Que le conocía muchas historias, pero él jamás había estado interesado en nadie en particular. Y comenzó a llamarme varias veces durante el día. Ya para el miércoles tenía el número de mi casa y me llamó en la noche. Comenzó a decirme que no podía pensar en otra cosa más que… en tenerme… Que por favor no me ofendiera, pero que tenía que confesarme que necesitaba sentirme, meterse dentro, gozarme entera (¡). Yo, obviamente, no estaba ofendida en lo más mínimo. Y aunque él no tenía nada de atractivo, me parecía un tipo caliente. Y eso sí me interesaba. A todo esto, él llevaba cinco años pololeando y pensaba casarse. Por supuesto, ése no era mi problema… La conversación telefónica pasó de intranquila a desesperada por parte de él. Me propuso vernos el día sábado… para poder tocarnos… Yo acepté. Y él estaba sorprendido y feliz. Llegué el sábado al lugar que acordamos. Entramos al motel. No alcancé a quitarme la cartera cuando ya lo tenía encima, besándome como si hubiera estado en el desierto por años y por fin pudiera tomar agua. Ya no aguanto, me decía. Me tienes loco. Yo estaba absolutamente contenta. Este tipo sí estaba muy caliente. Y me servía. Me miraba de arriba a abajo mientras yo me quitaba la ropa y él me ayudaba. Impaciente, pero a la vez tratando de no perderse detalle. Me besó mientras yo estaba aún de pie. Desde la boca, los pechos, la espalda, entre las piernas… y allí se quedó, mientras yo me apoyaba en la pared, él metía su lengua entre las nalgas y rozaba con sus dedos mi vulva. Acabé una vez, por lo menos, antes de caer sobre la cama, con él agarrándome los muslos y los pechos con una presión que parecía querer marcar dominio y lleno de deseo. Me encantaba. Cuando ya no aguantó más, penetró lento y luego con mucha fuerza. Yo gritaba feliz. Acabamos juntos. Luego de unos minutos, comencé a chuparlo. Ahora el que gritaba más fuerte era él. Lo hice que terminara entre mis pechos. Me dejó toda chorreada. Y me encantó. La tercera vez quiso culiarme. Y lo hizo tan bien con su boca primero y su pichula después. Gozamos harto, porque yo estaba ya muy caliente. La última vez se montó en mí mientras me agarraba las tetas y me repetía incoherencias, diciéndome que ni una puta era más buena para la cama. Que su novia no era así. Que a ella no le gustaba mucho el sexo. Y que teníamos que volver a vernos luego. El no podía creer que yo estuviera tan dispuesta a hacer cualquier cosa. Varias veces me contó que me imaginaba junto con él y otra mujer. Eres tan caliente, que estoy seguro que podrías hacer gozar a una mujer. Y después yo te lo metería. O me pajearía mientras ella te chupa tu zorra. Y yo te rociaría con el semen entre las tetas. O verte gozando y luego enterrarte el pico hasta el fondo, mientras tú chupas a otra mujer. Decía que yo era degenerada. Pero la verdad, no era ni tanto. Supongo que sus experiencias previas habían sido demasiado normales y tradicionales. Porque yo nunca hice nada extraordinario. Y aún así, él se calentaba sólo al escucharme. Desde entonces, nos vimos durante varios meses. Hasta que se casó. Después de tres meses de matrimonio, me estaba llamando. No acepté verlo sino hasta casi dos años más tarde. No había querido interferir y además, estaba yo estaba saliendo con alguien que me gustaba mucho. Los hombres son bastante tontos. Su matrimonio fracasó. Yo se lo había advertido. Ese fue uno de los hombres más calientes que conocí. Y jura que sólo recordar cómo lo complacía lo hace querer pajearse. Hasta me declaró que se había enamorado, pero a mí dejó de interesarme hace años. Y todavía no se convence. Pero yo no me acuesto con nadie sólo por los buenos recuerdos.

23 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 5

TIMIDO

Me lo habían presentado durante una cena con amigos. Parecía un tipo divertido, aunque un poco tímido. Bailamos un rato y me invitó a salir otro día, solos. Salimos un par de veces, pero además de reírnos de buena gana, me parecía que quería estar conmigo, pero no decía nada. No lo vi sino hasta varios meses más tarde, en una fiesta. Apenas entró nos quedamos mirando inmóviles. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no tirarme encima de él. No entiendo cuál fue la diferencia. Pero en ese momento supe que debía sentirlo en mí. Nos saludamos normalmente, pero sólo en apariencia. Cuando ya estábamos bailando me dijo que no aguantaba las ganas de salir de allí… pero conmigo. Nos vamos cuando tú digas. Dejé pasar un rato… pero estaba desesperada. Luego nos fuimos. Quiero tocarte entera. Que sientas mi lengua en todas partes. Saber cómo eres. No sé cómo habló tanto en tan poco rato… Me dijo que no pensaba llegar a su casa (era casado) y que tenía toda la noche para mí.

Llegamos al motel y ya era tarde. Apenas alcancé a entrar cuando ya tenía sus manos bajo mi vestido, apretándome contra su verga que era grande y gruesa. Yo estaba tan caliente como él. No tenía ninguna noción de cómo sería. Sólo sabía que lo deseaba, que necesitaba el calor de su cuerpo en el mío, que me estaba moviendo para sentirlo más cerca de mí, que su boca estaba en el cuello, buscando los pechos, las manos suyas se metían bajo los calzones, que me agarraba como si se le fuera la vida en eso, que me decía que me había estado esperando desde un principio, que el vestido se cayó al suelo y su camisa también, que necesitábamos quitarnos la ropa con urgencia y que avanzábamos hacia la cama sin poder soltarnos. Ahora sí que te voy a chupar, ahora sí que te lo voy a meter hasta que acabes de puro gusto… ahora sí que te voy a tomar completita… Y yo lo escuchaba, como si fuera otro, alguien que no conocía… y que me encantaba. Desordenado y ardiente para mí…

Me recostó y sujetó mis manos mientras con su boca abría la mía con besos largos y mezclábamos las lenguas… yo intentaba moverme y no podía. Ese hombre era demasiado fuerte, imponente cuando estaba vestido… e increíble cuando estaba desnudo. Ahora vas a sentirme, me dijo… y bajó tan suavemente con su lengua que no pude resistirme. Abrió la vulva delicadamente, sus dedos parecían dibujarme lentamente y yo sólo cerré los ojos perdida en el placer que él de verdad me daba. No sé cuánto tiempo permanecí casi inmóvil, hasta que me puso boca abajo para… yo pensé que era para sentir la pichula entera metida allí… pero no, era su lengua…!!! Y ya no supe que dije o que hice… me desarmó completamente… y después de mucho rato… se montó en mí, moviéndose de a poco, muy pendiente de mis reacciones, absolutamente dedicado. Quiero que goces conmigo (¿acaso no se notaba?) Sí ya lo hago… pero quiero que sientas más, para que vuelvas a sentirte así. Creo que acabé un par de veces antes de que él lo hiciera. Y cuando ya terminamos me confesó que creía que no podía complacer a una mujer, que la suya le decía siempre que él no era normal porque siempre estaba pensando en el sexo. Yo lo escuchaba incrédula. Si ese hombre no sabía cómo satisfacer a una mujer entonces yo había estado soñando. El estaba feliz y agradecido. No dormimos nada y él tenía que trabajar al día siguiente. Pero dijo que valía la pena. Que yo era lo mejor que le había pasado en la cama (tan caliente y divertida…!) Nos seguimos viendo durante un buen tiempo. Y creo que aprendió, por lo menos, que no todas las mujeres eran tan estúpidas como la suya. Y que habían mujeres tan sexuales como él.

22 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 4

Estábamos frente a la sede de la organización católica para obreros y campesinos. Ibamos de campamento. A mí no me interesaba en lo más mínimo salir. Mucho menos con gente a la que no conocía y a un lugar que nunca me había gustado: El Quisco. Pero no quedaba más que resignarse. Por si las moscas, me había puesto una blusa con mangas anchas, blanca, tejida en hilo, que mostraba entre el diseño todo lo que hubiera debajo (pero con cuello subido, claro...). Usaba un sostén blanco y unos jeans. Me quedé esperando en la esquina que dieran la señal para salir. No vi a nadie interesante. Llegamos y después de almorzar y ordenar las ropas, fuimos en grupo a la playa. Ahí me fijé que había un tipo que me miraba sin despegarme de su vista. Estaba con su mujer y con una niñita. Me sonreía, casi como a todo el mundo. Pero su mirada no era igual para todos... tenía antojo. Yo usaba un bikini harto tradicional. Pero se metía un poco entre las nalgas... casualmente. Me dediqué a pasearme por la playa. Al poco rato, vi un tipo muy mayor que me hacía señas. Me detuve y miré bien: pasaba su lengua por la boca, leeeeentamente... y hubiera jurado que babeaba... ¡imbécil! Siempre había ejemplares de ésos: esperando lanzarse sobre... ¿sobre qué parte específicamente? Lo tomaba como indicio... pero no me interesaba nada tan fácil.

Esa noche hubo fogata, canciones y chistes en el campamento. El “marido del año” me seguía con la mirada (nada descarado si estaba con su mujercita)... pero absolutamente caliente si se encontraba solo. En un momento, fui sola a la cabaña (como que iba a buscar algo... cualquier cosa). Al salir, me fijé que él estaba en la suya, con la puerta abierta... y me llamó. No me acuerdo qué me preguntó, aparte de mi nombre, pero me miró de arriba a abajo, de lado a lado y se paseó a mi alrededor. Ahora sé que era un afán exhibicionista... quería calentarlo... que supiera lo que tenía... casi al alcance... El respiraba con excitación evidente. Yo deseaba que me tocara... que me besara... que metiera su lengua en mi boca... que acercara mis manos a su pico tieso... por mi culpa. “Mañana, cuando vayamos al centro... podemos encontrarnos en alguna parte”. Dijo con voz ronca... Acordamos el lugar. Y salí... porque suponía que teníamos mucho rato allí y alguien podía encontrarnos. El quiso tomarme de la blusa... pero se encontró con mi trasero... ¡¡aaahhh!!! ¡qué rico lo tienes!... Y me fui.

Al día siguiente, lo vi en el lugar acordado. No teníamos mucho tiempo. Nos escondimos detrás de una casa. Me besó de inmediato. Puso sus manos sobre mis nalgas... masajeando y luego apretando entre mis piernas. Yo jadeaba de puro gusto. Después agarró una, las dos tetas... que nadie más había tocado. Entonces gemí... mientras lo buscaban mis manos... entre su pantalón... estaba caliente, mojado, duro, rico para mí. Me besó de una manera completamente degenerada. Como atrapando todo mi cuerpo con su lengua y con sus labios. Nunca me habían besado así. Quería más, quería tenerlo adentro, moverme con él, agarrarlo entero. Pero había que irse. El muy descarado andaba con su mujer y la había dejado comprando cerca. Hubo una sola ocasión más para sentir cuánto me calentaba sentir un hombre así. Pero fue más breve, en su cabaña. “Cuando vuelva a Santiago te voy a volver a ver”... me dijo, mientras abría el cierre de mi pantalón para tocar... “esta zorrita necesita que la alimenten”... (pero él no sabía cuánto... ni que jamás me habían invadido así...).

Un mes más tarde escuché voces en el departamento, mientras me daba una ducha. Al terminar, reconocí su voz y... la de su mujer... Iba a colocarme el sostén y lo pensé mejor: si pudo venir hasta aquí... veamos qué tan antojado sigue... y sólo me puse el suéter, delgadísimo... que no ocultaba los pezones fríos... erectos.

Salí... como distraída... saludé a ambos, fingiendo sorpresa. Noté de inmediato que su mirada estaba en mis pezones, que sus pupilas se dilataban, que su respiración cambiaba... Para disimular, puse música y hablamos de lo que estaban haciendo en el centro (allí vivía yo) y de cómo estaba el embarazo de ella, que ya se notaba más avanzado. Estuvieron poco rato. Al salir ella con mi hermana, yo me quedé al final con él. Tras de la puerta, mientras ellas conversaban en la escalera, él tomó uno de los pechos y lo apretó con fuerza. Yo sonreí. ¡Pienso en ti todo el día... y toda la noche!... Bueno, yo también lo recordaba. No volví a verlo, aunque me dejó un teléfono. Pero no llamé. El nunca supo que había tenido al alcance... a una chica... virgen... de sólo 15 años... lista para que se lo metiera...

21 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 3

IMPENSABLE

Lo había visto un par de veces, desde lejos. No tenía nada que atrajera la mirada y su actitud era de mucha distancia con todos. No parecía amigable ni simpático. Nunca le había hablado. Un día, me enteré que su esposa había muerto en un accidente. Yo sólo había conversado con ella brevemente en una ocasión. Se notaba que era muy insegura, me preguntó mi opinión sobre algo y traté de animarla. Fui al funeral. Observé al hombre, que se veía más calmado que todo el resto, pero no me acerqué. Ahí me di cuenta. Esperé a que pasaran los días. Creo que fue después de un mes, o algo así. Lo llamé para invitarlo al teatro, a ver una obra conocida. Se sorprendió mucho con mi llamado y me dijo que hacía años que no iba a ver ninguna obra y quiso saber quién me había dicho que le gustaba el teatro. Le dije que nadie, pero que creí que le gustaría. Pero no podía ir ese día. Aunque sí me invitó a su casa, para que fuera al día siguiente, o cuando yo quisiera.

Fui al otro día, en la tarde. Llegué como a las siete. Te había visto antes, me dijo. Hablamos de todo, de libros y de historia, principalmente. Nos reímos harto. Y la hora avanzaba. De repente hablamos de música (eran las tres o cuatro de la mañana). Le pedí que colocara unos temas que me gustaban y que tenía cerca de su equipo. Al segundo tema, me invitó a bailar. “Hace 15 años, por lo menos, que no bailo”. Comenzó a ponerse nervioso. Soy un poco torpe, confesó. Pero no era torpe: sólo estaba excitado. Me besó el cuello, lentamente, con mucha suavidad. Lo abracé y lo besé, casi por casualidad. Siguió besándome, mientras me tomaba con más fuerza de la cintura, mientras intentaba subir sus manos, pero algo lo detenía. Yo fui quien colocó su mano bajo mi blusa. Su exclamación fue instantánea, automática, irrefrenable.

Me miró (estaba buscando mi permiso, supongo). Luego me quitó la blusa y ya no pudo aguantarse. Tomó los pechos en sus manos... presionando y llevando su boca a los pezones... atrapó uno, luego el otro. Después sus manos buscaron apretarme contra su falo grande... duro... insoportablemente tieso. Entonces fui yo quien ya no se contuvo. Comencé a tocarlo sobre el pantalón, a masajear su pichula que buscaba dónde meterse... dónde vaciarse toda. Cayó mi sostén en cualquier parte. Metí mis manos bajo su camisa. Seguíamos besándonos. El murmuraba incoherencias... no, no, nada más, qué rica eres, me gusta tu cuerpo, me gusta tu culito tan parado, pero no puedo... no puedo. Y seguía tocándome, sin orden, buscando la piel bajo la falda... El calor de ambos era insoportable. Tomé su mano y lo llevé al dormitorio. Es que no puedo... Basta. Sé que estás tan caliente como yo, le dije. Es que no entiendes. Sí entiendo. Sí ya lo sé. Hace más de un año que no estoy con una mujer... dijo en un murmullo avergonzado... Lo imaginaba. Y vienes tú... así... no sé cómo sabes... ¿qué eres calientito... que te gusto, que me deseas, que sé que eres en la cama totalmente distinto a lo que pareces?

Me miraba sorprendido, sin comprender... ¿cómo sabes?... si nunca antes hablamos... si es imposible que alguien sepa cómo soy aquí... yo no tengo amigos, no le cuento a nadie sobre mí... Le dije que yo sabría qué hacer... que no aguantaba las ganas de sentir su pico adentro... moviéndose conmigo... y eso lo desesperó... la forma de hablar de ambos había cambiado... las palabras eran otras... sólo estábamos como animales en celo... porque, claro, yo también tenía un período de soledad tan grande que ya no pensaba en otra cosa... Está bien, está bien... y se quitó toda la ropa en un minuto, lanzándose sobre mí para ayudarme a sacarme el resto de la mía... me tiró en la cama... ya estábamos nublados y ahogados de tanto deseo... me lamió entera... pasó sus dedos a la entrada de... tienes una zorra muy rica... luego me dio vuelta, acarició el culo que tanto le había gustado... me estoy aguantando para ti... quiero chuparte toda... sí, sí, yo también quería todo... por todas partes... luego lo detuve y metí toda su pichula (apenas cabía) en la boca... gritaba feliz, ya sin preocuparse de nada, subí y bajé hasta que ya noté que ambos no podíamos soportar más... y luego le pedí que me lo enterrara... y la que gritó fui yo... ¡era un pico tremendo... que me llenaba toda!... acabé no sé cuántas veces... esto te gusta... esto te calienta más que nada... que te lo metan y te lo metan... así con fuerza... así de grande... así de rico... eres más rica que una puta... y más caliente... tienes una cara de... degenerada... y tú también... te ves igual... ¿cómo sabías que yo era así?... es algo difícil de explicar... y más difícil de entender... y quiero más... pero quiero montarte yo... sí, sí, ahora tú... y cuando me subí... y cuando lo agarré para metérmelo, ambos gozamos todavía más... esta eres tú... aquí gozas mirándome cómo me tienes de caliente... te gusta dominar... eres... mala... mala... y ya no pudimos... ambos gritamos... felices... extenuados... mi pelo goteaba... estaba mojada completamente... y fue perfecto... perfecto...

Claro que con tantos gritos el vecino salió al patio... se asomó sobre la muralla, para ver si algo malo pasaba... nos reímos juntos... todo lo que había pasado había sido muy bueno... Ya eran las siete y media... del día siguiente.

20 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 2

Primer Antojo Serio

Fiesta de curso. Estaba bailando con el pololo de entonces... un pelirrojo con pecas, típico alumno del Instituto Nacional, de segundo medio... el curso con el que organizábamos fiestas en conjunto. El me gustaba mucho y varias veces había intentado algún acercamiento más íntimo, pero yo evitaba estar en condiciones ideales como para que sus avances fueran más intensos. No es que no quisiera ya sentir un manoseo sin orden por todo el cuerpo, ni saber lo que era meterme todo un falo hasta el fondo... pero tenía pánico a embarazarme y él no me parecía que supiera cómo protegerse. Mi proyecto era no casarme... y mucho menos tener hijos. Pero los pololos y pretendientes se trastornaban desde el principio. Creo que algo tenía que ver con que yo estaba siempre alegre... bailando hasta que me daba hipo en las fiestas y sin ninguna inhibición...

Cuando no estaba pololeando, me buscaban para bailar... ojalá para apretarse en alguna canción lenta... Pero yo sabía que todas mis compañeras estaban mirando... así que fingía que no me interesaba ninguno, excepto claro, que se tratara de mi pololo. Si era así, no nos soltábamos... nos besábamos, pero no tan descaradamente... aunque sí me gustaba sentir cómo jadeaban cuando los tocaba como por casualidad... o cuando daba algún giro “inocente”... y luego los abrazaba...

Esa noche estaba con mi pololo. Era muy atractivo, muy cordial con todos... pero vivía lejos... y tenía que irse. Yo quise quedarme. Estábamos en la casa de un amigo y no faltaría quien me acompañara. Sabía que un muy buen amigo del dueño de casa me había estado mirando toda la noche. Yo sólo lo había saludado al llegar. Pero sentía que teníamos algo pendiente. Me invitó a bailar, al verme sola. Me abrazó un poco temblorosamente, un poco alterado... un poco caliente... Yo sonreí... lo abracé despacio... apenas nos movíamos. Sentía el roce de su pene grande y rico... Nos mirábamos de vez en cuando... de repente nos besamos. Ya no me importaba que todos pensaran que estaba engañando a mi pololo. Este tipo era mayor. El sí se mostraba hambriento. Y su hambre me excitaba. Me fue a dejar al terminar la fiesta. El departamento donde vivíamos estaba cerca. Nos quedamos en la escalera por una hora, al menos. Lo besé ya descaradamente. Su boca se abría para comerse todo... pero estaba vestida... lamentablemente. En algún momento comenzó a tocar mis pechos. Yo era virgen. Creo que él no estaba seguro... pero las ganas que tenía de sentir a un hombre eran tremendas.

Me costaba tanto pensar en otra cosa. No tenía nada para leer que me gustara sobre el tema. Así que me dedicaba a soñar despierta todas las noches... me imaginaba que vendría algún hombre y me tomaría de a poco... besándome hasta que me doliera la boca... hasta que la lengua se cansara de tanto hurgar en la boca ajena... y luego metería sus manos buscando el par de tetas (que sobresalían aunque no hiciera ningún esfuerzo)... moviéndolas en círculos... (¿por qué suponía que los círculos debían ser eróticos?) y claro, finalmente metería sus manos entre mis piernas... deslizando sus dedos sobre la vulva... que siempre palpitaba sin control... cada vez que sentía a un hombre que me gustara cerca... yo no hablaba... pero algo había en el aire... siempre recibían el mensaje... de algún modo... y tarde o temprano se acercaban... y salíamos o bailábamos, si era en una fiesta... y me buscaban... ¡y yo sufría pensando que quería saber si chupar a un hombre sería tan rico como imaginaba.!... si frotarse con él sin limitaciones me llevaría a galopar alocadamente hasta que lanzara todo su semen dentro... o encima... especialmente encima... imaginaba que debía ser un líquido caliente como estaba siempre la temperatura entre mis piernas... no podía tocarme... lo que necesitaba era un pico de verdad para jugar... y jugar... y jugar...

El amigo de mi amigo... seguía besándome mientras me decía lo rica que era... que mis “tetitas” eran invitadoras... que tenía un cuerpo muy atractivo... que le gustaba como besaba... etc. ...yo lo toqué, en algún minuto, bajo su ombligo... luego bajé hasta el cierre de su pantalón.... estábamos mareados de calientes... pero me acordé que no quería embarazarme... que era virgen... que estaba en la escalera... que tenía que llegar luego para que no me retaran (yo salía sólo una vez al mes... cuando había fiesta de curso)... y él me contó que se iba en dos días más de viaje... estaba postulando a la Fuerza Aérea.... Que le parecía una desgracia haberme conocido justo ahora... y que no volvía en mucho tiempo... que además yo era tan dulce... y tan pequeña... (tenía 15 años!)... pero que cualquier hombre iba a estar feliz de tenerme... y entonces me preguntó... ¿eres virgen? Claro... le contesté... ¡y yo estuve a punto de...! pero no terminó la frase... me besó ya con dulzura... me acarició mientras nos calmábamos... y no supe de él sino hasta dos años más tarde... cuando vino a verme con nuestro amigo común... se veía espectacular... bronceado y más hombre... pero yo estaba pololeando ya más en serio... y él estaba de paso por Santiago...

Años más tarde... yo estaba esperando a mi tercera hija... iba por el centro y me encontré con mi amigo... fuimos a tomar un jugo... conversamos harto y nos reímos de los recuerdos... y de repente me mencionó a su amigo... ¿sabes que hace tres días lo vi? ¿y adivina qué me preguntó? Quería saber si alguna vez volví a verte... me dijo que no sabía bien por qué... pero nunca se había olvidado de ti... que siempre le habías gustado...

Curioso... yo tampoco me olvidé de él... (aunque sí de su nombre)... Hubiera sido rico... estoy segura... gozarlo y hacerlo gozar...

¡Ah! Lo olvidaba... al lunes siguiente de la fiesta, vino mi pololo... con cara de furioso... a terminar oficialmente conmigo... No negué nada... (todo el mundo me había visto)... me encogí de hombros... le dije que tenía razón... que mejor termináramos... Siguió apareciéndose por el liceo durante mucho tiempo... se reía fuerte para llamar mi atención, supongo... a veces se quedaba en una esquina, frente al balcón en donde estaba mi sala... toda la mañana... Nunca más me interesó verlo.

18 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 1

Cuando tenía unos 10 años, más o menos, descubrí que había algo de mí que provocaba ciertas reacciones en los hombres... me estaba comenzando a parecer más a lo que sería... Luego, a los trece...ya lucía lo suficientemente "deseable" como para no pasar inadvertida... Me limitaba, como siempre a lucir aparentemente distraída, aparentemente concentrada en cualquier cosa, pero al mismo tiempo... no me gustaba usar sostén... (la libertad ante todo)... usaba vestidos largos, pero se ajustaban... casualmente! Y los hombres se atoraban al ver que los pechos parecían casi al alcance de sus manos... y que el trasero estaba ideal... para meterse... ¿Yo? ¡moría de ganas por restregarme contra alguno que tuviera algo bien tieso que ofrecerme... algo calientito que meterme una y otra... y otra vez... hasta que me aburriera... (¿es eso posible?)

Te voy a contar una historia breve: iba una chica (porque grande no soy...) a comprar a la panadería... usaba un vestido largo, ancho, pero por algún motivo, se marcaba mucho su... parte posterior (eso siempre ha sido así... creo...)... En fin, había mucha gente esperando ser atendida frente al mesón... esta chica se apoyó, como el resto de la gente, para que la atendieran... De improviso, siente el inconfundible calor de ALGO duro que se aprieta contra ella... casi, como por casualidad, pero con fuerza... La chica siente un mareo, entrecierra los ojos por algún momento, y NO SE MUEVE, esperando que se mantenga la presión, que ojalá penetre... que ojalá la moje entera y se lo metan hasta el fondo!... Todo sucedió en cuestión de minutos... nadie lo notó (había demasiada gente...) pero ella sintió que se mojaba sin poder contenerse...! Al salir, finalmente, sabía que ella había causado el goce de alguien tan calientito como ella misma... La chica tenía... 14 años... y era la primera vez que hubiera dado cualquier cosa por estar a solas con ALGUIEN... a quien jamás conoció...

A mis lectores y seguidores del blog:

Con el ultimo post “Un cuento de Elsa”, he completado mis escritos a dos manos con Raúl.

Ahora iniciare la publicación de una serie de notas biográficas reales de amigas y amigos, reales o virtuales que he ido coleccionando. Doy fe de que estas memorias son reales porque fueron escritas y compartidas en la intimidad de amistades abiertas y sinceras.

Por supuesto he cambiado los nombres y lugares para mantener los necesarios anonimatos. Y aclaro que ellas y ellos sabían que yo algún día editaría y publicaría sus relatos personales, como parte de mi afición literaria.

16 sept 2010

UN CUENTO DE ELSA

Te voy a contar un cuento se llama:

LOS INQUILINOS

Erase una vez una mujer alta, blanca, que al decir de su amor tenía unas bellas piernas, bueno esta mujer antes de conocer a este maravillos hombre era un poquitín insulsa, no sabía nada de nada y eso que se suponía debía tener experiencia por su situación civil y por su edad, no usamos la madurez porque esa si que no la tenía. Bueno un buen día le llegaron seis inquilinos en principio fueron molestosos, no dejaban dormir, tenían todo su entorno convertido en un chiquero, al decir de la dueña de casa eran una plaga. Claro que esta mujer

de bellas piernas aún no sabía que los inquilinos tenían su gracia y lo descubrió involuntariamente en esos días en que su gran amor estaba por los extremos del país y ella encontrándose desnuda, sobre la cama y de espaldas indefensa estas plagas dos se subieron sobre ella y la languetearon hasta cansarse la sensación de esa lenguitas pequeñitas y sus garritas fue un afrodisíaco para ella, las plagas dejaron de serlo y cuando estaba preparando otro encuentro de plagas se las llevaron. Grande desilusión pero entonces estas piernas largas decidieron buscar un reemplazante y lo más cercano y que no causa problema alguno la inquilina más grande.

Además ese mismo día su prícipe azul le envió otro cuento que se relacionaba con las lenguas, lenguetazos y mermeladazos. Estas piernas dijeron manos a la obra, cansada después de haber movido cuanto mueble encontró y lavó cuanta alfombra encontró se dijo ahora a descansar y que mejor que un buen baño de tina, se bañó, se fue al dormitorio y como estaba cansada y no se iba a hacer comida tomó dos yogurt y fuese a la cama, desnuda se tiró encima para esperar secarse miró a este inquilino mirándola con cara de hambre y golosa e inmediatamente se le ocurrió, se puso horizontal en la cama con las piernas en angulo recto al piso sacó yogurt de la cajita y se lo pasó por entremedio de sus piernas sí ahí en ese lugar que estaba tibio se abrió un poquito los labios y se paso el dedo la inquilina se acercó temerosa, langueteo intermitente y con susto y como vió que su ama le ponía un poco más de esa cosa que el gustaba se acercó más y más cada vez por un poco más y cada vez se le ponía menos para que fuera más intenso el langueteo y se profundizara más ya que ella buscaba más hacia adentro se tomo poco a poco langueteo tras langueteo un yogurt entero a su ama le encantó que su inquilina se consumiera el yogurt ya que ella también se consumió en el deseo. Después de todo ese langueteo que sólo abrió el apetito la bella de piernas largas tuvo que masturbarse para quedar tranquila. Este cuento se acabó pasó por un zapatito roto y próximamente le contaré otro.

15 sept 2010

EL SUEÑO DE RAUL

Elsa, ayer fue un domingo esplendoroso, como vivir un sueño!! Y te cuento entonces como un secreto, ese sueño de ayer en la mañana, es muy pero muy erótico…, te lo adjunto para que veas lo maravilloso que fue… Besitos de tu Raúl

Yo llegaba al departamento de una mujer muy atractiva, de piel blanca y largas piernas, ella me estaba esperando con una bata rosada y sin nada debajo, nos abrazábamos y nos besábamos, y yo recorría con mis manos su cuerpo desnudo bajo la bata, tocaba sus senos y sus caderas…, y un poquito su sexo, y yo sentía mi miembro reaccionando a esa excitación…, por ahí ella fue a prepara café y yo me fui al dormitorio y me desnude completamente, bueno en el sueño yo quedaba con mis calcetas puestas, ella llegaba con el café y me traía un libro de… Borges!! (así son los sueños!) y se sacaba la bata…, y traía puesto un babydoll negro, transparente muy sensual, mas bien muy calentón!!, sus piernas se veían mas largas y excitante aun, y sus pezones se veían ricos bajo la tela negra y transparente…, después de tomarnos el café y conversar un corto rato, comenzamos a besarnos, a acariciarnos mutuamente, a masturbarnos el uno al otro…, era muy rico, ya estábamos los dos muy calientes y desesperados…, bueno ya a partir de este momento mi memoria tiene una rica confusión, hay una mezcla de placer, excitación, locuras, fantasías que se cumplen…, recuerdo que hacíamos el amor, ella cabalgando sobre mi, sentía mi chuto erecto en su chorita mojada y caliente, sus besos succionantes, mi boca besando, chupando, mordiendo sus pezones ricos, mis manos recorriendo sus caderas y senos, así hasta que acabamos…, juntos y al máximo!

Después, en el sueño, conversábamos y fumábamos un cigarrillo, por ahí escuche en la radio esta frase. “Imagina que esta bien equivocarse”, escuchábamos el tema de la película “Doña Flor y sus Dos Maridos”, y unos boleros románticos…, por ahí comenzamos de nuevo a besarnos y acariciarnos…, pronto ya estábamos calientes otra vez!!, yo la masturbaba con mi mano y mis dedos en su clítoris, ella me masturbaba suavemente con su manito en mi pichula, por ahí ella comenzó a tocarme pervertidamente en mi hoyito, eso me gusto mucho y me excito mas aun, ella se dio cuenta y me penetro, si! me penetro con su dedito en mi hoyito lubricándose con el néctar de su chorita… era muy rico sentir esa penetración, mi chuto se ponía duro al sentirme violado tan rico…, luego ella comenzó a chuparme la verga y a la vez penetrarme con su dedito…, yo estaba desesperado de placer, era una doble sensación muy rica, me entregue al goce de una manera casi animal!!, entonces le pedí (en los sueños uno hace lo que desea), que me mostrara como había hecho que la perrita la masturbara…, y ella me mostró como, uy!!, fue algo muuuuy excitante… verla recostada atravesada en la cama con sus pies en el suelo, las ricas piernas abiertas mostrando su chorita mojada y ardiente y la perrita olorosándole el sexo…., yo me masturbaba rico viendo esa escena tan erótica, imaginándola solita con su perrita y sintiendo como le lamía la chorita y acabando rico…, yo estaba muy caliente, todo lo caliente que se puede estar cuando uno cumple un fantasía erótica tan caliente…!!, bueno entonces, siempre en el sueño, yo le pedía que trajera mi bolso del living…, y después que se acostara con los ojos cerrados, entonces saque un vibrador con una rica forma de chuto, grande y duro, y se lo puse en las manos…, ella lo reconoció de inmediato, y lo hice funcionar vibrando, ella se lo comenzó a pasar por su chorita, gozándolo, un poco temerosa al principio pero después tomándole el gustito.., yo me masturbaba rico mirándola, le pedía que se lo metiera y ella me decía que prefería el mío, pero yo le decía que era solo un juguete, que lo disfrutara, y así ella se lo fue introduciendo suavemente, yo no daba mas de goce haciéndome la pajita muy rico, entonces comencé a masturbarla en el clítoris con mis dedos mientras ella tenia metido hasta la mitad el consolador que vibraba dándole un placer especial…, ya estábamos muy calientes los dos y terminamos acabando muy rico, ella con el grueso y vibrante miembro en su chorita y yo pajeándome desesperado mientras la miraba…, mi semen ardiente como una lava se escurrió por sus piernas mientras ella llegaba al orgasmo…

Después de un rato nos tranquilizamos y nos tomamos un café y fumamos muy relajados un cigarrillo…, en el sueño yo me iba de vuelta a mi bosque…, y ahí desperté, estaba en mi bosque mirando los pajaritos y con una rica sensación de cansancio… y muy relajado…

13 sept 2010

CARTA DE RAUL

Escribo estas líneas desde lo más profundo y oculto de mi jardín, luego las transcribiré sin revisar, corregir, ni cambiar. Las escribo para describirte las intensas sensaciones que en estos momentos me abruman, gratamente por cierto, y que disfruto con una sensualidad ilimitada.

Son como las cuatro de la tarde y estoy solo, muy acalorado, por dentro y por fuera. Por fuera estoy húmedo, sudoroso, aunque este a la sombra. Por dentro estoy caliente porque hace como cuatro días que no pasa nada, ni siquiera me he hecho la paja.

Pero ahora no doy mas y hace rato que me estoy tocando y acariciando el miembro, así que este se pone tieso y después se baja, lo tuve un rato al sol, sintiendo el calor en todos los genitales, es una sensación muy rica, le echaba para atrás la piel que cubre el glande y sentía el ardiente sol en la cabeza que es muy sensible, imaginate…

Estuve un rato masturbándome suavemente con dos dedos, el pulgar y el índice, hasta que se puso duro. Y ahora excitado me comencé a acordar de ti, de tus grandes tetas blancas y suaves, con sus pequeños pezones oscuros, erectos, que me gusta (y a ti también) mordisquear y chupetear. Me imagino tu zorrita húmeda, mojada, abierta y ofreciéndose a mi lengua.

Después de conversar contigo mi mente quedo con el eco de tu voz, tu risa, tus palabras, e imaginando tu cuerpo y el momento en que viste la imagen que te envié. Esos pensamientos han ido creciendo e intensificándose, lentamente me fui sintiendo mas y mas caliente, mi verga se erectaba y de vez en cuando la acariciaba con mi mano por sobre la ropa. Esto fue a la vez calentándome en un in crecendo muy rico y sensual. Un par de veces saque el pene tieso y erguido y lo masturbe un poco, sin llegar a acabar, solo un poco, para sentir la sensación de penetrar. Mi imaginación, tan caliente como mi cuerpo elucubraba situaciones y creaba imágenes ardientes, sin frenos, sin censuras, libre a sus propias ansias. Cuando me masturbaba sentí (y pensé) que te estaba penetrando, sentí mi pichula entrando suavemente en tu apretada chorita, esto casi me llevo a eyacular, pero lo evite para seguir sintiendo estos deseos tan vividos y ricos. En ese momento decidí escribir estos apuntes. Me excita aun mas el saber que los leerás y te excitaran, y tu mano ira a buscar, después, en la soledad de tu dormitorio, en la plena noche ese húmedo y tierno y caliente rincón de tu cuerpo donde esta acechando el goce solitario. Acabo de ir a buscar un cigarrillo y no pude evitar sacar mi pico parado y dejarlo sentir el calor del sol en su glande enrojecido, tenso y brillante. Es una sensación muy estimulante y rica. Estoy tan caliente que hasta he pensado en entrar a alguna de las tipas que a veces se para a la sombra de los árboles de afuera a consumir drogas. Aquí en la calle, frente al bosque. Son unas prostitutas, jóvenes y ordinarias, que trabajan en las tardes en la carretera, ahí esperan los clientes en auto y por unos pocos pesos les hacen sexo oral. Si, lo pienso, entrar a una y que me lo chupe hasta hacerme acabar. (No debería escribir esto, pero es lo que siento, se que me entenderás). Pero me da miedo, las enfermedades, su suciedad, el que después vuelvan, todo eso. Se que no lo haré, pero lo imagino. Es que ayer cuando llegue después del almuerzo, había una con dos tipos, aquí afuera, estaban tomando cerveza y drogándose. Era una gorda muy ordinaria que se había sacado la blusa y estaba solo con unos sostenes negros. Tenía unas enormes tetas. Creo que eso me calentó y me llevo a pensar en entrarla al bosque. Me siento tan excitado, caliente, como un adolescente, y reconozco que me gusta mucho sentirme así. Debe ser también estos días de abstinencia, a pesar que ayer me masturbe mirando porno en Internet, mirando hombres vestidos con ropa de mujer y esa rubia maciza pajeándose. Me excita mucho ver pichulas grandes, paradas, eyaculando, y si ellos están con medias o cuadros de mujer me excita más aun. Había selecionado dos fotos de un hombre con sus vellos afeitados y su pico parado, pero después no me decidí a enviártelas. Es que temo que pienses que tengo instintos homo, y no es así, es solo la sensación de algo escondido, de lo que no puede ser. No siento deseos de que esos picos me penetren, solo siento que me gustaría verlos, tocarlos, incluso sentirlos rozando mi cuerpo. (Se que me entiendes). En mi calentura pienso que cosas me gustaría hacer, que novedades me gustaría experimentar, y ni hay algo especial. Soy voyerista, creo que me gustaría ver, ver a una pareja, verte a ti y a otra mujer por ejemplo, que estemos con un homo los tres, escuchar o ver oculto, como describo en mis fantasías. Creo que lo que más me gusta es conocer de los deseos y fantasías de otros, si, eso me excita, como cuando leo tus ardientes memorias... Vuelvo al bosque después de almuerzo. El día se ha abochornado, hay una brisa otoñal y nubes difusas definen un cielo azul grisáceo. Igual hay un calor denso y pegajoso que envuelve en un ámbito de leve sudor. Para excitarme y seguir en el juego solitario de la mañana, te imagino allí, a mi lado en el departamento, yo desnudo y erguido el pico, puedo ver tus senos, grandes y lascivos, con sus pezones erguidos, (mi miembro de inmediato inicia su latente ceremonia), puedo sentir tu boca, tu lengua, recorriendo mi miembro, engulléndolo, succionando, mi imaginación lleva mis dedos a esa mariposa escondida entre tus piernas, allí juegan a excitarte, a humedecerte en tus propios jugos sexuales. Muy suavemente voy recorriendo con las yemas de mis dedos tu clítoris anhelante, esos otros labios verticales, esos sedosos vellos que intentan cubrir la mariposa. Ya estoy de nuevo caliente.... Camino por la espesura del bosque como un tigre ávido de sangre caliente y a la vez acosado por esa misma hambre. Lo único que deseo es enredar mi lengua en tus pezones, apretarlos con mis labios hasta escuchar tus gemidos de hembra rendida.

Raúl.