7 mar 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XXIII

Capítulo XXIII Falda

Después de esa vez, Alfonso ya no me decía nada cuando me veía usando la ropa de mi hermana, nunca fui demasiado obvio pues a ella le molestaba aunque lo aceptaba a regañadientes, me decía como siempre que no le gustaba y yo, también como siempre le decía que a nadie dañaba, era una especie de estire y afloje que en realidad era un tipo de aceptación velada por parte de ella, creo que era asi.

Pasaron unos meses. A veces cuando me vestía me ponía brasier para moldear mi figura pues ya no me sentía bien con el pecho plano, pero nunca en los días que iba el novo de mi hermana. En ocasiones le ponía mucho relleno, y se me veía el busto como el de mi hermana que estaba a punto de cumplir los 17 años pero otras veces me gustaba que se me viera mas pequeño, como el de Marla el cual de vez en vez tenía la oportunidad de acariciarle en aquel escalón del edificio a la vuelta de la escuela en el que nos sentábamos a platicar.

Me gustaba mucho como se me veía el busto cuando trataba de semejarlo al del tamaño del de Marla, me hacía sentir que pudiera ser ella y ese era un pensamiento que me gustaba experimentar pues me hacía sentir de manera muy especial, como si realmente pudiera llegar a sentir lo que sentía Marla cuando yo le acariciaba su busto que apenas se le estaba manifestando.

Mi hermana y Alfonso seguían llegando a la casa mas de una hora después de la hora que yo llegaba, el algunas veces el se quedaba a comer pero entonces compraba algo para la comida y si no comíamos de lo que mamá preparaba.

Alfonso llegaba a la casa y yo me arreglaba, nunca con vestidos o faldas pues me lo había prohibido de manera específica mi hermana, pero sentía una especial satisfacción de vestirme con blusitas que sin que resaltaran el busto yo fantaseaba que sería el apropiado de imaginar que fuera de “niña a mujer” era una sensación muy especial, pues aparte asi lo era, quiero decir que nunca nadie lo había tocado y eso me hacía sentir realmente niña convirtiéndose en mujer. Me imaginaba que se vería pequeño, pero creciendo como promesa de que un día iba a llegar a tener el tamaño natural, esto, eran fantasías pues no usaba ningún tipo de sostén y menos de relleno, pero lo imaginaba..

Llegó el momento que me sentí mal de estar usando siempre la misma y le pedí a mi hermana que si me daba otra poquita al fin que a ella le habían regalado algunas cosas en navidad y podía deshacerse de algo de lo que ya no se pusiera.

Ella me dijo que le gustaba todo lo que tenía y que por eso no me quería dar nada mas y además ya no quería que usara esa ropa, pero le decía que me diera aunque fuera algunas cosas para que pudiera cambiar lo que me ponía al llegar a casa cuando llegaba ella con Alfonso, además de ropa interior, especialmente un par de brasieres pues los que me había dado antes se estaban desgatando.

Me repetía que no quería darme nada mas pues ya no quería que me pusiera cosas de niña, yo le insistía y ella decía que no. Yo ya no tenía ese temor de y tener que esconder que me gustaba ponerme sus cosas o inventar pretextos para hacerlo, yo le decía abiertamente que me diera algunas de sus cosas y ella también abiertamente me decía que no.

Finalmente, me dio algunas blusas y pantalones, me dio mas panties y unas pantimedias. Entre la ropa que me dio había una falda tableada a cuadros grises y rojos, como escocesa tipo escolar que hacía tiempo que no se ponía, le pregunté si un día me la podía poner cuando ella llegara con Alfonso, pero me dijo que no me atreviera.

Le dije que me diera oportunidad de ponerme falda tan solo una sola vez a lo que solo replicó diciendo, nunca.

Le insistí diciéndole:

- Mira, Alfonso ya sabe que a veces me gusta usar ropa de niña, entonces que tiene de malo que me vea usando una falda, no tiene nada de malo.

- No quiero que te vea las piernas, me parece que no esta bien Además no esta bien que uses ya ningún tipo de ropa de mujer, ya pasó mucho tiempo de cuando dijiste que la ibas a dejar de usar.

- Pero si no le hago daño a nadie, ándale, no voy a usar la minifalda, me pondría la falda tableada que me llegue a la rodilla, o la guinda que no esta muy ajustada.

- No, no estoy de acuerdo, no quiero que Alfonso te vea asi.

- ¿Un día?

- No sé, no quiero.

- ¿Un día?, solo di “tal vez” insistí.

- Lo veo difícil, muy difícil.

- Solo di “tal vez”, solo eso.

- Bueno, si eso te hace feliz, esta bien: “tal vez” pero lo dudo

- No, solo di “tal vez”

- Esta bien, tal vez…

No era lo que yo quería pero poco a poco sentía menos resistencia en mi hermana. Con la ropa que me había dado yo había ido ampliando mi guardarropa y ella cada vez era menos restrictiva conmigo.

Claudia ante esta insistencia de mi parte se quedó pensativa unos instantes y volvió a tocar el tema de que si realmente me gustaban las chicas.

- Oye, pero dime una cosa.

- ¿Qué? Dije yo presintiendo la pregunta que venía.

- Te emocionas demasiado usando ropa de mujer, dime la verdad y diciendo asi guardo silencio haciendo una pausa para dar énfasis a su pregunta ¿Estas seguro de que si te gustan las mujeres?

- Si, si me gustan, contesté de manera inmediata para contrarrestar cualquier suspicacia.

- Entonces ¿Por qué te gusta vestirte como chica?

- Las mujeres si me gustan, como a todos los chicos, pero también de una manera especial, me gusta verlas como a Marla, viendo o imaginando lo que sienten cuando alguien las acaricia.

- No entiendo, ¿es por eso que te vistes de niña?

- Si, a veces quisiera saber lo que las mujeres sienten, se me hace que tienen en la vida mas ventajas que los hombres.

- ¿Cómo cuales?

- Bueno, ellas pueden escoger sus cosas con mas detalles. Se pueden poner adornos como aretes y collares o pulseras y anillos para verse mejor. Se pueden maquillar y gustarles a los chicos.

- ¿Te gustaría maquillarte?

- Si, un día, pero entiéndeme, no es que me gusten los chicos, pero en el momento que me visto como niña me gusta mucho imaginarme que les puedo gustar yo a ellos y eso me hace sentir especial, pero a mi ellos no me gustan. Antes no me atraía el maquillarme, creo que no tenía edad, pero ahora me gustaría ver como me veo. Me gustaría sentir lo que una chica siente cuando sabe que es atractiva para los chicos y que sabe que cuando lo desee puede tener de ellos las atenciones que quiera, como que te regalen chocolates o cosas asi..

- ¿O sea que te gustaría que un chico te cortejara?

- Entiéndeme, no es que me guste un chico o ninguno, pero si, me gustaría sentir lo que siente una chica cuando le regalan flores o le dan tarjetas. Incluso, a veces, me imagino como sienten cuando las acarician y las hacen sentir especiales.

- Te gustaría entonces que un chico te acariciara pero ¿Cómo?

- A veces me imagino que alguien pudiera hacerme sentir lo que es ser acariciada en el busto, es todo, es un pensamiento que tengo desde que yo se lo hago a Marla y veo casi con envidia como lo disfruta. También me acuerdo a veces como estabas aquella vez con Alfonso, se veía que lo disfrutabas mucho. Creo que eso que sienten tu y Marla es algo normal.

- Si, es normal pero solo si eres mujer.

- Por eso me lo imagino solo cuando uso ropa de niña. Me imagino ser mujer por un instante y que me pudieran acariciar el busto y sentir lo que una mujer siente cuando recibe ese tipo de caricia.

- Si, pero para sentirlo tendría que acariciártelo un hombre, ¿eso quiere decir que te gustaría que te lo acariciara un hombre?

- No, solo deseo sentir lo que se siente que te acaricien el busto. No me imagino que sea un hombre o no, solo cerrar los ojos y sentir que tengo busto y que puede ser acariciado, me muero de ganas de sentirlo, es por eso que empecé a usar tus brasieres, la tela, al roce con mi piel me hace imaginar que asi se pueda sentir cuando te acarician.

- Pues dirás lo que quieras pero eso de querer que te acaricien el busto que además ni tienes no es algo que un hombre quisiera.

- Por eso te digo que como hombre no lo siento ni lo deseo ni lo espero, es por eso que me gusta a veces vestirme de mujer porque al hacerlo me lo puedo imaginar.

- Es lo mismo, no me gusta que pienses de esa manera, no está bien. Deveras espero que finalmente Marla te haga sentir lo suficiente para que pienses mas en ella y menos en estas cosas que ahora piensas.

- Pienso en ella pero asi como te digo, hay veces que pienso que pudiera estar por un momento en su lugar.

- Yo mas bien creo que estas confundido, que no sabes bien que es lo que quieres.

Me parece que mi hermana tenía razón, quizá estaba confundido, pero a esa edad sabía que me gustaba a veces pensar que realmente podría haber sido una chica.

Yo volví al tema

- Bueno, ¿entonces?

- Entonces ¿Qué?

- ¿Si puedo ponerme una falda un día que venga Alfonso?

- No, ya te dije que no, nunca lo aceptaría, ademas, quiero ver que sigas con Marla, eso te va a quitar la tentación

- Si sigo con ella, ¿si?

- No, ya te dije que no

- ¿Un día?

- No, primero tengo que ver que realmente te gustan las chicas

Esto era una especie de un “si” probable, al menos asi lo entendí. Decidí hacerlo, aunque sabía que mi hermanita se iba a molestar.

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