28 feb 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XVII

Capítulo XVII, Las Fiestas de Fin de Año.

Durante los meses de agosto a diciembre tuve una especie de vida doble, es decir, tuve un acercamiento físico importante con Marla, y por otra parte muchas veces al llegar de la escuela me vestía con ropa de mi hermana, a veces imaginando que yo era Marla y que tenía un novio que me tocaba los senos y que lo rechazaba y después cuando se presentó el acercamiento del último día me imaginé que hubiera podido ser ella.

Las dos cosas me encantaban y por las dos me sentía excitado. Había veces que tenía erecciones recordando los pequeños pero firmes senos de Marla que a la vez eran muy suaves al tacto.

Ahora se acercaba la Navidad, bueno, primero serían las posadas y después las fiestas de Navidad y Año Nuevo, eso me recordaba que yo tenía una promesa con mi hermana, sin embargo, era una promesa que no quería cumplir, pues en realidad, sentía que me gustaba mucho la sensación de vestirme de niña..

En el trabajo, mamá también salió de vacaciones y aunque me gustaba que estuviera en casa esos días no pude usar las panties que me había dado mi hermana. Me sentía un poco mal pues aunque la última sesión con Marla fue fantástica la otra parte de mi pensamiento sentía que no había tenido suficiente oportunidad de vestirme de niña en casa. Esos cinco meses se pasaron volando y yo quería hacer otras cosas. Quería vestirme y maquillarme. Mi hermana ya de 16 años se pintaba una línea tenue en los ojos y se pintaba los párpados y los labios muy discretamente cuando salía al cine o simplemente a pasear con Alfonso los sábados asi que yo quería hacer ese tipo de cosas, sabía que no podía maquillarme y salir, aunque el maquillaje fuera muy ligero, pero deseaba hacerlo aunque fuera en casa pero se acababa el tiempo, pues al finalizar diciembre, con la llegada del año nuevo se suponía que yo dejaría de vestirme de niña y no lo quería pues pensaba en esas cositas que deseaba y no había podido hacer, entre ella, me imaginaba salir un día del departamento vestida de niña, pero no me atrevía a confesárselo a mi hermana.

Llegaron las posadas, hubieron varias en la unidad, casi cada día pues cada edificio organizaba la suya. El día que se hizo la de nuestro edificio estábamos todos abajo, en los estacionamientos en donde se hacia la fiesta, con letanía y piñatas. La fiesta era segura pues estábamos dentro de la unidad y el vigilante tenía instrucciones de no dejar pasar gente extraña.

Ya en la fiesta, hubo un momento que me dio un poco de frío y subí al departamento hasta el cuarto piso por algo para taparme, abrí y entré a mi recamara por una chamarra que tomé y apagué la luz de mi cuarto precisamente cuando escuché que la puerta del departamento se abría.

Eran Claudia y Alfonso, entraron pensando que estaban solos. Yo me quedé en la recamara observándolos desde la semioscuridad.

Comenzaron a besarse casi de inmediato, tal parece que hubieran subido precisamente buscando la oportunidad de estar en privado aunque fuera por unos minutos por lo que pensando que estaban solos se empezaron a acariciar mutuamente. El le tomaba la cara entre sus dos manos y le daba besos pequeños en la boca, en las mejillas, en la frente, en el cuello…

Ella cerraba los ojos y recibía los besos de una manera especial, suspirando y cambiando el ritmo de su respiración haciéndole sentir a el que estaba contenta con lo que el estaba haciendo.

El la estrecho hacia si y le besaba el cuello, movía sus manos por su espalda bajándolas a su cintura y subiéndola por su vientre. Le desabrochó el primer botón de la blusa y le beso en el escote descubierto, ella movió la cabeza hacia atrás complacida con lo que estaba sucediendo como ofreciéndole su cuello, extendiéndolo hacia atrás para dejarles a esos besos camino abierto hacia su busto. Su respiración era entrecortada y se percibía que a los dos, ese momento les estaba produciendo gran placer.

En ese momento el le desabrochó otro botón de la blusa y besó su piel en la parte que la liberación de ese botón había dejado al descubierto. La siguió besando mientras desabrochaba un tercer botón lo que le permitió hacer la blusa hacia un lado y dejar al descubierto el brasier de mi hermanita.

Yo estaba como pasmado, no sabía si decir algo o no, no quería que se dieran cuenta que los había estado mirando, pero por otra parte no quería ver como le estaban haciendo ese tipo de caricias a mi hermana. No hice nada.

El la siguió besando y vi como empezó a acariciarle los senos con una mano mientras con la otra la atraía de la cintura hacia el, estrechándola y pegando totalmente su cuerpo al de ella. Imaginé que le estaba haciendo sentir su virilidad y fue algo que no me gustó

Yo no sabía que pensar, estaba viendo como mi hermana y su novio tenían un acercamiento físico que yo no imaginaba. Continuaron asi por unos minutos y vi como el le tomó la mano a ella y sin que mi hermana opusiera resistencia la dirigió hacia su pene y ella lo tocó y lo empezó a acariciar mientras el regresaba su mano a acariciarle el busto.

Yo no sabía que hacer, pensé que si no hacía nada ellos iban a terminar acostándose. Mi mamá estaba abajo, y nosotros tres arriba, no sabía si subiría o si nos extrañaría. Eran demasiadas emociones para tan poco momento. Ellos continuaron asi por unos minutos, el tocándole los senos de manera directa, besándola en el cuello y ella con su mano sobre el pantalón acariciándole el bulto que por su eminencia yo alcanzaba a ver desde donde estaba, ella lo acariciaba como si fuera cosa normal hacérselo. Los dos respirando de una manera entrecortada. El se separó un momento de ella y se bajó el cierre, se metió la mano al pantalón tratando de sacar su pene.

Me quedé petrificado.

Ella reaccionó y aprovechó ese momento para recuperar la compostura y le dijo que se bajaran, que mamá se iba a preguntar donde estarían.

El le dijo que solo un momento mas manteniendo su mano dentro de su bragueta como esperando la aprobación de ella pero Claudia ya estaba en control. Le dijo que no.

Finalmente el le dijo que le permitiera pasar al baño y que la alcanzaba en un momento.

Mi hermana se abotonó nuevamente la blusa, entró a la recamara y se peinó mientras Alfonso pasaba al baño y se bajó sin esperarlo. Alfonso salió del baño y se bajó también. No se dieron cuenta de que yo había estado todo el tiempo ahí.

La posada siguió y mamá se subió poco después de que se cantó la letanía sin esperar a que se rompieran las piñatas, Alfonso se fue como a las once de la noche y Claudia y yo nos quedamos un rato mas. Ella notó una actitud seca de mi parte.

22 feb 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XVI

Capítulo XVI, Dualidades

Fueron unos meses de dualidad, yo seguía usando ropa interior femenina. Excepto los sábados y domingos que mamá estaba en casa pero por ejemplo, en la escuela seguí llevando las panties que me iba dando mi hermana, pero nadie lo notaba y asi iba todos los días.

Seguía viendo a Marla pero solo a la salida de la escuela, Yo estaba obsesionado en poder tocar su busto, era algo que me ocupaba la mente casi todo el tiempo. Quería verle la cara e imaginar lo que sentía, pero era imposible hacerlo.

Un día poco antes de finalizar el año al salir de la escuela nos sentamos en el escalón del edificio de siempre., hacia frío y nos tapamos los dos con una chamarra que ella llevaba, la pusimos como capa sobre nuestros pechos y nos juntamos para que nos alcanzara a cubrir a los dos. Yo la estaba abrazando y la atraía hacia mi para juntarnos mas, con la otra mano, le tomé su mano y la puse como siempre en su regazo, pasando suavemente el torso de mi mano por su pierna, oyéndola como eso le hacia entrecortar su respiración y al escucharla, también se me entrecortaba la mía.

Hacía mucho frío y aun estrechándole la mano, subí mi mano a la altura de su cintura para calentarnos un poquito con la parte que nos cubría de la chamarra. Entonces, sin pensarlo, por instinto y por deseo, le solté la mano y la empecé a acariciar en el estómago y un poco hacia arriba.

Ella se me quedó viendo sin decir nada. Yo movía la mano cada vez mas hacia arriba y oía como respiraba. Nos acurrucamos cabeza con cabeza. No se veían nuestras manos asi que subí la mano que tenía debajo de la chamarra y con el dedo doblado y de lado toqué la base de una de sus bubis. Inmediatamente supe que era una de las bubis pues el tacto era totalmente diferente. Ella respingó pero no dijo nada. Yo volví a subir la mano nuevamente y volví a tocarle con el torso del dedo la base de su bubi solo que esta vez hice un poco mas de presión en ella.

Marla se acurrucó en mi como para evitar que el movimiento de mi mano se percibiera por debajo de la chamarra. En la tercera ocasión ya no baje la mano, dejé mi dedo tocando la base de su bubi y lo extendí y subí la mano y le toqué todo su seno. Por primera vez le estaba tocando el seno a una niña.

Ella se acercó a mi y me besó. Yo iba a bajar la mano pero ella con su mano me detuvo para que la dejara ahí.

La estuve acariciando y besando por espacio de unos segundos. De repente ella dijo que ya era muy tarde y se levantó. Estaba apenada pues no se despidió.

Llegando a casa le marqué pero su mamá me dijo que le dolía la cabeza y que no podía contestar, seguramente tenía mucha pena. Estoy seguro que hasta antes de ese día nadie le había tocado las bubis

Esa noche pensé y pensé en ella. Por supuesto, estas ideas me llevaron a una serie de fantasías que duraron muchos meses y que fueron combustible infalible de muchas erecciones.

Al día siguiente Marla no quiso verme. Una de sus amigas me dijo que me pedía que no la esperara a la salida pues tenían tarea que hacer. Yo sabía que la situación real era que tenía pena asi que le escribí un mensaje y busque a su amiga para hacérselo llegar. Le escribí que todo estaba bien y que la quería ver. Me mandó por respuesta el mismo mensaje: estaba muy ocupada haciendo una tarea que iban a tener que entregar.

Pasaron dos o tres días. Le llamaba a su casa y no contestaba y la buscaba en la escuela y no me dejaba que me acercara a ella. Llegó el fin de semana y el sábado ella me llamó a la casa. Me dijo que quería hablar conmigo el lunes. Yo pasé un fin de semana muy intranquilo pues no sabía que era lo que ella quería y asi llegó el lunes. A la hora de la salida caminamos hacia el escalón del edificio de siempre, yo me iba a sentar pero ella solo me dijo que quería que supiera que ella no era una chica que se dejara tocar por nadie. Que lo que había pasado había sido algo que no estaba bien. Que si quería que siguiéramos debía olvidarlo.

Le dije que estaba bien. Pero que no tenía nada de malo, entonces ella accedió a sentarse y platicamos, esta vez sin la chamarra que nos cubriera y ella sin dejarme siquiera que le tomara de la mano.

Pasaron varios días y ella seguía igual. Le conté a mi hermana y ella me dijo que cada mujer es diferente pero que además, Marla era muy joven y eso hacía difícil que ella entendiera que por una parte eso era muy placentero pero por otra, que a lo mejor aun estaba muy chica para hacer esas cosas.

Le pregunté a mi hermana que era lo que podía hacer y me aconsejó que le dijera que eso es una cosa natural, que era parte de la vida y que la mayoría de las chicas reciben caricias de sus novios en las bubis como muestra del cariño que les tienen.

Le pregunté:

- Entonces ¿a ti Alfonso te ha tocado el busto?

- Se defendió diciendo, mencioné que a la mayoría de las mujeres, eso quiere decir que no a todas, asi que imagina lo que quieras, son cosas que no te voy a contar.

- Repetí una pregunta que ya le había hecho en una ocasión: ¿si yo fuera tu hermanita me contarías?

- Probablemente si, son cosas que se cuentan a veces entre hermanas, pero como no lo somos…

- Bueno, volví al tema, quizá un día lo llegue a ser y reí.

- No seas cínico, dijo ella riendo también

Marla y yo seguimos usando el escaloncito para platicar a la salida de la escuela. Se acercaba diciembre y con ello iban a llegar las vacaciones. Yo estaba obsesionado por tocarle el busto nuevamente pero temía que si lo hacía se molestaría.

Un día, estando sentados en nuestro escalón le comenté la plática que había tenido con mi hermana y Marla me preguntó si le había contado. Le dije que no, pero que era algo normal en algunas de las parejas, hay veces que lo aceptan los dos y hay veces que uno de ellos no y no pasa nada. Agregué, en nuestro caso, ese día los dos quisimos..

- No, dijo ella, tu moviste la mano y yo no supe reaccionar

- Si, moví la mano pero antes dos veces te había tocado con el torso del dedo y no pasó nada, asi que por eso lo hice. Además fue algo bello, ¿no?

- Si, pero estamos muy chicos para tener ese tipo de relación.

- Pero si no es algo diferente, es algo normal.

- De todos modos no esta bien.

Fue como un volver a empezar, nos sentamos en el escalón y platicábamos. Dos veces traté de poner la chamarra a cubrir nuestros cuerpos y dos veces me rechazó.

Pasaron dos semanas y llegó el último día de clase, antes de que saliéramos de vacaciones. Fuimos al escalón de siempre y nos sentamos. Ella tomó la chamarra y cubrió nuestros cuerpos con ella como si fuera una manta y se acurrucó en mi. Tomó mi mano entre las suyas y la puso sobre sus piernas, y entonces fue ella la que movió mi mano para que le acariciara la pierna y me dijo.

- ¿Sabes? Esto fue lo que provocó lo del otro día

- ¿Qué?, pregunté extrañado de lo que decía.

- Esto, el roce de tu mano en mi pierna, ¿no sientes bonito?

- Si, me gusta mucho, en ese momento le solté la mano y la puse de lleno sobre su pierna, le di un pequeño apretoncito y subí y baje la mano unos centímetros a manera de caricia.

- Eso fue, estaba yo distraída con tu mano y cuando la subiste y me rozaste el busto sentí tan bonito que ya no pude reaccionar.

En ese momento subí la mano de su rodilla a su muslo y ahí la dejé

- ¿Ya ves? Fue igual, por eso no pude reaccionar

- ¿Por qué?

- Porque se siente muy rico y dejas de pensar

Me acerqué y la besé y le pregunté qué estaba pensando.

Ella me dijo que en muchas cosas, que se estaba preguntando si eso que estábamos haciendo estaba bien o no.

- ¿Qué? Le pregunté

- Esto, dijo al momento que hacía un poco de presión con su manos sobre mi mano a manera de evidenciar que le estaba acariciando la pierna.

- Pero si no estamos haciendo nada y la seguía besando

- Si, si estamos haciendo

- ¿Te gusta pensar en esto? Le pregunté mientras muy poco a poco iba subiendo mi mano hacia su busto.

- Si, me contestó, en este momento me gusta no pensar en otra cosa.

Yo la seguía besando y sin mas puse mi mano sobre su busto y la empecé a acariciar.

Ella solo respiraba y me besaba. Dejó mis labios y buscó mi oreja que empezó a besar y a lamer y a meter la lengua, yo mientras la estaba besando en el cuello y acariciando de manera abierta sus senos. Estaba muy excitado, como cualquier chico cuando acaricia a su novia.

No fue mas de unos pocos minutos, esta vez no se paró abruptamente. Dejamos de besarnos poco a poco y ella metió la mano por debajo de la chamarra y tomó mi mano separándola de su busto y la puso sobre mis piernas. Acto seguido levantó la chamarra y se la puso.

- Vamos dijo.

- Espérame un minuto, es que se me durmió la pierna, le mentí. No podía decirle abiertamente que tenía una erección que no podía controlar.

Traté de no pensar en lo que había pasado y distraje mi mente para que pasara la erección. Me levanté lentamente, me acerque a ella y le di un beso de despedida.

- Felices vacaciones me dijo.

- Felices vacaciones, que Santa Clos te traiga lo que quieras.

- No me va a traer nada, comentó con picardía, ¿no ves que para eso hay que ser niños buenos? y nosotros no lo hemos sido mucho que digamos.

Me dio un beso muy rápido y nos despedimos.

Me quedé asombrado de lo que había pasado. No supe si fue por lo que platiqué con ella o si alguna amiga o alguna hermana (tenía dos) le había comentado algo, pero su cambio fue fantástico.

Me quedé con la sensación de sus senos acariciados por mi mano, pero algo muy excitante también era su respiración entrecortada pues era la manera en que yo podía percibir como le gustaba. Me hubiera encantado haber sido ella y ser yo quien recibiera esas caricias, pero no cabía duda que también, como chico que era me había gustado mucho acariciarle el busto a ella.

Era una sensación muy extraña, me gustaba haberle provocado ese placer que manifestaba con sus respiros cerca de mi oído, pero a la vez sentía un poco de envidia de no ser yo quien lo sintiera.

Llegando a casa le marque. Me dijo que me iba a extrañar durante las vacaciones especialmente por ”lo del final”.

Me volvió loco y de solo platicar el tema tuve otra vez una erección que se estuvo repitiendo con el recuerdo durante todas las vacaciones y que fue motivo de muchas eyaculaciones.

19 feb 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XV

Capítulo XV, Guardarropa

Mi hermana estuvo enojada conmigo por muchos días, para tratar de contentarla yo no me puse ya sus cosas los días que iba con Alfonso, ni aunque parecieran unisex. Un día que llegó con el le dije que si quería pasarlo a la sala pues aunque mamá había dicho que no pasara, sería solo un rato pues el casi siempre solo llegaba estaba solo un poco de tiempo con mi hermana platicando en la puerta y se iba.

MI hermana aún molesta comentó que estaba bien, pero que le pediría primero permiso a mi mamá, solo me pidió que yo le asegurara que iba a estar todo el tiempo con ellos para que mamá la dejara.

Así fue, mamá aceptó pero me dijo que me encargaba mucho que no dejara a mi hermana sola.

Yo tenía la intención de respetar el acuerdo que tenía con mi hermana de no ponerme sus cosas los días que fuera Alfonso a la casa pero por otro lado, el recuerdo de lo que platicamos el día que me puse el pantalón verde agua y que el supiera que a veces me vestía de niña me hacía imaginar miles de cosas que me provocaban la sensación de tener mariposas en el estómago, sensación que a su vez me hacía sentir muy rico.

Pensaba que era una lástima no poder hacerlo pues todo se facilitaba para poder arreglarme pues mi hermana y yo para entonces teníamos la misma talla asi que podría escoger entre una gran variedad de ropa. Aún ahora tenemos tallas similares, yo soy unos cuantos centímetros mas alto que ella pero de talla somos prácticamente la misma.

Pasado un tiempo de la vez que Claudia se enojó conmigo, yo seguía con la tentación de ponerme ropa de ella pero para no molestarla cuando ellos llegaban yo procuraba estar arreglado con algo muy discreto, escogiendo ropa de niña pero que pudiera pasar aunque fuera con un poco de trabajo por ropa tipo unisex, aunque los pantalones siempre los usaba muy entallados porque realmente eran de mujer. Mi hermana los usaba con unos blusones para que no se le notara tanto en la cadera pero yo tenía menos pompas asi que los usaba con playeras que me llegaban a la cintura.

Alfonso me veía pero no decía nada. Mi hermana se molestaba cada vez menos, pues yo le decía que los pantalones eran de mezclilla y eran unisex. Ella decía que no me hiciera tonto, que bien sabía yo que no eran unisex y yo le comentaba que lo importante era que ante Alfonso lo parecieran.

Después, poco a poco ya en confianza con Alfonso empecé a usar las playeras no tan unisex, cada vez con mas frecuencia usaba algunas que se veían un poco mas femeninas, todas eran de las que encontraba de mi hermana, Ya no me importaban los colores ni los diseños pues el ya sabía que me gustaba usar ropa de mi hermana y aunque a ella no le gustaba que usara sus cosas, ya con Alfonso no había problema pues el sabía que me gustaba hacerlo y ella cada vez se molestaba menos.

Con los pantalones fue igual, primero solo usaba de mezclilla tipo strech, después al combinarlos con blusas mas femeninas empecé a usar pantalones color pastel también. Los días que Alfonso llevaba a mi hermana solo me ponía pantalones y blusas pues ella seguía con la insistencia que no quería que me viera vestido de niña, aunque en honor a la verdad, la ropa que usaba esos días que el iba, aunque no eran vestidos ni faldas era ropa de mujer pero que yo usaba diciendo que era unisex ya que de acuerdo a lo prometido a mi hermana solo usaba pantalones, nunca faldas o vestidos.

A veces los martes y jueves que el no iba a la casa me vestía completamente de niña, pero entonces si usaba faldas o vestidos solo por unos cuantos minutos procurando ya no estar vestido para cuando mi hermana llegaba de la escuela, que me encontraba ya con pantalones y a veces con blusas definitivamente de mujer, pero de acuerdo a nuestro convenio no me decía nada.

Ella a veces se daba cuenta de que me había puesto algunas de sus cosas y aunque teníamos un acuerdo de que lo haría solo hasta fin de año, eso fue otro problema con mi hermana pues decía que le gastaba la ropa.

- ¿Cómo te la voy a gastar si apenas si la uso?

- Si pero lo que pasa es que si la usas no me gusta ponérmela si no la lavo antes y eso la desgasta.

- Si quieres la próxima vez que mamá me vaya a comprar ropa le digo que me compre tipo unisex para que lo podamos usar los dos, comenté.

- No porque a mi no me gusta unisex ni tengo porque usar ropa tipo unisex, me gustan los colores claros y los pantalones con pinzas y ni modo que le digas a mamá que te compre de ese tipo de ropa, además a mi me gustan entallados y ¿Cómo le vas a decir a mamá que te compre pantalones entallados?, lo que voy a hacer es que voy a sacar algunas de las cosas que ya no uso para dártelas para que ya no te pongas mis cosas y mejor nada mas te pones de esas cosas que te de, pero acuérdate, es solo hasta diciembre, ¿eh?.

¡Mi propio guardarropa! Pensé

- Si, le dije de inmediato y reflexionando le pregunté

- Pero ¿donde voy a guardar las cosas?

- No seas burro, ni modo que te las lleves a tu cuarto, las vas a dejar ahí mismo donde están solo que las voy a acomodar al final del closet para que solo tomes lo que te haya apartado.

- Oye, ¿y ropa interior?

- ¿Qué no ya usas casi siempre los calzoncitos de niña?

- Si, pero me gustaría que me regalaras unos dos brasieres, solo para los martes y los jueves, me gusta mucho ver mi figura con busto

- ¿Cuál busto si ni tienes?

- Bueno, pero con el relleno se me ve como si tuviera, ¿no?

- Si, pero no me gustaría regalarte mis brasieres, creo que eso ya no sería correcto

- Solo dame uno, con eso me conformo.

- No, ni uno, no quiero que imagines que tienes bubis

- ¿Por qué no, si es solo imaginación?

- Si, pero de ahí vas a imaginar que te las acariciaran.

- ¿Cómo voy a imaginar si los brsieres los ajusto con relleno?

- ¡No seas cínico!, me dijo

- Ni modo que imagine que me acarician los rellenos, reí.

- Está bien, te voy a dejar uno en mi primer cajón, junto donde pongo mis medias. ¿Supongo que sabes cual, ¿no?

- Si

- ¿No te digo que eres un cínico?

- Eres la mejor hermana del mundo.

- No lo sé, a veces me parece que quizá no. No sé si todo esto esta bien.

- Lo está, me gusta, me gusta mucho y no le hago mal a nadie. Ya ves, Alfonso lo tomó con mucha apertura de mente

- Si, pero no me gusta.

- Entonces, ¿Cuándo vas a escoger mis cosas? Dije poniendo especial acento en la palabra “mis”

- ¿”Mis”? ¡no seas descarado!

No agregó nada mas, se dirigió a su recamara y me pidió que la siguiera

Ella se puso a revisar su ropa, separaba alguna y después se arrepentía y la volvía a colgar, yo estaba fascinado con las cosas que veía que iba apartando, no eran muchas pero iban a ser mías, seleccionó dos o tres pantalones, tres vestidos y dos faldas. ¡Wow! Una de ellas era la minifalda de mezclilla, la primera que me había puesto como niña en mi vida.

- ¿Te acuerdas de esta falda?

- Si es la que me puse la primera vez que me vestí.

- Si, te la doy por eso y porque ya no me gusta enseñar pierna, pero se que ti te gusta mucho, la falda, aclaró, asi que quédatela, pero por favor, no te quiero ver con ella puesta.

- ¿Y entonces?

- Úsala si quieres, pero no te quiero ver asi.

- Esta bien, lo que digas, agregué, ¿y será posible que me regales la blusa con la que me la puse aquella ves?

- No, esa me la quedé precisamente porque es una de mis favoritas, y ya no puedes agarrar nada mas aparte de esto que te di Asi que te las arreglas solo con las cosas que te aparté, con ellas puedes hacer combinaciones.

- Gracias hermanita.

- ¿Y el brasier? No vi si lo pusiste.

- Estas en todo ¿no?, esperaba que se te olvidara. Espérame déjame veo cuales ya no uso

Dijo “cuales”, en plural. Efectivamente, después de revisar su cajón separó tres brasieres, y por supuesto que yo no le recordé que había dicho que me iba a regalar solo uno.

- Mira, dijo, este es para ponerse con una blusa sin tirantes dijo mostrándome uno que tenía tirantes transparentes.

- Este se puede poner con esta blusa, ¿no?, le dije mientras le mostraba una de las que me había regalado

- Si es exactamente para este tipo de blusas por eso es que te lo doy si no tendrías que usar la blusa enseñando el brasier, que no dudo que te encantaría aunque nadie te va a ver..

- Creo que se vería sexi, ¿no? Me gustaría ver como se ve la blusa sin tirantes con la mini, me imagino que muy sexi.

- Si, es muy sexi y no deberías de estar tratando de verte asi, pero como quedamos, es solo de aquí a diciembre. Todo esto, añadió son cosas que yo ya he usado y se que se ven bien, pero recuerda, solo los martes y los jueves y que sea antes de que yo llegue, ah, y nada mas hasta diciembre ¿eh? no quiero que Alfonso te vaya a ver un día con falda, y menos con mini.

- ¿Por qué? No tiene nada de malo, el ya sabe que a veces las uso, ¿no?

- Si, pero no quiero que te vea asi.

- Bueno, pero tal como quedamos, los días que el no viene si puedo usar las otras cosas, ¿si?

- ¿Qué otras cosas?

- Pues las cosas que me acabas de regalar, las faldas, los vestidos y ponerme los brasieres para que se vea como un relleno.

- Ya quedamos, procura que sea antes de que yo llegue, pero solo de aquí a diciembre.

- Oye, ¿y si uno de los días que viene Alfonso me dejas que use falda?

- No, eso ya lo discutimos, si de por si me da pena con el porque usas ropa de mujer aunque sean pantalones no me gustaría que te viera las piernas un día que uses falda.

- Ándale, un día ¿si?

- No.

- Bueno, y si uno de los días que el no venga no me alcanzo a quitar lo que esté usando para la hora que tu llegues, ¿hay problema?

- Si, ya te dije que no me gusta verte vestido así.

- Pero ¿y si no alcanzo?

- Pues mide tu tiempo.

- ¿Y si no alcanzo a quitarme esta ropita para cuando tu llegues?

Creo que la harté pues para que no le siguiera diciendo me dijo que después veíamos. Que no lo fuera a hacer si ella no me decía que si podía. Lo cual era poco probable pues seguramente me vería muy ridículo con falda.

- Te prometo que me arreglaría muy bien para tener cuidado de no verme como un hombre con falda que eso si sería ridículo, si no como una chica normal.

- Ese es el problema, que no te podrás ver nunca como una chica normal pues no eres mujer.

- Precisamente, con la falda se ayuda mas la imagen femenina que con el pantalón

No comenté nada mas, yo sabía que no me veía mal con falda, al contrario, sentía que me veía muy bien, con una imagen femenina que se proyectaba de manera natural.

Insistió, que no lo fuera a hacer si no le avisaba a ella antes y dijo:

Terminamos la conversación sobre el tema, ella se salió de su recámara a seguir con sus cosas y yo me quedé ahí, como niño con juguete nuevo viendo y tocando las cosas que me había regalado. Me sentía muy bien.

Le grité a la cocina.

- Voy a probarme las cosas que me diste.

- Ya se me hacía que no ibas a poder esperarte. Nada mas no hagas tiradero ni vayas a agarrar cosas de las que no te di, ah, y no sagas de tu recamara, no te quiero ver asi.

De esa manera formé mi primer guardarropa, estaba feliz.

17 feb 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XIII - XIV

Capítulo XIII, El Novio de mi Hermana

Mi hermana seguía con su novio, el la acompañaba de la escuela a la casa pero mamá no la dejaba que el pasara y a ella no la dejaba salir. Se quedaban en la puerta del departamento platicando unos 10 minutos y de vez en vez se besaban y se abrazaban y cuando se despedían el le daba un beso muy prolongado y luego se iba. Los sábados a veces iba por ella y la invitaba a salir, algunas veces al cine, otras solo a dar la vuelta y tomarse un café. Entonces yo me sentía solo pues mamá generalmente se ponía a ver la tele o a coser o arreglar sus cosas.

A veces entre semana cuando Alfonso, el novio de Claudia se iba y ella entraba daba suspiros como si estuviera actuando en una película, se llevaba las manos al corazón, las entrecruzaba y decía ¡es lo máximo! Un día le pregunté que sentía, que porqué suspiraba asi, ella contestó que era todo lo que veía en el, su manera de ser, como la abrazaba cuando caminaban por la calle y que la hacía sentir muy segura, además, añadió, que cuando la besaba la hacía sentir como mariposas en el estómago. Que curioso, me dije a mi mismo, de esa manera dije yo cuando me sentía especial. Le pregunté particularmente que sentía cuando su novio la besaba y ella me dijo que eran cosas muy ricas, te emociona y te hace perder la cabeza.

- Tanto como para que si te dijera que si te acostabas con el lo harías.

- No seas tonto, no, pero si te hace sentir como que se te va la sangre a la cabeza.

- ¿Te ha tocado el busto?

- ¡Alberto! Dijo, esas cosas no se preguntan ni se cuentan y menos entre hermanos.

- ¿Y si en lugar de tu hermano fuera tu hermanita, si me contarías?

- A lo mejor, pero resulta que no eres mi hermanita, si no mi hermanito asi que no son cosas que yo te deba de contar.

- ¿Y si fuera tu hermanita?, insistí

- Si lo fueras, a lo mejor, pero como no lo eres….

Ese fue un pensamiento que me excitó muchísimo, el vestirme de niña, simular que hubiera podido haber sido su hermana y poder tener una plática de mujer a mujer con ella. Fue una idea que se me quedó fija en la mente.

Fue una época de muchos cambios y sensaciones en mi vida, uno de ellos era esa dualidad que sentía que me gustara Marla, pero que a la vez me gustaba pensar en poder ser ella y poder sentir esas cosquillitas que sabía que ella sentía cuando le tocaba la pierna. También me daban ganas de saber como sentía Claudia cuando Alfonso, su novio la besaba.

Ella llegaba a la casa con el, abría la puerta y me avisaba que ya había, se paraban en la puerta, entreabierta pero ellos por la parte de adentro y platicaban, yo en mi recámara dejaba también la puerta semiabierta y a veces me asomaba y los veía.

Tal como habíamos quedado Claudia y yo los lunes, miércoles y viernes no me ponía sus cosas, pero lo hacía casi siempre los martes y los jueves pues sería solo de agosto a diciembre, ella me miraba y me decía ¡niña! Pensando que me molestaba, pero me encantaba que me dijera asi.

Los días que la iba a dejar Alfonso no me vestía de niña solo me ponía algunos pantalones de Claudia, se notaba un poco que eran de niña porque estaban muy entallados lo cual me fascinaba porque me quedaban muy apretaditos y sentía como me apretaban la entrepierna lo cual me hacia sentir muy bien, esos los usaba los días que iba Alfonso a dejar a Claudia porque no quería ella que me viera demasiado evidente. Con los pantalones usaba unas blusas tipo unisex que seleccionaba que no fueran demasiado obvias lo cual no era fácil pues a mi hermana le encantaban los colores “pastel” pero como ella no quería que se me notara que usaba sus cosas delante de Alfonso no me podía poner blusas rosas o verde agua, que me fascinaban, asi que tenía que usar unas de color mas discreto como blanco o color negro o caqui, a lo mas una color verde pistache que me gustaba y no era tan evidente.

Me gustaba especialmente una que era blanca de manga corta pero apenas sobrepasando el hombro. Era de tipo ombliguera y tenía una flor grabada en relieve en el pecho. La flor no se veía de lejos asi que me la podía poner aunque fuera en los días que mi hermana llegaba con Alfonso.

Yo los veía como se abrazaban y se besaban y no sabía que hacer, a veces me metía a mi cuarto con la puerta entreabierta y los miraba y me daban unas ganas inmensas de vestirme un día de niña y salir de mi cuarto y pasar frente a Alfonso para que me viera.

Una tarde seleccioné un pantalón de mezclilla tipo strech, muy entallado que apenas pude subirme por los muslos y que como era tipo “pescador” me cubría solo hasta las pantorrillas, me puse una blusa blanca de botones con la manga abombada y sandalias de esas de baño. Salí de mi cuarto y pasé por la sala rumbo a la cocina. Saludé a Alfonso como si nada y solo vi que mi hermana me hacía un gesto de enojo como diciéndome que me metiera a mi habitación. Estuve en la cocina unos minutos y pasé de regreso, no miré a Alfonso pero sentí como el me volteaba a ver.

Cuando el se fue mi hermana me dijo que en que habíamos quedado, que no estaba bien que hubiera salido asi. Le comenté que no tenía nada de malo, hacia calor y esos pantalones eran unisex.

- No te hagas, sabes que son de niña.

- Entonces ¿Por qué le dicen tipo pescador y no pescadora?

- No te hagas

- No de veras, ¿que tiene de malo?, son pantalones, los usaron primero los hombres y fueron las mujeres las que después los empezaron a usar.

- Mira, lo que pasa es que Alfonso me preguntó si esos pantalones eran tuyos o míos

- ¿Qué le dijiste?

- Que eran míos pero que a lo mejor tu no habías encontrado pantalones limpios tuyos cuando llegaste de la escuela y que como a fuerzas te tenías que cambiar el uniforme a lo mejor por eso te habías puesto unos míos.

- ¿Ya ves?, no hay problema

- No, pero no me gusta que me haya preguntado y tener que explicarle mentiras. Tu y yo habíamos quedado en que no lo harías los días que el me trajera a casa.

- Si, pero ya ves, no pasó nada, de todos modos discúlpame.

- Habíamos quedado en algo

- Si, por eso te digo que me disculpes, de todos modos no pasó nada, ¿no?

- Si, pero no me gusta que el me haya preguntado, eso quiere decir que noto algo extraño en como estabas vestido.

- Bueno, pero al final, no paso nada ¿no?

- No, pero no me gustó, no quiero que vuelva a pasar, ¿ok?

Capítulo XIV, No es por Falta de Ropa

A mi me había excitado mucho que el novio de mi hermana le hubiera preguntado a ella si los pantalones tipo “pescador” que yo estaba usando ese día eran míos y que ella le hubiera contestado que eran de ella, ese pensamiento me tuvo pensando en fantasías de usar ropa de ella cuando el fuera a dejarla y que el lo notara.

Pasaron unos días y yo mantenía en mi mente este pensamiento, un día que fue Alfonso a acompañar a Claudia a la casa yo seleccioné unos pantalones verde agua, que eran de los mas ajustados de los que tenía mi hermana. Me los puse y vi que se transparentaba la pantaleta que era de tipo normal. Me quité los pantalones y la pantaleta y busqué en los cajones de mi hermana una muy pequeña, tipo bikini y me la puse. Era de color blanco y se transparentaba un poco menos pero igual se notaba pues la tela del pantalón además de ser clara era muy delgada pero no se veía mal, al contrario, se veía sexi.

Me puse una blusa que ella usaba con ese pantalón, era también verde agua, tejida con escote amplio redondo y manga tres cuartos. Me peiné el cabello hacia abajo y esperé en mi cuarto a que ellos llegaran.

Cuando mi hermana abrió la puerta y entraron salí de mi cuarto, sabiendo como me veía y para aparentar que había una justificación para que yo estuviera vestido asi le dije: Oye, no tengo ropa limpia que ponerme y de la tuya que es unisex esta toda en el bote de la ropa sucia asi que me tuve que poner esto.

Ella me miró con ojos de furia pero Alfonso dijo, no te preocupes mejor asi que andar encuerado y se rió.

Claudia dijo

- Pues si no tienes ropa limpia quítate eso que no es tuyo y quédate en tu cuarto, o ponte el uniforme de nuevo pero no andes asi por toda la casa.

- Sabes que mamá me dice que me cambie el uniforme inmediatamente al llegar y si no tengo ropa limpia ¿Qué tiene de malo que use la tuya que es unisex?

- Bueno, terció Alfonso, asi unisex, unisex que tu digas esa ropa no es, pero si no tienes ropa limpia pues no hay nada de malo que te pongas algo que puedas usar aquí en la casa. Malo que fueras a salir a la calle, ahí si sería otra cosa.

- Si, no pretendo salir le contesté, solo es para estar aquí y ni modo que ande solo en trusa, ¿No?

- No te hagas el payasito, me increpó Claudia.

Alfonso preguntó

- Claudia tiene razón, ni modo que andes por la casa solo en trusa, ¿no?

- No me refiero a eso, dijo Caludia, lo que pasa es que mi hermanito no usa trusas

- ¿Qué, no usas trusas?, a poco andas a “raiz” dijo el.

- No, lo que pasa, comentó Claudia, es que el usa ropa interior de niña

- ¡Claudia!, la callé, si uso ropa interior de niña es porque con las trusas me rozaba mucho “ahí” dije sin señalar un lugar en particular

Alfonso se rió, pero no burlándose si no mas bien como sintiendo que la conversación era simpática, comento:

- Con razón me preguntaba que porque se te transparentaba algo como tipo bikini del pantalón y no una trusa, hasta creí que tampoco tenías ropa interior limpia, volvió a reir.

- Tengo, pero se ve mal, por eso pensé que si usaba este bikini estaría bien pero se transparenta porque a parte de ser blanco la tela del pantalón esta muy delgadita.

- Y a parte esta bien entalladito, de veras que te hace ver bien el cuerpo

- ¡Alfonso! Dijo Claudia.

El agregó

- Si no fuera porque sé que eres hombre te diría que te ves muy bien

- ¡Alfonso! Volvió a decir Claudia.

- Gracias, le contesté, yo también me siento a gusto asi, pero a Claudia no le gusta.

Claudia permanecía callada, molesta porque yo vestía asi delante de Alfonso.

- ¿Cómo que no le gusta? ¿que te tienes que poner muy seguido su ropa porque te quedas sin ropa limpia?

Claudia comentó mostrando su enfado conmigo.

- No, se pone mi ropa no porque no tenga ropa limpia, si no porque le gusta, cuéntale si no, me dijo.

Me turbé, no sabía que decir, me quedé callado por un momento y después dije:

- Lo que pasa es que a veces me gusta usar algunas de las cosas que ella usa, pero solo por sentirlas, me gusta la suavidad de la tela de algunas de sus cosas, las siento muy suaves cuando rozan mi cuerpo

- Si, dijo Claudia, pero eso no es pretexto.

- Bueno, si el se siente a gusto ¿Qué tiene de malo? Le dijo Alfonso a mi hermana.

- Que no es normal.

- Ok, no es normal, pero tampoco esta matando a nadie. ¿Cada cuando usas cosas de tu hermana? Me preguntó

Sin que yo alcanzara a contestar, ella le dijo.

- Casi todos los días, solo los sábados y domingos que esta aquí mi mamá no lo hace.

- Bueno, dijo Alfonso, entonces tiene razón tu hermana, no es por sentir la tela y esas cosas, mas bien es porque te gusta, ¿no?

- A ver, contéstale me ordenó Claudia, dile porque lo haces.

- Pues si, es más bien porque a veces me gusta imaginar como hubiera sido si yo hubiera sido su hermanita en lugar de su hermano, pero nunca me he vestido totalmente como ella.

- O sea que algún día te gustaría vestirte todo de mujer para verte como si hubieras sido su hermanita?

Antes de que yo pudiera contestar Claudia le dijo

- ¿Un día?, si ya se ha vestido varias veces. Desde chiquito se ponía mis artes y mis pulseras. Cuando cumplí quince años después de la fiesta antes de guardar el vestido el se lo puso y hasta modeló. O sea que no es porque no tenga ropa limpia, es como dices, mas bien porque le gusta.

- Pues qué, ¿no que tenías novia? Dijo Alfonso dirigiéndose a mi

- Si, tengo, contesté ahora si antes de que Claudia me interrumpiera, y me gusta.

- ¿Y entonces porque te gusta usar la ropa de Claudia.

- De nuevo contesté antes que ella: Ya te dije, porque también me gusta sentir como siente ella..

- ¿O sea que ya te has vestido completamente de niña?

- Si, varias veces contestó nuevamente Claudia antes que yo pudiera decir nada.

- ¿Varias? ¿Cuántas? Preguntó Alfonso.

- Casi todos los martes y Jueves, desde hace como dos meses dijo ella.

- Tampoco exageres mencioné..

- ¿Si o no te has vestido completita (ella me mencionó en femenino, me hizo sentir muy bien) por lo menos una o dos veces a la semana desde que tenías como doce años que fue cuando yo cumplí los quince.

- Bueno, si, pero…

- Nada de peros, lo haces mas seguido de lo que parece.

- Ya, ya, ya, intervino Alfonso, déjalo, si lo ha hecho desde hace tiempo pues muy su onda. Y tu mamá ¿que dice?.

- Ella no sabe, le contestó mi hermana.

- ¿Y si se entera?

- Pues quien sabe.

- Bueno, pues por lo pronto, dijo Alfonso, a mi me encantaría poder verte un día de niña, se me hace que te has de parecer mucho a Claudia..

- ¡Nunca!, dijo ella.

- Bueno, pero no te enoje, le replicó. Además no sería verlo a diario asi, si no nada mas una vez para ver que tanto se parecen.

- Los dos están igual de locos, además, ¿para que quisieras verlo tu?

- Es solo por curiosidad, si se parecen me gustaría verlas, es todo (de nuevo, hablaban de mi en femenino)

- Verlos, corrigió mi hermana, no se te olvide que el es hombre.

El cambió de tema para contentar a Claudia y después de un rato se fue.

Cuando nos quedamos solos mi hermana me reclamó porque había faltado a nuestro acuerdo de no mostrarme ante Alfonso usando su ropa. .

- Pero si no use ni faldas ni vestidos, además no pasó nada le argumenté.

- No, no pasó nada pero ahora Alfonso ya sabe que hay veces que usas ropa de mujer, lo que es peor, que te gusta vestirte de niña.

- Si, pero no pasó nada, ya viste, hasta dijo que un día le gustaría ver como me veo.

- Claro que me di cuenta de que lo dijo, eso me molesta mas.

- Pero ¿por qué?, hoy me vio con tu ropa y no pasó nada, ¿Qué tendría de malo que un día me viera con tu ropa pero de la que no sea unisex.

- Esa que traes puesta no es unisex y lo sabes muy bien, son pantalones, si, pero son ciento por ciento de mujer.

- Ahí esta, y no pasó nada. Déjame vestirme un día solo para que vea lo parecidas que somos (esta vez fui yo el que habló en femenino)

- Parecidos, ¿Qué tu también te empiezas a confundir?

- No, se que no soy niña pero cuando me visto como tu me imagino que tal vez hubiera podido serlo.

- Dime, dijo ella ¿realmente te gustan las muchachas?,

- Si, por ejemplo, Marla me gusta mucho y si a eso te refieres me imagino poder acariciarle un día sus bubis.

- ¿Entonces porque te gusta vestirte de niña?

- Me gusta imaginar cuando a una chica la acarician, me gusta imaginar que es lo que se siente.

- ¿O sea que te gustaría que un chico te acariciara a ti?

- No, asi no, lo que digo es que si fuera niña y tuviera bubis, eso sería natural, ¿no?

- Por eso, ¿te gustaría que un chico te acariciara las bubis?

- No porque no tengo.

- Si, no tienes, ¿pero si tuvieras?

Pensé en la respuesta.

- Pues creo que si tuviera bubis, si. Sería natural, ¿no?

- Si tuvieras, pero en lugar de eso tienes eso en medio de las piernas dijo señalándome “ahí”

- Por eso solo me gusta imaginarlo, repliqué, no digo que lo vaya a hacer.