15 oct 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 12

Amateur...

Tenía que hacer varios trámites, entre ésos, pedir un certificado. Llegué a las oficinas en donde trabajaba el encargado, luego de hablar con dos o tres personas del lugar. Como ya había terminado todo lo demás, me relajé mientras esperaba que terminara de atender a otra persona. Cuando llegó mi turno, me hizo pasar. Era bastante alto, pero nada especial. Excepto que me sonrió muy ampliamente. Y me dijo que esa era una muy buena hora, porque ya venía menos público "para atenderla mejor…con más tiempo" (¡!). Ya me dio risa el tono, pero intenté simular que no lo había notado. Entre mis consultas para conseguir la información que necesitaba, él comenzó a preguntarme respecto a mi familia, al posible "compromiso" "porque no me va a decir que una mujer como usted va a estar solita"…!! Sería un desperdicio. Ingenuamente le pregunté por qué lo decía. Hay que mirarla y darse cuenta no más…y la sonrisa se hizo más amplia (de oreja a oreja, diría). No habíamos conversado ni quince minutos y ya nos estábamos tuteando. Y algo había en la atmósfera, que evidentemente nos tenía un poco tensos. La conversación se hizo muy divertida y me pidió que fuera a la semana siguiente para retirar el documento. Si surgiera algo antes, te llamo. Y al despedirme, se acercó y me pareció (¿?) que iba a besarme, no en la mejilla, claro….creo que fue algo muy instintivo, pero otra vez fingí que no me daba cuenta. Fue un poco sorpresivo, pero al día siguiente recibí una llamada suya, para decirme que ya había agilizado los trámites y que podría ir cuando quisiera

a retirar el certificado. Entre risas medio nerviosas, me preguntó si salía muy tarde, aunque "seguramente tienes muchas invitaciones"…pero que si

algún día tenía más tiempo podríamos juntarnos para beber algo, no sé, me pareces una mujer especial…etc….yo pensaba que el tipo, sin dudas, estaba caliente. En mi caso, estaba más bien siguiéndole el juego…para ver hasta dónde llegaba. Pero no suponía que iría tan rápido…. Finalmente fui a verlo (porque tenía que entregarme el documento). Ahora, ya medio rojo, me dijo que en realidad, había apurado todo porque "merecía una atención más especial"….Había gente alrededor y trataba de averiguar más

de mí, sin parecer que era personal. De repente, dejó de hablar. Me miró fijamente por un minuto y se volvió a sonrojar. Ahora estaba muy segura de que estaba inquieto, nervioso…antojado. Antes de irme me dijo que me llamaría para confirmarme que todo estaba bien (la verdad, no había nada más pendiente, pero entendí a qué se refería). Tres horas después me llamó, y luego de varios rodeos, me dijo que lo tenía trastornado. Me tienes todo revuelto, así de improviso. Yo soy muy aburguesado (…) no hago estas cosas (…) pero no sé, hay algo en ti. Claro, había algo, un ego extralimitado por tanto halago y una urgente necesidad de sexo que no tenía desde hacía ya mucho tiempo. Y este hombre ya me gustaba. Un poco ingenuo, no digamos primerizo, pero me convencía su nerviosismo. Y era entretenido averiguar cómo sería en acción. ¿Y qué dirías si te pidiera que nos viéramos hoy….en la noche? Que sí. El pobre casi se desmayó, supongo, por el tono medio entrecortado de excitación que asomó en ese momento. Es que tú no sabes que me ha estado dando vueltas la idea de saber…de ver, de verte… Nos juntamos y me dijo al saludarme que pensaba que yo no iría…Le pregunté adónde íbamos. Me miró asustado. Yo me reí, entonces, porque el pobre no atinó a decir nada. Yo creí…bueno, aquí a la vuelta hay un lugar…y en la otra cuadra…¿qué quieres hacer…? Vamos a ese lugar. Y respiró aliviado. Mira, te vas a reír, pero sólo una vez he salido con otra mujer, desde que estoy casado, casi 18 años de matrimonio. A mí me daba lo mismo. Su historia no era asunto mío, pero ese tiempo, sí. Al estar ya solos, en la pieza, se acercó para tomarme de los hombros. Yo lo abracé para mostrarle cuánto podía acercarse. Nos besamos muy bien por unos minutos, mientras él tocaba, rozaba, apretaba, todo lo que quería. Esto era lo que quise hacer desde el primer momento. Me calentaste apenas te vi (¡ah!, vámonos confesando), te digo, no entiendo, no hablamos mucho (no era necesario), pero necesitaba tocarte así…y ya me bajaba el cierre del vestido y ponía sus manos en los pechos. Sus gemidos me calentaban, los dedos se metían en

mi boca y luego intentaban sacarme el sostén, sin mucho éxito. Puso su boca en los pezones, chupando lentamente, para mi sorpresa. Parecía un colegial estrenándose. Me fue quitando la ropa (casi toda). Tengo que decirte algo…a mí me gusta chupar harto, primero, pasarte la lenguita por todo tu cuerpo, y muy al final…que me sientas…¿qué opinas? Para mí era el plan ideal….Me pidió que no me moviera, que él se iba a "encargar"…(¿amateur, pero instintivamente bien?). Subía y bajaba por las tetas y me abría las piernas para meter la lengua muy suavemente. Parecía tan verdaderamente inspirado, que me rendí y lo dejé actuar casi solo. A estas alturas, yo estaba feliz, complacida y atendida sin apuros. Este hombre me estaba gustando mucho. Después me pidió que volteara…bajó la lengua hasta llegar justo al medio de mi culo …y susurró…esto me gusta mucho, ojalá que a ti también…y sí, su lengua era muy rica, yo me movía cada vez más frenéticamente, el insistía en hacerme sentir penetrada por su lengua y manoseada por sus manos entre las piernas. No sé cuánto rato estuvimos así, pero sé que acabé muy rico, al menos una vez. Entonces me di vuelta, para agradarlo a él. Dígame qué quiere hacer. Chuparte el pico hasta que me mojes…yo sólo lo dije y se encendió más de lo que ya estaba. Y yo también. Puse la lengua y las manos con suavidad, para comerme su pichula, más larga de lo que pensaba y muy hinchada. Sabía que se estaba aguantando y eso me excitaba más. Le pedí que me lo metiera y lo monté. Apenas lo tuve adentro acabé de nuevo, nos movimos ya sin controlarnos y terminamos juntos luego de unos minutos. Los gritos y los espasmos…qué rico era tener un pico otra vez. Descansamos un rato y luego me confesó que sus compañeros le habían preguntado por mí (más halagos). Lo absurdo fue que cuando le consulté los nombres, no me los quiso decir. Para mí, no más. Así,…y se acercó otra vez, pero ahora era yo quien dirigía…él estaba feliz, mirando y tocando, agarrando las nalgas con fuerza mientras me penetraba….lo interrumpí para que me culiara. Ah…eso…eso quería…metértelo así, suavecito…de a poco…hasta el fondo…y lo enterró…yo gritaba, él también, nos estuvimos moviendo por un buen rato mientras manoseaba todo y seguía pegado a mí. Siempre quise una mujer así. Yo sólo me concentraba en sentirlo…en oír sus quejidos y acabar otra vez. Ahora…estoy a punto…y me lanzó otra vez su líquido espeso, caliente y rico ahora en el culo. Antes de irnos me confesó que estaba con su mujer una vez a la semana, como mucho (te vas a reír de esto, decía), porque siempre le duele algo, no tiene ganas, está cansada o llego muy tarde del trabajo y vemos televisión. Podríamos vernos otra vez, si tú quieres, si es que te gustó. ¿Que si me había gustado? Me había dejado muy satisfecha y claro, le dije que sí....

FIN DE LAS MEMORIAS DE NELLY

4 oct 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 11

Hace ya algún tiempo que no te he referido detalles de alguno de mis paseos por la city. En realidad, este ocurrió en los alrededores. Pero da lo mismo. Cierto día tuve que comunicarme con un programa radial para solicitar más información sobre un tema. Me contestó (en forma muy amable) un hombre que parecía joven. Me limité a pedirle los datos que necesitaba y noté que él comenzó a preguntarme cosas más personales que no tenían nada que ver con el tema en cuestión. Fue bastante simpático y ya iba a terminar la conversación, pero insistía en que siguiera preguntándole “cualquier otra cosa que pudiera servir”. En realidad, ya tenía suficiente con lo que me había contado. Pero seguimos hablando unos minutos más. A todo esto, me pidió que lo llamara en cualquier momento que quisiera, para saber sobre ese u otro asunto (¡). A mí ya me estaba pareciendo un coqueteo telefónico. Pero el tipo no me caía mal. Finalmente, cuando ya iba a colgar, me pidió mi teléfono (“porque creo que tengo algo más por ahí”). Dudé un segundo, pero se lo di. Antes de media hora, ya me estaba llamando. “Es que....la verdad, pareces una persona culta, no sé, interesante...etc.” (ahora ya me tuteaba). Supongo que sería época de autoestima a nivel de alfombra, porque en vez de molestarme, me gustó su discurso medio nervioso (¿y un tanto alterado?). No era seguro, pero hablamos un rato más. Ahora ya me contaba sobre él, sus horarios de trabajo, sus aficiones (aunque algo me decía que omitía algo importante). Como no tenía mucho tiempo, le pedí que habláramos en otro momento. Insistió en llamarme después. Ya en la noche, sonó el teléfono, y supe que sería él. Ahora sí hablamos durante una hora y media. El seguía en la radio a esa hora, pero estaba solo en una sala (“editando”). La conversación giró hacia donde suponía: sexo. Me contó una experiencia que había tenido con una ex polola y una amiga. El había jugado harto con ellas y entre ellas también había habido algunos juegos divertidos. Yo estaba calentándome al oír que se excitaba hablándome bajo, un poco entrecortado, esperando saber mis gustos. Le dije que yo era bastante normal. No me creyó y lanzó una carcajada (del tipo nerviosa, diría). A ver...pero ¿cuántos hombres has tenido? No tantos como han surgido. ¿En serio? ¿Por qué? Yo vacilé un poco, pero le dije: “porque me aburren pronto y no me tincan para estar en la cama con ellos”. ¿Eres muy caliente?....(no contesté)....¡Apuesto a que eres caliente y exigente!....Imagino que sería un antojo suyo...Yo me limité a decirle que no me gustaban los prejuicios, ni los que eyaculaban a los cinco minutos, ni los muy formales...entre otras cositas. ¿Y te importa mucho el físico? No, para nada. He estado con hombres que no tienen un tipo determinado. En lo único que coinciden es en que se calientan mucho y no se controlan.

A todo esto, ya el nivel de la conversación me tenía mojándome. En ningún momento le pregunté cómo era, ni su edad. Pero creía que no era mayor de 30 años. El me confesó entonces que mi voz lo tenía excitado hacía horas (¡!). Que quería verme (¿sólo verme?) Pero si ni siquiera sabes cómo soy. Podría ser muy viejita para ti, chocante, horrible, etc. "No creo". Insistió hasta que nos pusimos de acuerdo para juntarnos.

Nos vimos a la semana siguiente. Era tan joven como pensaba. Bastante atractivo. Hablamos durante unos minutos y nos mirábamos ansiosos. Me preguntó si prefería ir a un lugar concurrido o a otro más tranquilo. Uno tranquilo (obvio). Pero este era tranquilo entre comillas. Había a dos cuadras de allí un motel. Agradable. Entramos a la habitación. Yo quise ducharme primero. Salí cubierta con la toalla. El se demoró tres minutos o algo así. Salió pilucho. Su cuerpo era muy rico. Me puso las manos en las nalgas y me acercó muy bruscamente. Eso me hizo jadear de inmediato. Se cayó la toalla, él puso una mano en mis tetas, empezó a chupármelas, mientras me apoyaba en la pared, todavía de pie. Estaba muy descontrolado y eso me encantaba. Se agachó y me puso una pierna sobre su hombro, mientras me decía que me iba a abrir para meterme la lengua. Bueno, metió la lengua, me rozaba muy rico con los dedos mientras me mojaba, después me agarró bien las nalgas y llegó hasta el culo, dejándome llena de saliva por todos lados. Yo ya estaba a punto de acabar cuando me tomó y me puso en la cama, recostada y de lado, “para chuparte más rico”. Su manos se metían por todas partes y me abrían más el culo para mojarme (“a algunas mujeres no les gusta que las chupen allí”...a algunas otras no, pero a mí sí, pensaba.) Acabé rico cuando empezó a mover la lengua más rápido. Entonces me miró y nos sonreímos. “Yo sabía que eras así....” Se te notaba en la voz....Ahora sí te lo voy a meter....Su pico no era muy grande, pero estaba muy tieso y mojado. Le pedí que esperara porque quería chuparlo. Primero nos besamos mientras me agarraba las tetas, manoséandolas bien. Estábamos hincados en la cama. Con una mano le acariciaba la pichula y con la otra le tocaba el culo. “Eso también me gusta, mujer”. Después de unos minutos de tocarnos así, lo recosté para chuparlo bien. Le pedí que me dijera lo que quería, dónde quería que lo tocara. Chúpame entero. Me metí el pico en la boca y después le rocé el culo con el dedo mojado. Empezó a gritar. No duró mucho, porque me tomó y me puso de espaldas y me metió de golpe su pichula en la chora. Ahí gritamos los dos. ¡Ay qué rico te mueves! (eso decía él y lo mismo pensaba yo). Ahora sí acabó (“es que ya no aguantaba”, se disculpó). A mí me había encantado. Después se fue a bañar y yo hice lo mismo. Los dos estábamos muy transpirados.

En el intermedio me comentó que no tenía mucho tiempo, porque lo esperaban más tarde en la radio. ¿Quieres más? La respuesta mía fue comenzar a tocarlo otra vez....La verdad, no nos demoramos mucho en calentarnos. Ahora me subí y jugué con su pichula adentro mientras él ponía los dedos en mi boca y en “la zorra caliente que tienes”. De repente me hizo bajarme y se puso detrás de mí. Necesito culiarte. Meterme justo al medio. Me frotaba la pichula varias veces por encima y eso me calentaba más. ¿Te gusta follar? ¿Te gusta verme caliente? Y claro que me gustaba. Me metió el dedo en la zorra y después colocó su pichula lista para entrar. Su lengua me mojaba el cuello...yo ya no aguantaba. Así, de a poquito. Levanté un poco el culo y se metió muy rico. Cuando ya estaba seguro que me gustaba, me lo enterró hasta el fondo. Acabó casi de inmediato.

No sé si era porque yo no había tenido sexo hacía mucho tiempo, si él fue muy vital (caliente), si ambos estábamos muy ansiosos, o lo que fuera. Pero la llamada telefónica por un tema cualquiera se convirtió en una cacha muy rica con un “perfecto desconocido”.