5 jul 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. LXXX

Capítulo LXXX, La Madrina

Salimos del hotel, caminamos un par de cuadras y la madrina inició una conversación que me inquietó un poco:

- ¿Te puedo preguntar algo?

Sabía lo que me preguntaría, mas bien, del tema que trataría, me incomodé un poco, esto era mi vida personal, ella, por muy amiga de la familia, no tenía porque meterse en mis asuntos, por lo menos, asi lo pensé en ese momento sin saber que era el inicio de una relación que con el tiempo se hizo de amistad y comprensión sin embargo en ese momento no quería hablar de ese tema por lo que le contesté:

- No se, según

- Se que son cosas muy personales, pero tengo muchísimos años de conocer a tu mamá, somos amigas y mas que eso, nos queremos mucho. Soy la madrina de tu hermana y me siento como si fuera casi de la familia, por eso tengo la confianza de preguntarte

- Preguntarme ¿Qué?

- No es que me interese, pero también a ti te quiero y se que las cosas no han de ser fáciles con tu mamá

- ¿De que habla?, pregunté fingiendo que no lo sabía

- Ya sabes, de eso, de la forma en que te vistes y esas cosas

- ¿Qué, le molesta? Le contesté en forma casi grosera

- No, mira, como te digo, siento cariño por todos ustedes, quizá un poco mas por tu hermanita por ser mi ahijada, pero también siento mucho afecto por ti.

- Gracias, dije en un tono un poco mas conciliador

- No, no es que me lo agradezcas, es que por eso mismo, te quiero decir que se que las cosas no son fáciles entre tu mamá y tu y eso debe ser muy desgastante

- Si, lo es

- Si, me imagino, tu mamá me ha contado de esto desde hace tiempo, no sabía que hacer, pensaba en llevarte con un sicólogo pero no lo hizo porque no creía que lo tuyo fuera mas allá de solo el gusto por usar las cosas de tu hermana, hasta aquella noche en que dizque saliste de viaje de trabajo y pasó lo que pasó

- Pues como dice usted, eso ya paso y lo supo porque mi mamá se fue de la boca, con el respeto que me merece, y se lo contó, le comenté de una manera reactiva

- Si, pero me lo contó no como chisme, si no porque estaba muy afectada y como yo soy una amiga muy cercana de ella, en alguien se tenía que apoyar, no sabes lo mal que la pasó aquella noche.

- No hubiera querido que fuera asi.

- No, ya lo sé, pero si lo que hiciste es una preferencia que ya definiste se supone que ha de seguir “pasando” ¿no?

- Eso es problema mío le dije de manera seca, casi grosera

- No, no te enojes, lo que te quiero decir es que es lógico si es que ya definiste que eso es tu preferencia y es obvio que lo es, si no, no te hubieras ido aquella vez y no te vestirías con este tipo de ropa, dijo señalando la camiseta que traía

Yo me sentía incómodo con la plática, prefería cambiar de tema, asi se lo dije

- Si, asi es, pero creo que ya pasó, y quizá como dice usted, dije en tono retador, siga “pasando” pero no creo que tengamos que hablar de eso

- No, no tenemos que hacerlo, pero yo quiero que sepas que aunque soy madrina de Claudia, siento un gran afecto por ti y que si hay cualquier cosa en la que te pueda apoyar, me gustaría hacerlo.

Comprendí que la intención de su plática era sincera, entonces adopté una posición menos agresiva, pensé en qué podría hacer ella por mi, en esas circunstancias, le dije

- Bueno, pues si ya sabe todo esto de mi porque mi mamá se lo contó no hay mucho que ocultar. Como dice usted, esas cosas han seguido pasando, ya definí que es una preferencia. Al principio me sentía mal conmigo mismo pero ahora estoy seguro que es un gusto que no le hace mal a nadie.

No lo podía creer, ahí estábamos los dos, caminando por la calle y platicando de cosas tan íntimas de mi vida. Después de caminar varias cuadras dimos la vuelta y tomamos camino de regreso al hotel mientras seguíamos platicando.

Yo la conocía desde hacía muchos años pero nunca había intimado con ella, de hecho, fuera de las conversaciones generales que teníamos entre todos cuando nos visitaba en casa, nunca había platicado con ella de manera individual, dijo.

- No lo creas, tu mamá sufrió mucho con eso que pasó. Imagina, saber que su hijo hiciera “esas cosas”, casi se muere de la impresión. No es como dices que no le haces mal a nadie, a ella le dolió pero no es de eso de lo que quería platicar, eso ya pasó y poco a poco llegará el olvido aunque siempre quedará la cicatriz pero ahora, como te podrás dar cuenta existe ya una aceptación velada de su parte. Es porque tu mamá sabe que si “ya paso” ya no hay forma de que las cosas sean como antes, solo que no lo acepta y nunca lo aceptará

- Si, lo sé y lo lamento mucho

- No lo lamentes mas, es algo con lo que van a vivir los dos, de hecho ya lo están haciendo, mírate, por mucho que digas que esa ropa que traes puesta es unisex y que tu aspecto es ambiguo sabes que no es asi, te ves como una chica y tienes consciencia de eso, ¿o no?

- Si, creo que asi es .

Ya no me molestó su franqueza, contesté mas tranquilo, creo que en el fondo eso era lo que quería y poco a poco lo había ido logrando ante mamá, los vecinos, el trabajo y mi entorno en general ante quienes ya mi imagen de “finito” les era familiar, siempre, sin llegar a descararme o mostrarme afeminado.

Sentía que la intención de la madrina de mi hermana, era positiva, la empecé a ver como una amiga que pudiera ser para mi., además, era la verdad, no lo había aceptado yo mismo pero con ese tipo de ropa me veía como una chica mas que como un chico “unisex”. Era la ropa que usaba los fines de semana en casa e incluso para ir al mercado con mamá. La gente en mi casa no me molestaba ni me decía nada. Me conocían asi, pero imaginé que mamá se hubiera podido sentir incomoda cuando yo salía con ella asi, pensé en su esfuerzo para aceptar el que la acompañara vestido asi cuando llegábamos a salir de casa. Reflexioné por un minuto, me sentí entonces bien de estar tocando ese tema con “la madrina”, comenté:

- Tiene razón, pero es algo con lo que me siento muy bien

- Si, eso lo sabe tu mamá y por eso no te dice mas, todo esto te lo comento para que veas lo mucho que te quiere, pero que al mismo tiempo sepas que para ella será imposible que acepte que vivas ante ella tu vida como mujer ¿me entiendes?

Se refería a mi actividad “de mujer”, la parte de la sexualidad pero trató de decirlo con mucho tacto

- Si, ahora me doy cuenta de todo esto

- Por eso te lo estoy comentando, no hagas nunca que ella sepa de tus cosas, con el solo hecho de verte vestido asi es mas que suficiente para que no rayes en descaro, (corrigió inmediatamente), perdón, no quise usar esta palabra pero me entiendes ¿no?

- Si, gracias, no me molestó, no había pensado en esto de esa manera. Gracias, le dije con sinceridad nuevamente

Estábamos ya a unos pasos del hotel, no sabía si mamá le había pedido que tuviera esa conversación conmigo o si le había salido de iniciativa propia pero me parecía que había estado bien. Ella retomó la plática, pensé entonces que con una pizca de morbo, por la manera en que continuamos charlando que derivó poco después en un mejor entendimiento entre “las” dos. Me preguntó sin mas:

- ¿Te gusta parecerte a tu hermana?

- Si, ella es bonita, les gusta a los muchachos, de chico la admiraba y sentía que mas que hermanos podía ser mi amiga y yo me sentía amiga de ella

- ¿Amiga?, asi ¿Cómo mujer?

- Si, desde chicos me sentía asi

- Si, me dijo, tienes bonitas facciones y líneas delicadas, preguntó, ¿te depilas?

- No, le conté lo de la crema depiladota que usé desde muy chico y por tanto tiempo y que termino por inhibirme el vello de la cara.

- Eso te ha de ayudar cuando te arreglas

- Si

- ¿Te ves natural?

- ¿Quiere decir que si cuando me arreglo parezco realmente mujer? Le pregunté ya con la confianza de la plática pero sobre todo por lo que mi mamá le había contado de la vez que no dormí en la casa

- Si, quizá algún día te llegue a ver asi

En ese momento tuve la certeza de que parte del morbo que había presentido en sus últimas preguntas era real. No me parecía necesariamente que ella hubiera iniciado esa charla por ese motivo pero por alguna razón había tomado ese sentido.

Aquellas mariposas que en anteriores ocasiones habían visitado mi estómago haciéndome sentir como volando regresaron de manera súbita tomándome en una posición en la que por el tema de conversación y sobre todo, porque ya sabía lo que le había contado mamá me sentía ahora con mas confianza con ella. Tragué saliva, sentí en mi cuerpo como se distribuía una descarga de adrenalina y le dije

- Puede ser ahorita

- ¿Cómo?

- Bueno, como sabía que iba a tener un cuarto para mi solo traje algunas cosas para “jugar”

- ¿Jugar?, ¿jugar a que?

- A ser Patricia

- ¿Patricia? Volvió a preguntar como si no estuviera segura de lo que habíamos estado platicando la última media hora.

Le conté el porque el nombre de Patricia. Las mariposas revoloteaban con intensidad yéndose a mi cabeza para dirigir el sentido de mis siguientes palabras:

- Si, traigo las cosas con las que me vuelvo “ella”, ¿quiere ver como me veo?

- No , no creo que sea correcto

- No tiene que ir a mi cuarto, me puedo arreglar y verla aquí en el loby

- ¿Quieres decir, bajar asi?

- Si, no hay problema, me se arreglar bien, no me veo como chico vestido de mujer, me veo realmente como una chica normal.

Esto último lo dije con plena confianza, sin nada de reserva o pena, me gustaba estar hablando del tema tan abiertamente, ella pareció titubear, por un momento pensé que iba a decir que si, pero creo que no le pareció una buena idea, comentó

- Mira, ya es tarde y tengo que subir a guardar mis cosas, debo despertar a tu mamá pues ya nos tenemos que ir a la terminal, mejor otro día.

- Como quiera, le contesté mostrando un poco de contrariedad

- No te molestes, no es que no quiera, lo que pasa es que creo que ahorita no estoy preparada para esto

- Si, es normal le dije perdiendo el interés en la plática lo cual noté que percibió

- Mira, hagamos algo, reaccionó, nos ponemos de acuerdo y un día vas a mi casa y ahí te arreglas

- No es necesario, puedo llegar como Patricia

- ¿Dónde te arreglarías?

- En mi casa, lo he hecho muchas veces y he salido asi, mamá no lo sabe pero asi ha sido desde hace tiempo, regreso antes que ella y no se da cuenta o si voy a salir con alguien me llevo en una mochila mis cosas de niño para regresar “normal” si es que ella ya va a estar para cuando vuelva

- ¡Eres un pillo!, dijo como recriminándome en son de broma

- No, es la única forma de hacerlo como quiero y no mortificarla

- Bueno, por ese lado esta bien, pero preferiría que si te voy a ver arreglado lo hagas en mi casa, no quisiera que fueras a tener algún problema y que tu mamá supiera que era yendo a verme

- Bueno, si, un día

- Cuando quieras.

Yo había perdido un poco el interés pero le dije

- Podría ser ahora que regresemos ¿está bien?

- ¿Cuándo?

- La próxima semana, martes o miércoles en la tarde

Lo pensó y dijo que si, pero que fuera discreto para que mamá no se enterara.

- Es mejor, ¿ok?, eso no quiere decir que se lo vaya a ocultar, es mi amiga así que después se lo diré, solo quiero que tu sientas la confianza de poder platicar con alguien y quien mejor que yo que los quiero tanto a todos ustedes ¿no?

- Creo que si, gracias.

Ese fue el principio de una amistad entre Patricia y la madrina. Esta amistad se fortaleció al paso del tiempo. No la iba a ver muy seguido, pero las veces que lo hacía platicábamos de muchos temas, hubo veces que fui a verla después de trabajar, en mi carácter de niño, pero algunas veces llegué arreglada.

La primera vez que lo hice salí asi de la casa y le avisé que iba “vestida”, me pidió que tuviera cuidado, cuando llegué me vio por casi un minuto, me hizo que me diera vuelta para ver como estaba arreglada. No era nada especial, preferí para esa primera vez que me viera con pantalón, era uno rosa y una blusa de botones, blanca, con escarolas pequeñas en el pecho y manga tres cuartos, pero llevaba aretes e iba maquillada.

Me recibió con un beso en la mejilla y me sentí que apenas nos estábamos conociendo, y asi era, pues como Alberto nunca había tenido realmente una conversación con ella, pero ahora como Patricia se inició una amistad.

Ella nunca me preguntó expresamente acerca de “mis cosas” pero poco a poco fui teniendo la confianza para decírselas contando, aunque nunca con detalles que pudieran parecer de mal gusto, solo generalidades, pero era suficiente como para sentirla como una verdadera amiga.

A veces me vestía en su casa, a veces, también de ahí salía para regresar a cambiarme después. Ella decía que era mejor de esa manera para no hacerlo obvio delante de mamá. Creo que me trataba realmente como Patricia, al menos, asi me lo hacía sentir.

No fue muy seguido, pero a lo largo de los meses que después se convirtieron en años, ella fue una especie de refugio mas que físico o moral, de índole emocional.

Muchas veces le pedí si podíamos salir juntas como madre e hija o como madrina que pudiera parecer de mi pero nunca quiso, aunque, siempre, en su casa pude tener la confianza abierta de portarme como Patricia.

Fue una amistad que a la fecha mantengo y en la que me he apoyado mucho, ella es una de las personas con las que mas confianza tengo ahora, sabe de mis “salidas” y esas cosas, aunque no me descaro contándole lo que hago, ni platico de las personas con las que llego a salir. No son muchas, no es frecuente pero a lo largo de los años ella ha sabido de esas ocasiones. Siempre esta al pendiente y recomendándome que tenga cuidado con lo que hago. Es realmente alguien que me quiere y me lo hace sentir.

Después de un tiempo de visitarla en esas condiciones, supe que mamá le había pedido cuando fuimos a San Luis a la boda de Claudia que por favor se acercara a mi, por eso su plática en nuestro viaje, me dijo que mamá estaba preocupada de mi soledad y aunque no me aceptaba en lo que hacía, me quería y deseaba que pudiera tener alguien en quien apoyarme, pero no en ella, no lo podía resistir.

Me dijo que mamá sabía que la veía, pero que no quería oír detalles de mis cosas, solo tener la confianza de que yo estuviera bien.

Cuando me enteré por boca de la madrina de este hecho cambió por completo mi pensamiento respecto a mi mamá y la comprendí mejor. No me aceptaba, pero era evidente lo mucho que me quería.

Al paso del tiempo se jubiló y se fue a vivir a San Luis a ayudarle a Claudia a cuidar a las dos hijas que tenía.

Yo me cambié a un departamento en la misma colonia en donde vivía la madrina de Claudia que llegó a ser como si fuera madrina mía, de Patricia

(Continúa y termina en serie final: “Veracruz”).

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