7 ene 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. I - II

INTRODUCCIÓN

Patvé es al igual que muchas de nosotras una hembrita de corazón, a veces lo es y a veces es niño en una dualidad que le costó mucho trabajo identificar primero y entender después, pero que ahora mantiene bajo el control de sus emociones que balancea en una vida de niño obligada por las circunstancias o limitada por su indeterminación de convertirse en niña al 100%

Patvé creció en el seno de una familia normal hasta que a sus ocho años de edad empezaron a cambiar las cosas ante la separación de la familia por parte de su padre.

Esta historia es una recopilación de sucesos y recuerdos y en ocasiones deseos de ver las cosas de manera mas natural lo cual es la intención primaria de este libro que consta de varios capítulos los cuales se irán liberando de manera semanal, cada lunes.

Si en algún momento te sientes incomoda o ya no quieres seguir recibiendo esta historia solamente dímelo para que te borre de la lista de los recipientes.

A todas y todos les mando mis mejores deseos.

Patricia.

Capítulo I, La Familia

Papá y mamá se llevaban bien entre ellos, al menos eso era lo que yo creía, la familia la completábamos mi hermana Claudia que me llevaba tres años y yo que era el más chico de los dos únicos hijos de mis papás.

Papá trabajaba todo el día pero mamá solo en las mañanas. Era maestra y trabajaba como subdirectora en la escuela en la que íbamos mi hermana y yo.

Cuando tenía como ocho años de repente me enteré que papá se separaba de nosotros, digo de nosotros pues en casa nos quedamos solo mi mamá, mi hermana Claudia y yo. No supe entonces el porqué papá se fue, así, nada mas un día de repente mamá nos dijo que papá ya no iba a llegar a dormir, el sábado le empacó sus cosas que dejó en cajas y el siguiente domingo nos salimos temprano y cuando volvimos las cosas ya no estaban. A partir de entonces hubieron cambios importantes en nuestra vida, mamá tuvo que conseguir un trabajo en las tardes y dejamos la casa en que vivíamos y nos mudamos a un departamento en un edificio que mamá localizó en una unidad habitacional cerca de la escuela en la que todos íbamos en la mañana.

De una u otra manera nos adaptamos a nuestra nueva vida, todo era casi igual con la excepción de que mamá ya no estaba con nosotros por las tardes, entonces, mi hermanita se hizo cargo de cuidarme pues para entonces yo estaba por cumplir los nueve años pero ella ya había cumplido los doce..

A mamá no le gustaba que estuviéramos solos en la casa pero no teníamos opción asi que la instrucción era que saliendo de la escuela nos fuéramos directamente a la casa y no podíamos salir para nada hasta que ella volviera y asi lo hacíamos.

Recuerdo bien a papá pero con la imagen de aquel entonces pues cuando nos dejó yo estaba muy chico y no lo volví a ver si no hasta muchos años después.

Mis días pasaban tranquilamente, mamá ya no estaba con nosotros en las tardes pero nos acomodábamos sin ella pues en compañía de mi hermana, con los quehaceres de la casa, las tareas de la escuela y la televisión no nos sentíamos tan solos.

Los cuidados de mi hermana y de mi madre me hicieron crecer sintiéndome bien en un ambiente protegido donde tenía las cosas que necesitaba y el cuidado que mi hermana me daba, asumiendo el papel de mamá que entendía como una manera de colaborar a resolver los problemas que teníamos en la casa por la ausencia de mi papá.

Me gustaba estar con mi hermana, me gustaba jugar con ella. Por las tardes, después de hacer las cosas de la casa y la tarea veíamos la televisión, a ella le gustaba ver las tele novelas y aunque no era algo que me atrajera particularmente, yo las veía también, Había veces que ella decía que le gustaría ser la protagonista, sobre todo cuando las cosas iban bien en la novela y asi pasábamos la tardes entre semana pues los sábados íbamos con mamá al mercado a comprar las cosas para la semana. A veces, la madrina de mi hermana, que era amiga de mi mamá venía a la casa los sábados en la tarde y nos la pasábamos viendo películas o platicando. Los domingos nos levantábamos tarde hacíamos limpieza general en la casa y a veces por la tarde mamá nos invitaba al cine que seleccionábamos mas que por la película que pasaba, por su ubicación pues a mamá le gustaba ir al centro y saliendo del cine nos invitaba a cenar en el Sanborn’s de Los Azulejos o a los churros del Moro.

Después caminábamos un rato por Bellas Artes rumbo a la entrada al Metro para llegar a casa y preparar los uniformes y los útiles de la escuela para salir temprano el día siguiente.

Eso era una rutina que duró muchos años y que forma parte de mis buenos recuerdos de la infancia la cual pienso que viví muy feliz.

Capítulo II, Los Primeros Pensamientos.

Eran épocas difíciles para mamá pero yo no lo entendía. Me gustaba estar con mi hermana por las tardes pero creo que la desesperaba pues le pedía cosas o que jugara conmigo pero ella no tenía tiempo pues tenía tareas y ver que las cosas fueran bien en la casa. Ella era la que lavaba la ropa, lo hacía en la lavadora y eso le tomaba tiempo. Me pedía que la ayudara a tenderla para que se secara y yo lo hacía pero de mala gana y eso no le gustaba. Yo la admiraba y no la veía como hermana, más bien como amiga, como una amiga que se preocupaba de todo sobre mí. Fue en aquel entonces que por primera vez tuve un tipo especial de pensamientos, a veces imaginaba que si yo hubiera sido niña nos llevaríamos mejor. Me gustaba mucho agradarle y que ella me demostrara su cariño cuidándome, no eran pensamientos que vinieran con frecuencia a mi mente, pero recuerdo que de vez en vez asi lo imaginaba.

No es que estuviera incomodo habiendo sido niño, me gustaba ser niño, pero me atraía mucho el que tal vez, solo tal vez pudiera haber sido niña y asi ser mejor amiga de mi hermana. Estas ideas nunca antes habían cursado por mi mente y entonces que las tenía me hacían sentir inquieto pues no sabía si estaba bien o no que las tuviera.

En aquel entonces nunca platiqué con mi mamá de esto, nunca le dije nada, ni siquiera a mi hermanita con la que tenía mucha confianza, pero era un pensamiento que me asaltaba de vez en vez y que me hacía sentir como si no estuviera bien que yo pensara asi.

Poco a poco al paso del tiempo estos pensamientos se afirmaban mas pues la madrina de mi hermana cuando venía a vernos le traía siempre un regalito, nos visitaba una o dos veces al mes y siempre le llevaba algo a mi hermana, en cambio, mi padrino había sido un amigo del trabajo de mi papá según me comentaba mi mamá, el casi no nos visitaba ni siquiera cuando papá vivía con nosotros y cuando papá se fue de la casa ya no lo volví a ver.

Recuerdo que veía entonces a mi hermana con las cosas que su madrina le llevaba, a veces eran dulces o chocolates pero conforme fue creciendo le llevaba otro tipo de regalos, como aretitos o anillos, collares o pulseritas, todo del tipo de fantasía. Recuerdo a mi hermana como se ponía de inmediato las cositas para que la madrina la viera como le quedaban. Me daba envidia entonces y deseaba que la madrina de mi hermana hubiera sido mi madrina en vez de ese tipo que decía mi papá que era mi padrino pero que nunca veía y que me llevara también regalitos, aunque fueran cosas de niña, Pero que yo también tuviera algo para recibir, y hasta para ponérmelo, creo que eso apoyaba mis pensamientos a veces concientes, a veces inconcientes de la conveniencia de que yo hubiera sido niña en vez de niño

Mamá llegaba tarde de trabajar y todavía cocinaba lo que íbamos a comer al día siguiente. Mi hermana y yo llegábamos de la escuela como a las dos de la tarde, inmediatamente nos quitábamos el uniforme y nos cambiábamos y comíamos lo que mamá había dejado preparado. Claudia lavaba los trastes y yo barría y trapeaba. Las camas habían quedado arregladas desde temprano. Después hacíamos la tarea y como a eso de las cuatro o cinco nos poníamos a ver la tele pues mamá no nos dejaba salir a la calle si ella no estaba.

Una vez, en un fin de semana la madrina de mi hermana le llevó unos aretes eran como siempre de tipo de clip pues a mi hermana no le habían perforado las orejas. Se los puso inmediatamente para lucirlos con la madrina. Eran unos aretes de plata (imitación) y eran largos. La madrina le dijo a mi hermana que se los había comprado asi pues ella tenía el cuello alargado y seguramente le quedarían muy bien y que los aretes de ese tipo le harían lucir su esbeltez. Mamá asintió y fue una plática de solo ellas tres.

Vi a mi hermana y la miré con envidia como se ponía los aretes del regalo y moviendo la cabeza de una lado a otro le mostraba a mamá y a su madrina como le quedaban. Sentí coraje y envidia y me metí al baño y me miré en el espejo y me dije que yo también tenía el cuello largo y me pregunté que si me pusiera esos aretes si igualmente se me verían bonitos. Eran mis primeros pensamientos en ese sentido.

A mi hermana yo la quería mucho, la respetaba y trataba siempre de obedecerla en lo que me pidiera pero le tenía envidia por haber sido la primera y por todo lo que recibía de mamá y especialmente de la madrina además porque era la que tenía el control de la casa en ausencia de mamá, porque veía que disfrutaba poniéndose y cambiándose de los accesorios que le regalaban y los combinaba con cambios de ropa haciéndolos que combinaran de manera que pareciera un arreglo especial. Veía como disfrutaba ella de todo esto y sentía envidia. Era entonces que pensaba que es lo que hubiera pasado si yo en lugar de niño hubiera sido niña, ella hubiera compartido sus cosas conmigo.

A veces, al terminar de comer y hacer nuestras tareas veíamos la tele, otras ella se acostaba a dormir un poco, otras sacaba algo de su ropa para ver si aun le quedaba y se la probaba, la mayoría de las veces la volvía a guardar. Yo la veía, sin ánimo especial, solo veía que ella disfrutaba probándose ropa que de sobra sabía que le quedaba, pero la combinaba entre si y decía que esa era una forma de hacer rendir su vestuario.

Yo la miraba y me gustaba pensar que es lo que ella sentía, ella me miraba que la estaba viendo y a veces me preguntaba que estaba pensando, pero no le decía.

Pasaron algunos meses y nos acostumbramos a que mamá llegara hasta pasadas las siete de la tarde. Nosotros al llegar de la escuela nos cambiábamos de ropa antes de comer.

1 comentario:

  1. me gsutan mucho tus relatos aunque me gustaría agregaras fotos ojalá puediramos contactar por esm besos bye

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