17 feb 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XIII - XIV

Capítulo XIII, El Novio de mi Hermana

Mi hermana seguía con su novio, el la acompañaba de la escuela a la casa pero mamá no la dejaba que el pasara y a ella no la dejaba salir. Se quedaban en la puerta del departamento platicando unos 10 minutos y de vez en vez se besaban y se abrazaban y cuando se despedían el le daba un beso muy prolongado y luego se iba. Los sábados a veces iba por ella y la invitaba a salir, algunas veces al cine, otras solo a dar la vuelta y tomarse un café. Entonces yo me sentía solo pues mamá generalmente se ponía a ver la tele o a coser o arreglar sus cosas.

A veces entre semana cuando Alfonso, el novio de Claudia se iba y ella entraba daba suspiros como si estuviera actuando en una película, se llevaba las manos al corazón, las entrecruzaba y decía ¡es lo máximo! Un día le pregunté que sentía, que porqué suspiraba asi, ella contestó que era todo lo que veía en el, su manera de ser, como la abrazaba cuando caminaban por la calle y que la hacía sentir muy segura, además, añadió, que cuando la besaba la hacía sentir como mariposas en el estómago. Que curioso, me dije a mi mismo, de esa manera dije yo cuando me sentía especial. Le pregunté particularmente que sentía cuando su novio la besaba y ella me dijo que eran cosas muy ricas, te emociona y te hace perder la cabeza.

- Tanto como para que si te dijera que si te acostabas con el lo harías.

- No seas tonto, no, pero si te hace sentir como que se te va la sangre a la cabeza.

- ¿Te ha tocado el busto?

- ¡Alberto! Dijo, esas cosas no se preguntan ni se cuentan y menos entre hermanos.

- ¿Y si en lugar de tu hermano fuera tu hermanita, si me contarías?

- A lo mejor, pero resulta que no eres mi hermanita, si no mi hermanito asi que no son cosas que yo te deba de contar.

- ¿Y si fuera tu hermanita?, insistí

- Si lo fueras, a lo mejor, pero como no lo eres….

Ese fue un pensamiento que me excitó muchísimo, el vestirme de niña, simular que hubiera podido haber sido su hermana y poder tener una plática de mujer a mujer con ella. Fue una idea que se me quedó fija en la mente.

Fue una época de muchos cambios y sensaciones en mi vida, uno de ellos era esa dualidad que sentía que me gustara Marla, pero que a la vez me gustaba pensar en poder ser ella y poder sentir esas cosquillitas que sabía que ella sentía cuando le tocaba la pierna. También me daban ganas de saber como sentía Claudia cuando Alfonso, su novio la besaba.

Ella llegaba a la casa con el, abría la puerta y me avisaba que ya había, se paraban en la puerta, entreabierta pero ellos por la parte de adentro y platicaban, yo en mi recámara dejaba también la puerta semiabierta y a veces me asomaba y los veía.

Tal como habíamos quedado Claudia y yo los lunes, miércoles y viernes no me ponía sus cosas, pero lo hacía casi siempre los martes y los jueves pues sería solo de agosto a diciembre, ella me miraba y me decía ¡niña! Pensando que me molestaba, pero me encantaba que me dijera asi.

Los días que la iba a dejar Alfonso no me vestía de niña solo me ponía algunos pantalones de Claudia, se notaba un poco que eran de niña porque estaban muy entallados lo cual me fascinaba porque me quedaban muy apretaditos y sentía como me apretaban la entrepierna lo cual me hacia sentir muy bien, esos los usaba los días que iba Alfonso a dejar a Claudia porque no quería ella que me viera demasiado evidente. Con los pantalones usaba unas blusas tipo unisex que seleccionaba que no fueran demasiado obvias lo cual no era fácil pues a mi hermana le encantaban los colores “pastel” pero como ella no quería que se me notara que usaba sus cosas delante de Alfonso no me podía poner blusas rosas o verde agua, que me fascinaban, asi que tenía que usar unas de color mas discreto como blanco o color negro o caqui, a lo mas una color verde pistache que me gustaba y no era tan evidente.

Me gustaba especialmente una que era blanca de manga corta pero apenas sobrepasando el hombro. Era de tipo ombliguera y tenía una flor grabada en relieve en el pecho. La flor no se veía de lejos asi que me la podía poner aunque fuera en los días que mi hermana llegaba con Alfonso.

Yo los veía como se abrazaban y se besaban y no sabía que hacer, a veces me metía a mi cuarto con la puerta entreabierta y los miraba y me daban unas ganas inmensas de vestirme un día de niña y salir de mi cuarto y pasar frente a Alfonso para que me viera.

Una tarde seleccioné un pantalón de mezclilla tipo strech, muy entallado que apenas pude subirme por los muslos y que como era tipo “pescador” me cubría solo hasta las pantorrillas, me puse una blusa blanca de botones con la manga abombada y sandalias de esas de baño. Salí de mi cuarto y pasé por la sala rumbo a la cocina. Saludé a Alfonso como si nada y solo vi que mi hermana me hacía un gesto de enojo como diciéndome que me metiera a mi habitación. Estuve en la cocina unos minutos y pasé de regreso, no miré a Alfonso pero sentí como el me volteaba a ver.

Cuando el se fue mi hermana me dijo que en que habíamos quedado, que no estaba bien que hubiera salido asi. Le comenté que no tenía nada de malo, hacia calor y esos pantalones eran unisex.

- No te hagas, sabes que son de niña.

- Entonces ¿Por qué le dicen tipo pescador y no pescadora?

- No te hagas

- No de veras, ¿que tiene de malo?, son pantalones, los usaron primero los hombres y fueron las mujeres las que después los empezaron a usar.

- Mira, lo que pasa es que Alfonso me preguntó si esos pantalones eran tuyos o míos

- ¿Qué le dijiste?

- Que eran míos pero que a lo mejor tu no habías encontrado pantalones limpios tuyos cuando llegaste de la escuela y que como a fuerzas te tenías que cambiar el uniforme a lo mejor por eso te habías puesto unos míos.

- ¿Ya ves?, no hay problema

- No, pero no me gusta que me haya preguntado y tener que explicarle mentiras. Tu y yo habíamos quedado en que no lo harías los días que el me trajera a casa.

- Si, pero ya ves, no pasó nada, de todos modos discúlpame.

- Habíamos quedado en algo

- Si, por eso te digo que me disculpes, de todos modos no pasó nada, ¿no?

- Si, pero no me gusta que el me haya preguntado, eso quiere decir que noto algo extraño en como estabas vestido.

- Bueno, pero al final, no paso nada ¿no?

- No, pero no me gustó, no quiero que vuelva a pasar, ¿ok?

Capítulo XIV, No es por Falta de Ropa

A mi me había excitado mucho que el novio de mi hermana le hubiera preguntado a ella si los pantalones tipo “pescador” que yo estaba usando ese día eran míos y que ella le hubiera contestado que eran de ella, ese pensamiento me tuvo pensando en fantasías de usar ropa de ella cuando el fuera a dejarla y que el lo notara.

Pasaron unos días y yo mantenía en mi mente este pensamiento, un día que fue Alfonso a acompañar a Claudia a la casa yo seleccioné unos pantalones verde agua, que eran de los mas ajustados de los que tenía mi hermana. Me los puse y vi que se transparentaba la pantaleta que era de tipo normal. Me quité los pantalones y la pantaleta y busqué en los cajones de mi hermana una muy pequeña, tipo bikini y me la puse. Era de color blanco y se transparentaba un poco menos pero igual se notaba pues la tela del pantalón además de ser clara era muy delgada pero no se veía mal, al contrario, se veía sexi.

Me puse una blusa que ella usaba con ese pantalón, era también verde agua, tejida con escote amplio redondo y manga tres cuartos. Me peiné el cabello hacia abajo y esperé en mi cuarto a que ellos llegaran.

Cuando mi hermana abrió la puerta y entraron salí de mi cuarto, sabiendo como me veía y para aparentar que había una justificación para que yo estuviera vestido asi le dije: Oye, no tengo ropa limpia que ponerme y de la tuya que es unisex esta toda en el bote de la ropa sucia asi que me tuve que poner esto.

Ella me miró con ojos de furia pero Alfonso dijo, no te preocupes mejor asi que andar encuerado y se rió.

Claudia dijo

- Pues si no tienes ropa limpia quítate eso que no es tuyo y quédate en tu cuarto, o ponte el uniforme de nuevo pero no andes asi por toda la casa.

- Sabes que mamá me dice que me cambie el uniforme inmediatamente al llegar y si no tengo ropa limpia ¿Qué tiene de malo que use la tuya que es unisex?

- Bueno, terció Alfonso, asi unisex, unisex que tu digas esa ropa no es, pero si no tienes ropa limpia pues no hay nada de malo que te pongas algo que puedas usar aquí en la casa. Malo que fueras a salir a la calle, ahí si sería otra cosa.

- Si, no pretendo salir le contesté, solo es para estar aquí y ni modo que ande solo en trusa, ¿No?

- No te hagas el payasito, me increpó Claudia.

Alfonso preguntó

- Claudia tiene razón, ni modo que andes por la casa solo en trusa, ¿no?

- No me refiero a eso, dijo Caludia, lo que pasa es que mi hermanito no usa trusas

- ¿Qué, no usas trusas?, a poco andas a “raiz” dijo el.

- No, lo que pasa, comentó Claudia, es que el usa ropa interior de niña

- ¡Claudia!, la callé, si uso ropa interior de niña es porque con las trusas me rozaba mucho “ahí” dije sin señalar un lugar en particular

Alfonso se rió, pero no burlándose si no mas bien como sintiendo que la conversación era simpática, comento:

- Con razón me preguntaba que porque se te transparentaba algo como tipo bikini del pantalón y no una trusa, hasta creí que tampoco tenías ropa interior limpia, volvió a reir.

- Tengo, pero se ve mal, por eso pensé que si usaba este bikini estaría bien pero se transparenta porque a parte de ser blanco la tela del pantalón esta muy delgadita.

- Y a parte esta bien entalladito, de veras que te hace ver bien el cuerpo

- ¡Alfonso! Dijo Claudia.

El agregó

- Si no fuera porque sé que eres hombre te diría que te ves muy bien

- ¡Alfonso! Volvió a decir Claudia.

- Gracias, le contesté, yo también me siento a gusto asi, pero a Claudia no le gusta.

Claudia permanecía callada, molesta porque yo vestía asi delante de Alfonso.

- ¿Cómo que no le gusta? ¿que te tienes que poner muy seguido su ropa porque te quedas sin ropa limpia?

Claudia comentó mostrando su enfado conmigo.

- No, se pone mi ropa no porque no tenga ropa limpia, si no porque le gusta, cuéntale si no, me dijo.

Me turbé, no sabía que decir, me quedé callado por un momento y después dije:

- Lo que pasa es que a veces me gusta usar algunas de las cosas que ella usa, pero solo por sentirlas, me gusta la suavidad de la tela de algunas de sus cosas, las siento muy suaves cuando rozan mi cuerpo

- Si, dijo Claudia, pero eso no es pretexto.

- Bueno, si el se siente a gusto ¿Qué tiene de malo? Le dijo Alfonso a mi hermana.

- Que no es normal.

- Ok, no es normal, pero tampoco esta matando a nadie. ¿Cada cuando usas cosas de tu hermana? Me preguntó

Sin que yo alcanzara a contestar, ella le dijo.

- Casi todos los días, solo los sábados y domingos que esta aquí mi mamá no lo hace.

- Bueno, dijo Alfonso, entonces tiene razón tu hermana, no es por sentir la tela y esas cosas, mas bien es porque te gusta, ¿no?

- A ver, contéstale me ordenó Claudia, dile porque lo haces.

- Pues si, es más bien porque a veces me gusta imaginar como hubiera sido si yo hubiera sido su hermanita en lugar de su hermano, pero nunca me he vestido totalmente como ella.

- O sea que algún día te gustaría vestirte todo de mujer para verte como si hubieras sido su hermanita?

Antes de que yo pudiera contestar Claudia le dijo

- ¿Un día?, si ya se ha vestido varias veces. Desde chiquito se ponía mis artes y mis pulseras. Cuando cumplí quince años después de la fiesta antes de guardar el vestido el se lo puso y hasta modeló. O sea que no es porque no tenga ropa limpia, es como dices, mas bien porque le gusta.

- Pues qué, ¿no que tenías novia? Dijo Alfonso dirigiéndose a mi

- Si, tengo, contesté ahora si antes de que Claudia me interrumpiera, y me gusta.

- ¿Y entonces porque te gusta usar la ropa de Claudia.

- De nuevo contesté antes que ella: Ya te dije, porque también me gusta sentir como siente ella..

- ¿O sea que ya te has vestido completamente de niña?

- Si, varias veces contestó nuevamente Claudia antes que yo pudiera decir nada.

- ¿Varias? ¿Cuántas? Preguntó Alfonso.

- Casi todos los martes y Jueves, desde hace como dos meses dijo ella.

- Tampoco exageres mencioné..

- ¿Si o no te has vestido completita (ella me mencionó en femenino, me hizo sentir muy bien) por lo menos una o dos veces a la semana desde que tenías como doce años que fue cuando yo cumplí los quince.

- Bueno, si, pero…

- Nada de peros, lo haces mas seguido de lo que parece.

- Ya, ya, ya, intervino Alfonso, déjalo, si lo ha hecho desde hace tiempo pues muy su onda. Y tu mamá ¿que dice?.

- Ella no sabe, le contestó mi hermana.

- ¿Y si se entera?

- Pues quien sabe.

- Bueno, pues por lo pronto, dijo Alfonso, a mi me encantaría poder verte un día de niña, se me hace que te has de parecer mucho a Claudia..

- ¡Nunca!, dijo ella.

- Bueno, pero no te enoje, le replicó. Además no sería verlo a diario asi, si no nada mas una vez para ver que tanto se parecen.

- Los dos están igual de locos, además, ¿para que quisieras verlo tu?

- Es solo por curiosidad, si se parecen me gustaría verlas, es todo (de nuevo, hablaban de mi en femenino)

- Verlos, corrigió mi hermana, no se te olvide que el es hombre.

El cambió de tema para contentar a Claudia y después de un rato se fue.

Cuando nos quedamos solos mi hermana me reclamó porque había faltado a nuestro acuerdo de no mostrarme ante Alfonso usando su ropa. .

- Pero si no use ni faldas ni vestidos, además no pasó nada le argumenté.

- No, no pasó nada pero ahora Alfonso ya sabe que hay veces que usas ropa de mujer, lo que es peor, que te gusta vestirte de niña.

- Si, pero no pasó nada, ya viste, hasta dijo que un día le gustaría ver como me veo.

- Claro que me di cuenta de que lo dijo, eso me molesta mas.

- Pero ¿por qué?, hoy me vio con tu ropa y no pasó nada, ¿Qué tendría de malo que un día me viera con tu ropa pero de la que no sea unisex.

- Esa que traes puesta no es unisex y lo sabes muy bien, son pantalones, si, pero son ciento por ciento de mujer.

- Ahí esta, y no pasó nada. Déjame vestirme un día solo para que vea lo parecidas que somos (esta vez fui yo el que habló en femenino)

- Parecidos, ¿Qué tu también te empiezas a confundir?

- No, se que no soy niña pero cuando me visto como tu me imagino que tal vez hubiera podido serlo.

- Dime, dijo ella ¿realmente te gustan las muchachas?,

- Si, por ejemplo, Marla me gusta mucho y si a eso te refieres me imagino poder acariciarle un día sus bubis.

- ¿Entonces porque te gusta vestirte de niña?

- Me gusta imaginar cuando a una chica la acarician, me gusta imaginar que es lo que se siente.

- ¿O sea que te gustaría que un chico te acariciara a ti?

- No, asi no, lo que digo es que si fuera niña y tuviera bubis, eso sería natural, ¿no?

- Por eso, ¿te gustaría que un chico te acariciara las bubis?

- No porque no tengo.

- Si, no tienes, ¿pero si tuvieras?

Pensé en la respuesta.

- Pues creo que si tuviera bubis, si. Sería natural, ¿no?

- Si tuvieras, pero en lugar de eso tienes eso en medio de las piernas dijo señalándome “ahí”

- Por eso solo me gusta imaginarlo, repliqué, no digo que lo vaya a hacer.

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