28 feb 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XVII

Capítulo XVII, Las Fiestas de Fin de Año.

Durante los meses de agosto a diciembre tuve una especie de vida doble, es decir, tuve un acercamiento físico importante con Marla, y por otra parte muchas veces al llegar de la escuela me vestía con ropa de mi hermana, a veces imaginando que yo era Marla y que tenía un novio que me tocaba los senos y que lo rechazaba y después cuando se presentó el acercamiento del último día me imaginé que hubiera podido ser ella.

Las dos cosas me encantaban y por las dos me sentía excitado. Había veces que tenía erecciones recordando los pequeños pero firmes senos de Marla que a la vez eran muy suaves al tacto.

Ahora se acercaba la Navidad, bueno, primero serían las posadas y después las fiestas de Navidad y Año Nuevo, eso me recordaba que yo tenía una promesa con mi hermana, sin embargo, era una promesa que no quería cumplir, pues en realidad, sentía que me gustaba mucho la sensación de vestirme de niña..

En el trabajo, mamá también salió de vacaciones y aunque me gustaba que estuviera en casa esos días no pude usar las panties que me había dado mi hermana. Me sentía un poco mal pues aunque la última sesión con Marla fue fantástica la otra parte de mi pensamiento sentía que no había tenido suficiente oportunidad de vestirme de niña en casa. Esos cinco meses se pasaron volando y yo quería hacer otras cosas. Quería vestirme y maquillarme. Mi hermana ya de 16 años se pintaba una línea tenue en los ojos y se pintaba los párpados y los labios muy discretamente cuando salía al cine o simplemente a pasear con Alfonso los sábados asi que yo quería hacer ese tipo de cosas, sabía que no podía maquillarme y salir, aunque el maquillaje fuera muy ligero, pero deseaba hacerlo aunque fuera en casa pero se acababa el tiempo, pues al finalizar diciembre, con la llegada del año nuevo se suponía que yo dejaría de vestirme de niña y no lo quería pues pensaba en esas cositas que deseaba y no había podido hacer, entre ella, me imaginaba salir un día del departamento vestida de niña, pero no me atrevía a confesárselo a mi hermana.

Llegaron las posadas, hubieron varias en la unidad, casi cada día pues cada edificio organizaba la suya. El día que se hizo la de nuestro edificio estábamos todos abajo, en los estacionamientos en donde se hacia la fiesta, con letanía y piñatas. La fiesta era segura pues estábamos dentro de la unidad y el vigilante tenía instrucciones de no dejar pasar gente extraña.

Ya en la fiesta, hubo un momento que me dio un poco de frío y subí al departamento hasta el cuarto piso por algo para taparme, abrí y entré a mi recamara por una chamarra que tomé y apagué la luz de mi cuarto precisamente cuando escuché que la puerta del departamento se abría.

Eran Claudia y Alfonso, entraron pensando que estaban solos. Yo me quedé en la recamara observándolos desde la semioscuridad.

Comenzaron a besarse casi de inmediato, tal parece que hubieran subido precisamente buscando la oportunidad de estar en privado aunque fuera por unos minutos por lo que pensando que estaban solos se empezaron a acariciar mutuamente. El le tomaba la cara entre sus dos manos y le daba besos pequeños en la boca, en las mejillas, en la frente, en el cuello…

Ella cerraba los ojos y recibía los besos de una manera especial, suspirando y cambiando el ritmo de su respiración haciéndole sentir a el que estaba contenta con lo que el estaba haciendo.

El la estrecho hacia si y le besaba el cuello, movía sus manos por su espalda bajándolas a su cintura y subiéndola por su vientre. Le desabrochó el primer botón de la blusa y le beso en el escote descubierto, ella movió la cabeza hacia atrás complacida con lo que estaba sucediendo como ofreciéndole su cuello, extendiéndolo hacia atrás para dejarles a esos besos camino abierto hacia su busto. Su respiración era entrecortada y se percibía que a los dos, ese momento les estaba produciendo gran placer.

En ese momento el le desabrochó otro botón de la blusa y besó su piel en la parte que la liberación de ese botón había dejado al descubierto. La siguió besando mientras desabrochaba un tercer botón lo que le permitió hacer la blusa hacia un lado y dejar al descubierto el brasier de mi hermanita.

Yo estaba como pasmado, no sabía si decir algo o no, no quería que se dieran cuenta que los había estado mirando, pero por otra parte no quería ver como le estaban haciendo ese tipo de caricias a mi hermana. No hice nada.

El la siguió besando y vi como empezó a acariciarle los senos con una mano mientras con la otra la atraía de la cintura hacia el, estrechándola y pegando totalmente su cuerpo al de ella. Imaginé que le estaba haciendo sentir su virilidad y fue algo que no me gustó

Yo no sabía que pensar, estaba viendo como mi hermana y su novio tenían un acercamiento físico que yo no imaginaba. Continuaron asi por unos minutos y vi como el le tomó la mano a ella y sin que mi hermana opusiera resistencia la dirigió hacia su pene y ella lo tocó y lo empezó a acariciar mientras el regresaba su mano a acariciarle el busto.

Yo no sabía que hacer, pensé que si no hacía nada ellos iban a terminar acostándose. Mi mamá estaba abajo, y nosotros tres arriba, no sabía si subiría o si nos extrañaría. Eran demasiadas emociones para tan poco momento. Ellos continuaron asi por unos minutos, el tocándole los senos de manera directa, besándola en el cuello y ella con su mano sobre el pantalón acariciándole el bulto que por su eminencia yo alcanzaba a ver desde donde estaba, ella lo acariciaba como si fuera cosa normal hacérselo. Los dos respirando de una manera entrecortada. El se separó un momento de ella y se bajó el cierre, se metió la mano al pantalón tratando de sacar su pene.

Me quedé petrificado.

Ella reaccionó y aprovechó ese momento para recuperar la compostura y le dijo que se bajaran, que mamá se iba a preguntar donde estarían.

El le dijo que solo un momento mas manteniendo su mano dentro de su bragueta como esperando la aprobación de ella pero Claudia ya estaba en control. Le dijo que no.

Finalmente el le dijo que le permitiera pasar al baño y que la alcanzaba en un momento.

Mi hermana se abotonó nuevamente la blusa, entró a la recamara y se peinó mientras Alfonso pasaba al baño y se bajó sin esperarlo. Alfonso salió del baño y se bajó también. No se dieron cuenta de que yo había estado todo el tiempo ahí.

La posada siguió y mamá se subió poco después de que se cantó la letanía sin esperar a que se rompieran las piñatas, Alfonso se fue como a las once de la noche y Claudia y yo nos quedamos un rato mas. Ella notó una actitud seca de mi parte.

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