10 jun 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. LXXIII

Capítulo LXXIII, Quizá en Vacaciones

Se me ocurrió una idea, Claudia estaba sensibilizada ahora para tener una apertura real, no nada mas de dicho, si no de hecho. No perdía nada si le decía una idea que en ese momento imaginé.

- Bueno, le dije hay una manera de pasar una semana en mi vida como mujer

- ¿Cómo? ¿Haciendo qué?, No quiero oír tonterías

- Por ejemplo, si pudiera visitarte en San Luis, en mis vacaciones unos días

- ¿A poco crees que podrías ir a la casa vestido de mujer?

- No sería ir vestido de mujer, sería como si en verdad fuera tu hermana Patricia. No es que fuera disfrazado, si no que iría realmente como Patricia, como mujer, como tu hermana.

- Si, pero ni modo de decirle a Carlos

- Le puedes decir, se supone que tienes confianza con el ¿no? a mi no me importaría que le dijeras, es algo que es real en mi, asi que no habría problema.

- No, a ti no te importaría pero a mi si, me podría causar un problema además creo que sentiría pena con el.

- ¿Ya ves? Ese es el problema que tengo, soy hombre pero forzadamente y eso hace que no pueda ser mujer ante los demás, creo que eso es lo que me tiene asi.

Guardó silencio como tratando de asimilar, después me dijo para hacerme sentir bien.

- Mira, no te prometo nada, tendría que hablar primero con el. No es que se comporte como macho, pero no es común pedir algo asi.

- Si, pero solo el lo sabría. Ante los amigos de ustedes yo sería tu hermana, sería Patricia que es como me hubiera gustado ser.

- Me da miedo que pudieras hacer o intentar alguna locura.

- Ni lo digas, a poco entre hermanas se andan quitando los novios?,

- No me refiero a Carlos, si no a que a alguno de nuestros amigos se le pueda alborotar la hormona y quiera contigo sin saber que en realidad no eres hermana.

- Eso sería fabuloso, como un sueño

- ¿Ya ves? Eso es a lo que me refiero

- ¿Como crees? no le daría entrada a nadie, no saldría a ninguna parte si no fuera contigo o con los dos.

- Si, pero nosotros trabajamos y estarías solo todo el día.

- Saldría a pasear, a un museo o a pasear por la ciudad

- ¿Y si alguien trata de conocerte? ¿Qué va a pasar?

- Ni modo que me acueste con alguien al primer día, no te preocupes, no pasaría nada, solo sería como una verdadera hermana que te visita, ¿si?, Ándale, eso me haría feliz.

- No te prometo nada, no se si se lo quiera comentar

- Ándale ¿siiii?

Esta idea me modificó positivamente el ánimo y me sentí bien después de mucho tiempo de no hacerlo. Regresamos a la casa, mamá se me quedó viendo cuando entramos, después, en la tarde Claudia me dijo en un momento que nos quedamos a solas que mamá le había preguntado que qué me había dicho pues era evidente que mi comportamiento había cambiado después de la plática que habíamos tenido.

Yo le comenté que el hecho de que hubiera una probabilidad de que Patricia la visitara era mas que suficiente para cambiar mi estado de preocupación y confusión, comentó:

- Te voy a hacer una pregunta muy íntima, pero quiero que me la contestes pues de eso depende si podemos hacer este plan.

- ¿Qué?, le dije

- En tu caso, el deseo sexual que dices tener como mujer ¿es controlable?

- No te entiendo

- Disculpa la claridad de la pregunta pero si ya que dices que has hecho sexo como mujer me gustaría saber si lo puedes controlar

- No te entiendo, insistí sabiendo perfectamente a que se refería pero dudándolo por lo vergonzante y agresivo que sentía lo que decía.

- Perdona que sea tan directa, pero te pregunto que si no te andas ofreciendo al primer chico que te gusta y que se te pone enfrente.

- ¡Claudia!

- Discúlpame pero no quiero problemas con Carlos.

- ¿Cómo crees?, creo que mi feminidad y mi deseo sexual pueda ser como lo es el de cualquier mujer, al menos asi lo pienso. Es como en tu caso, ¿Qué pasaría si yo te hiciera la misma pregunta? ¿A poco andas por ahí ofreciéndote a cualquier chico que te guste?

- Claro que no, es diferente, además yo tengo pareja

- En ese caso, yo también.

Justo al momento de decirlo me arrepentí de haberlo hecho, pero realmente no hacía diferencia a lo que habíamos platicado en la mañana.

- ¿Cómo? Preguntó con cara de total asombro

Le conté de Jaime, claro que no le dije que el tenía novia, solo que lo “veía” ocasionalmente, pero no le dije que era el chico de la tienda ni le di detalles, tal como ella me lo había pedido, no quería problemas.

Se quedó con la boca abierta, me dijo que eran muchas sorpresas para tan poco tiempo. Asi era, pero me sentía bien. Como hermana menor confesándole a la mayor sus aventuras, sin embargo era notorio que a ella no le hacía gracia escucharme, eso me dolía, pero traté de avanzar en la posibilidad de visitarla en vacaciones.

- Entonces ¿qué? Le dije

- ¿Qué de que?

- No te hagas, ¿me invitarías a pasar una semana en San Luis pero como Patricia?

- Tendría que platicarlo con Carlos, me contestó no muy convencida, no se si quiera, ni siquiera te conoce de hombre. Además San Luis es una ciudad muy conservadora.

- Si, pero no iré como Alberto disfrazado de mujer, si no como Patricia, tu hermana que estará tomando sus vacaciones, además si Carlos me conoce asi como Patricia, sería fantástico.

- Si, para ti, pero comprende lo difícil que sería para mi

- Lo sé, pero dime que al menos lo intentarás, ¿si?

- Si, pero no te vueles, si se llegara a hacer, no sería mañana.

- No importa, con el hecho que me digas que lo intentarás quedo con la esperanza de que se pueda llegar a hacer. De esa manera quedo ilusionada.

- Ilusionado, corrigió

- No, ilusionada Insistí pues sería Patricia la que te visitaría, no yo.

- Estas loco

- Si pero solo por la posibilidad de que esto llegue a suceder.

La conversación quedó ahí. Ese viaje nunca se llegó a realizar pero la posibilidad de un día hacerlo alimento mi ánimo por mucho tiempo.

A raíz de esa plática con mi hermana cada día me sentía mas identificada con el sexo mental que yo misma me había asignado. La viborita que tenía entre las piernas se sentía conforme con estos pensamientos y poco a poco fue aceptando su realidad: estaba ahí únicamente para poder canalizar el desahogo sexual que mi cuerpo requería como Patricia, era una especie de instrumento del que disponía para alcanzar la satisfacción de su sexualidad. Era paradójico, pero necesario, pero solo para eso estaba ahí, nada mas que para eso. Finalmente lo entendí y gustosa, lo acepté de esa manera.

Las siguientes veces que llegué a ver a Claudia platicábamos de “nuestras cosas”, por razones obvias yo no era muy explícita pero si le llegué a contar las generalidades de si había conocido a algún chico o alguna aventura que hubiera podido tener en alguno de los viajes que hacía por el trabajo. Ella no me preguntaba detalles, de hecho, creo que me escuchaba mas por cortesía que por interés, ocasionalmente le hablaba de mis salidas al interior del país en audiencias de cobranza a empresas y de si había habido “chance” de algo. No le decía mas, me escuchaba un poco distante, en aquel entonces para mi, con eso, era suficiente, pero la verdad de las cosas es que nunca pudo Patricia ser una verdadera hermana para Claudia, y sin llegar a ser verdaderas hermanas tampoco volví a platicar con ella aspectos de mi vida de varón, se puede decir que al final, perdí ese apoyo tan importante en mi vida que siempre había sido mi hermana.

Tiempo después vinieron de visita para que conociéramos a Carlos, yo estuve atento a recibirlos bien, pero en mi plan de hermano pues en la casa yo nunca vestí como Patricia, por mamá principalmente.

Claudia algo le había contado a Carlos pues no se extrañó de la ropa que usaba que como siempre que estaba en la casa era mas bien del tipo de pantalones y playeritas de mujer. Antes de que llegaran, mamá me dijo molesta que al menos en esa primera ocasión me pusiera otro tipo de ropa pero le comenté que ya había habado con Claudia y que ella probablemente le habría comentado a Carlos. Además, le dije, que si siempre estaba asi en la casa, no tenía porque vestir de otra manera.

- Por tu hermana, dijo

- Ella ya sabe

- Pero a lo mejor Carlos no

No le dije nada, pero medité en que esto era ya aceptado casi de una manera normal en su mente pues se inconformaba por lo que pensaría Carlos, no por lo que pensaba ella. De hecho era una manera de expresar si no una aceptación por mi forma de ser, una especie de conformidad cómplice, que le evitaba disgustos y regaños.

Poco a poco a partir de entonces mi ropa era menos problema ante ella, tanto al guardarla que ya lo hacía sin dejarla bajo llave como al usarla que dentro de la casa era ya común en mi.

Nunca sé faldas o vestidos ante mamá, pero definitivamente la ropa que usaba como pantalones o playeras, incluso blusas eran típicamente de mujer.

Mamá nunca me dio su aprobación abierta pero si en cierta manera tácita al quedar callada cuando me veía vestir asi. Creo que le dolía mas que molestarle, pero era esa, parte de una vida que ahora, ya no me alteraba que fuera asi, la aceptaba y la empecé a gozar y de eso, mamá si se dio cuenta.

- Si siempre estoy asi aquí en la casa el no tiene porque decir nada, volví la plática.

- Pero vas a incomodar a Claudia

- No lo creo, ella algo le ha de haber dicho ya, de hecho, yo le pedí que lo hiciera pues quiero ver si algún día puedo ir a pasar unas vacaciones con ellos (no le dije bajo cuales condiciones).

.

Llegaron y pasaron toda la tarde con nosotros, Carlos me miraba pero no demasiado insistente, era simpático y agradable, me dio gusto por mi hermana. Se fueron a dormir fuera (ya eran pareja) y al día siguiente solo vinieron a la casa a despedirse pues se regresaban a San Luis. Mi hermana nunca volvió a tocar el tema de la posibilidad de que la pudiera visitar como Patricia, era evidente que no lo quería; No me importó, ya no me inquietaba el ir de vacaciones o no, empecé a satisfacer esa necesidad de otras maneras.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario