9 abr 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XLIV

Capítulo XLIV Iniciativa

Me puse un pantalón de cierre y broche atrás y me fui a trabajar. Llevaba un suéter que me tapaba el cierre de la parte trasera el cual había dejado sin subir de forma deliberada. Llegué y me pasé detrás del mostrador y cuando se fue don Melquíades me quite el suéter en un ademán de cierta coquetería, no me quería ver afeminado, pero quería que el percibiera cierta intención en mis movimientos, le pregunté:

- ¿Cómo me veo?

- Te ves bien, esos pantalones ya los habías traído y desde entonces te dije que te quedaban bien.

- Si pero (aquí eché a andar mi plan), fíjate que ahora no les pude subir el cierre y agregué ¿me ayudas?

- ¿Qué?, ¿quieres que te suba el cierre?

- Si, es que no alcanzo bien y creo que esta atorado, ven, le dije al momento que me pasaba a la trastienda.

El me siguió, me preguntó que quería que hiciera y le dije que solo desatorar el cierre y subirlo, pero, le dije, tienes que asegurarte que el cierre no se atora con mi panty

- ¿Cómo?

Tomé aire, era el momento máximo de mi sexualidad hasta ese momento y quizá el definitorio de muchas de mis preferencias en el futuro pues estaba tomando la iniciativa y llevando a Jaime a hacer lo que ya de manera abierta había reconocido en mi mismo o sea un acercamiento francamente sexual..

- Mete la mano y la haces a un lado alisándola para que no se vaya a atorar.

- ¿Quieres que te agarre?

- No, mentí, nada mas que metas la mano y acomodes la tela de la panty hacia los lados para que el cierre no la vaya a morder y luego lo subes.

¿Asi? Dijo mientras metía la mano por el cierre y tocaba mi panty pero no pudo meterla bien porque el pantalón me quedaba muy entallado, le dije que esperara un segundo y me desabroché el botón y dejé suficiente espacio para que el metiera la mano, le dije:

- Alisa la panty hacia los lados y luego me abrochas el botón para subir el cierre.

Era un juego sexual que ya estábamos jugando de manera franca, Metió su mano y me empezó a acariciar las pompis, me preguntó.

- ¿Asi?

- Si, le dije mientras el pasaba su mano por mis glúteos asegúrate que quede bien lisita, no se vaya atorar, dije a manera de pretexto.

Ya era abierto y descarado, el me estaba manoseando las pompas, tenía la mano metida en mi pantalón y me estaba acariciando moviendo su mano de un lado a otro, dijo

- ¿Ya ves que si te gusta? ¿entonces por qué te molestaste por lo que te dije el otro día?, ¿Te gusta no?

- Si, pero no me gusta que me digas asi como me dijiste.

- Bueno, no te digo, pero lo sabes, ¿no?

- No, solo me gusta que me acaricies, pero no me gusta pensar en ser eso que dijiste el otro día.

- Te voy a enseñar que si

Yo estaba de espaldas a el que tenía sus dos manos dentro de mi pantalón, en mis pompis. Sacó una mano y tomó la mía y manteniéndome de espaldas a el la llevó directo a su pene en donde me hizo que la posara y que lo apretara un poco haciendo una presión que de inmediato generó una reacción en el haciendo que su pene se pusiera duro.

- ¿No que no? Me dijo

- Si, le dije en plena conciencia de que en efecto, me gustaba que el me acariciara, pero mas que yo les estuviera agarrando el pene a el..

- ¿Ya ves que entonces si?

- ¿Si, que?

- Bueno, si te gusta entonces lo que te dije el otro día es cierto, ¿no?

- No, bueno, tal vez, pero se oye feo.

- No, se oye bien porque te permite disfrutar de esto, si no fuera asi no estarías tocándome “ahí” y te lo estarías perdiendo, ¿no?

- Tal vez, contesté.

- Y también te perderías de esto

Diciendo esto, hizo que separar mi mano de su pene y me atrajo hacia el dejando que sintiera su virilidad de manera clara en medio de mis nalguitas. El tenía su cosa debajo del pantalón pero sentí su dureza como reacción al placer que estaba recibiendo y que por medio de esa misma dureza lo correspondía haciendo presión en mi agujerito. Mi sentimiento fue explosivo, no me importaba cómo me llamara, ni si lo que me había dicho era cierto, solo estaba pensando en ese momento y el enorme deleite que me provocaba..

De repente oímos el sonido de una moneda que golpeaba el cristal del mostrador. Era un cliente que llegaba a comprar algo y llamaba asi pues no había nadie a la vista, El sacó inmediatamente la mano de mi pantalón, me dio una mirada rápida que no supe interpretar y salió a atender a la persona que había llegado. Mi sexualidad estaba despertando a pasos agigantados.

Pasaron dos o tres días sin que Jaime y yo comentáramos nada, yo usé esos días solo pantalones de mezclilla. Al tercer día el me preguntó

- ¿Qué? ¿Ya no vas a usar pantalones con el cierre atrás?

Jugando con la respuesta le pregunté a mi vez

- ¿Cuáles te gustan mas para meter las manos, los de cierre atrás o los de cierre adelante?

Comprendió la broma y me dijo

- No, pues los de cierre atrás. A los de cierre adelante no le hago, dijo riendo

Al día siguiente seleccioné unos pantalones con cierre y botón atrás pero no muy entallados, para que no le costara trabajo a Jaime meter la mano porque sabía que eso iba a suceder. Se puede decir que esa fue la primera vez que me vestí con una finalidad puramente sexual, aunque fuera a ese nivel, pero para mí, que estaba principiando fue mucho.

Camino de la tienda me imaginaba lo que podría pasar, más bien, no me lo imaginaba, tenía miles de fantasías. Llevaba una chamarra larga que me cubría bien. Esperé a que se fuera don Melquíades y me puse a trabajar. Jaime no me dijo nada y pensé que se le había pasado el entusiasmo, ya la tienda había tenido vacíos entre cliente y cliente y el no decía nada. Pensé que ya no se iba a hacer pero en un momento que yo entré a la bodeguita por mercancía el me siguió me dijo que había notado que había llevado el pantalón con el cierre atrás y añadió:

- Parece que ahora no tienes problemas con el cierre.

- No, el cierre subió bien, lo que pasa es que la panty quedó un poco arrugada le dije mientras me bajaba el cierre.

Traté de desabrocharme el botón del pantalón pasando mis dos manos a la espalda hacia la cintura.

- Permíteme, dijo poniendo sus dos manos sobre las mías para hacerlas un lado y ser el quien desabrochara el botón.

Se lo permití sabiendo que ese acto era una especie de permiso tácito de mi parte para que el hiciera lo que quisiera hacer.

Tenía el pantalón desabrochado por la parte de atrás y el cierre abajo. Sentí como metió su mano entre el pantalón y la panty y me empezó a acariciar. Lo que sentía era algo que no había experimentado antes, me di cuenta de que empezaba a respirar como había respirado Marla cuando yo la acariciaba, ese recuerdo y estar haciéndolo yo ahora me enloquecían, pensaba que no podría resistir pero por otro lado tenía en la mente la conciencia de una pregunta que me había hecho antes muchas veces: ¿estaría bien lo que estaba haciendo?

No tuve ocasión de contestarme a esa pregunta, oí su voz muy cerca de mi oído con una pregunta que daba paso a una afirmación de lo que era evidente,

- ¿Te gusta? dijo en voz baja que de si misma sumaba un gran erotismo a ese momento.

- Si

- ¿Mucho?

- Si

- ¿Y asi?

Fue lo máximo, en el momento que me hizo esa pregunta posó su dedo medio en mi agujerito, solo protegido por la delgada tela de la panty, lo empujó de tal manera que sentía yo la tela entrando unos milímetros en el, pero dirigida por el dedo de Jaime. Era mas de lo que podía resistir, Pasó la mano de entre el pantalón y la panty a entre la panty y mi agujerito tocándolo ahora “en vivo”. Volvió a iniciar el proceso de acariciarme las dos pompis pero ahora, su dedo ya no tuvo la limitante de la tela de la panty asi que lo colocó en la boca de mi agujerito y lo empezó a introducir con pequeños movimientos hacia adentro, muy suave, la falta de lubricación me producía un dolorcito que no obstante me resultaba agradable, por lo que significaba. Hacía movimientos rítmicos hacia adentro, penetrando mas y mas a cada momento avanzando en su camino hacia mi definición.

Yo estaba pleno de placer de mujer satisfecho por lo que estaba pasando, por lo que me estaba pasando,

Asi, poco a poco Jaime introdujo finalmente todo su dedo de tal manera que sentí la palma de su mano tocando mis nalguitas y el dedo totalmente dentro de mí. Pensé que ese era el momento de mi desvirginisación y me sentía feliz.

Finalmente alguien llamó en el mostrador. Jaime sacó su mano rápidamente de mí provocándome un leve dolor, me hizo una seña de que saliera a atender a la persona que había llegado. El se metió al baño a lavarse las manos mientras yo tardé unos segundos en abrocharme pues el botón y el cierre de mi pantalón estaban por detrás. Mientras lo hacía el salió del baño y pasó al frente de la tienda para atender a la persona que había llegado, me pidió que no saliera.

Yo esperé, creyendo que el iba a volver pero no lo hizo por lo que después de unos minutos salí de la trastienda y me dirigí al mostrador, no sabía que pensar de mi mismo, solo sabía que me sentía muy bien, lo demás no era importante en ese momento.


1 comentario:

  1. hola por que no siges la historia o ya termino
    desde ya muchas gracias

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