21 abr 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XLVIII

Capítulo XLVIII, Mi Madre

Había sido difícil hablar de esto con Claudia, me deprimió un poco su decepción, sin embargo, al final estaba animado pues ella ya sabía de lleno lo que yo pensaba y que me había orillado a desear y poder tener mis pequeñas bubis pero no sabía como iba a poder explicárselo a mi mamá si ella lo llegaba a notar.

No tuve que esperar mucho, ni siquiera habían pasado dos días cuando mi hermana ya le había contado todo a mi mamá, después me dijo que había sido porque estaba preocupada.

Esa noche mi. Mamá llegó del trabajo, sin decir mas me llamó a la mesa del comedor y dijo:

- Claudia me contó lo que hiciste. Hizo una pausa esperando un comentario mío, pero me quedé callado.

Me dio mucha pena, de las dos, mucha vergüenza de que mi mamá supiera lo de mis bubis y pena por lo que esto la estaba haciendo pasar.

Me dio coraje con mi hermana que había ido con el chisme, pero al mismo tiempo se lo agradecí, pues me liberaba de ese vivir de la manera en que estaba haciéndolo, teniendo que ocultarme ante ellas para que no me vieran que tenía crecido el busto pensando en que en cualquier momento me pudieran descubrir. Era una tensión contínua, difícil de sobrellevar que de esta manera se disipaba. Ante mi silencio mi madre me preguntó de manera directa:

- ¿Por qué me hiciste esto hijo?

- Perro mamá, si no te lo hice a ti, ni siquiera lo hice por ti, lo hice porque siempre había querido, no tenía intenciones de que lo supieras, si Claudia no te hubiera dicho no lo hubieras notado.

- Yo lo sabía, no lo sabía bien pero siempre has sido asi, por eso sabía que un día terminarías haciendo cosas raras., agregó, ¿Por qué lo hiciste?

- Son puras fantasías.

- ¿Te sientes mujer?

- No, al contestarle esto no mentía, proseguí, no, no me siento mujer pero desde chico había tenido la tentación de sentir lo que sería tener busto.

- ¿Sentirlo para que?, ¿para que te lo anden manoseando?

Mi mamá estaba molesta y dolida, lo notaba por la manera en que me estaba hablando y por la entonación que uso en esto último que había dicho.

- No mamá, no quiero que me manoseen, solo es imaginar que me acaricien, pero no tiene que ser un hombre o una mujer, solo me imagino que me lo acarician, eso es todo, es solo imaginación.

- No te creo dijo con sabiduría mi madre.

- ¿Por qué no me crees?, no puedes saber lo que estoy pensando.

- Si lo puedo saber, esas hormonas que tomaste son hormonas femeninas, son las que complementan las que yo como mujer ya no produzco, si te hicieron crecer el busto, agregó, forzosamente han de haber generado pensamientos femeninos en tu mente, y no del tipo de una niña que va a cortar flores, si no pensamientos de mujer, eso es por fuerza, no porque yo lo imagine, ¿dime si no es asi?, concluyó llorando.

Mi madre tenía razón pero por supuesto que no dije nada, me sentía muy mal, no era mi deseo que mi mamá sufriera, pero me sentía tranquilo de que finalmente el peso de todos estos años ya no lo cargaba yo solo.

Ella no dijo nada mas, se levantó llorando y se metió a su recámara, yo me quedé por unos momentos sentado en la mesa del comedor y finalmente me levanté y me fui a mi recamara, me recosté con la luz apagada sintiendo de manera morbosa la tela de la camisa contra mi pecho. A los pocos minutos oí que mi mamá tocaba a mi puerta.

- ¿Si?, dije sabiendo que era ella.

Abrió la puerta apenas unos centímetros, sin entrar solo asomo la cabeza y me dijo:

- Por favor, nunca me cuentes de las cosas que hagas.

- No lo haré mamá, quédate tranquila.

- ¿Quedarme tranquila?, no voy a volver a vivir tranquila el resto de mi vida, dijo al momento de cerrar la puerta.

Fueron momentos muy duros pero finalmente, tal como ya había reflexionado ahora compartía ese peso en mi vida, aunque fuera solo parcialmente tanto con Claudia como con mi mamá. Era un descanso, ninguna de las dos lo aceptaba ni aprobaba, pero ya ambas lo sabían, eso me quitó una presión que había soportado por varios años. Me afligía el dolor que le había causado a mi mamá pero finalmente me sentía descansado.

Al dejar de tomar las pastillas el busto me había dejado de crecer, pero temía que se fuera a hacer pequeño nuevamente, asi que volví a tomarlas, solo que ahora únicamente una por semana pues solo quería que se conservara de ese tamaño, que ya no creciera mas pero tampoco perder lo que tanto tiempo y esfuerzo me había costado.

Esto permitió que aunque no alcanzaron una dimensión muy grande, se mantuvieran de un tamaño ideal pues me permitía que se vieran de una dimensión muy discreta si usaba brasier así como lo tendría una colegiala y que prácticamente no se notara si usaba camisas, por lo que no tenía dificultad cuando salía pues me ponía camisetas pegadas que me los oprimían y arriba usaba camisas de una talla mayor y lograba disimularlos muy bien.

Cuando estaba en la casa y ya nos íbamos a acostar o cuando salía de bañarme era un poco problemático pero poco a poco nos fuimos adaptando y llegó el momento en que volví a usar las playeras que antes, no me descaraba, trataba de ser reservado. Mi mamá y Claudia desviaban la mirada y trataban de no mirar asi que yo dentro de la casa usaba la ropa como antes lo hacía, es decir, playeras y camisetas pero nunca use brasier delante de ellas asi que solo se me notaba la pequeña protuberancia de un busto moderado que ya no me preocupaba por ocultar. Ellas no me veían de manera directa, aunque a veces me percataba que me volteaban a ver cuando creían que yo no las miraba, pero estas ocasiones poco a poco fueron siendo menos frecuentes hasta que finalmente nos acostumbramos.

Esto no quería decir que ellas aceptaban lo que yo había hecho o lo que le había dado a entender a Claudia que pensaba durante nuestra conversación lo cual muy seguramente comentó a su vez con mi mamá. Las cosas no fueron fáciles, por mucho tiempo dejaron de hablarme y solo me dirigían la palabra para cosas esenciales, era una especie de reacción que yo comprendía y hasta justificaba. Me dolía pero lo comprendía, asi pasaron unas semanas hasta que poco a poco la tensión fue disminuyendo entre nosotros.

Yo tenía miedo de que tomando una sola pastilla a la semana se me desinflara el busto y me quedara colgando la carne, además me gustaba el tipo de pensamientos que tenía asociados a una sexualidad femenina cuando tomaba las dos pastillas a la semana asi que las volví a tomar pero dos una semana si y la otra solo una, esto, para mantener lo femenino de mis fantasías además del busto en el tamaño que finalmente había alcanzado que fue cuando Claudia y mi mamá se dieron cuenta. No quería que me creciera mas, asi de ese tamaño todavía lo podía disimular, pero no quería que se achicara de nuevo asi que seguí tomando las pastillas, pero ahora compraba yo las mías propias pues mamá había escondido el frasco de las que ella tomaba.

Claudia y mi mamá no supieron que yo las seguía tomando, esto me permitió mantener el tamaño de mi busto y lo femenino de mis pensamientos. Finalmente, después de todos esos meses de preocupación las cosas volvieron a acercarse a la normalidad. Yo tenía el cuidado de no descararme en casa y ellas evitaban tocar el tema o voltear a verme.

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