29 abr 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. LII

Capítulo XLII Todos los Días

Pensé en que Claudia tenía razón, no quería que se me colgaran los senos, tanto por cuestiones estéticas como por el hecho de que no quería que se me notara mas pues ya de por si del tamaño que lo tenía me costaba trabajo disimularlo.

Pensaba en todo esto, no podía usar el brasier al salir de casa, pero entonces decidí usarlo el mas tiempo posible, incluso sábados y domingos que regresábamos a casa del mercado o de ir a comer al centro, entonces me lo ponía, siempre con camisas flojas para que mamá no se diera cuenta, ni la madrina de Claudia que seguía yendo a comer los sábados. Mi mamá sabía que me ponía ese tipo de camisas para disimular mi busto el cual ella ya sabía que tenía por las pastillas que había tomado, lo que pasa es que no sabía que estaba usando el brasier en la casa la mayor parte del tiempo que me era posible, pero sin ir asi a la escuela. Me gustaba usarlo tanto por como me sentía como por lo que decía mi hermana de que usara algo que compensara el peso del busto, lo usaba con camisetas holgadas y camisas grandes para que no se notara y no descararme. Claudia apenas se daba cuenta porque lo sabía pero trataba de no salir de mi recamara asi para no hacerlo notorio con mi mamá.

Ya en la noche en mi cuarto me quitaba la camisa y me ponía el saco de la pijama encima y tampoco se me notaba que traía brasier, al irme a la cama me lo dejaba y asi dormía, al principio fue un poco incomodo pero me permitía tener miles de fantasías. Después, al paso del tiempo me fui acostumbrando a dormir asi.

Me cuidaba de no evidenciarme ante mi mamá ni descararme ante Claudia aunque ella sabía que lo usaba, pero no quería descararme, por eso, a veces cuando mi hermana entraba a mi cuarto si yo estaba leyendo sentado en la cama me cubría para que no se notara. Una de esas veces entró a mi cuarto para preguntarme de un pago que le había hecho en el banco, yo ya estaba para dormirme, sin el saco de la pijama, solo con la camiseta puesta a manera de camisón pero estaba adentro de la cama, sentado leyendo, al entrar ella, subí la sabana para cubrirme el pecho, ella dijo.

- No seas ridículo, ¿Qué te tapas?

- No, nada, pero me da pena que me veas.

- ¿Pena? Pena te debió haber dado hace tiempo cuando empezaste con estas cosas, ahorita ¿ya de que te da pena?

- De que estoy usando el sostén (no le quise llamar “Brasiere”).

- ¿Por qué?

- Porque antes le ponía rellenos y ahorita ya no

- ¿Y..?

- Pues me da pena

- Ya te dije que no seas ridículo, a ver, déjame verte.

No le respondí, simplemente bajé la sábana que me cubría el pecho, estaba semi acostado y no se me veía claramente que traía el brasier, asi que tuvo que fijar la vista en mi pecho que yo mismo había dejado al descubierto

- A ver, dijo haciéndome la seña que me enderezara lo cual hice. Al notar el brasier que se veía claramente debajo de la delgada tela de la camiseta no se aguantó y se rió.

- Ya ves porque no quería que me vieras.

- Está bien, lo que pasa es que te ves raro. Hizo una mueca de reflexión, regreso a su posición fría de seriedad y agregó: no me gusta y que bueno que no te andas paseando por la casa asi, pero como te dije, es necesario porque si no las chichis se te van a ir hasta el suelo.

- Por eso lo sigo usando.

- ¿Te han seguido creciendo?

- No. No mentía, el busto se me había quedado asi, virtualmente de un tamaño que apenas llegaba a una medida de copa 36-B, sin llenarla a plenitud pero que a mi me satisfacía enormemente y que además, si usaba playeritas ajustadas se veía bien, mi hermana me preguntó:

- ¿Qué, sigues tomando las pastillas?

Me daba mucha pena decirle a mi hermana que seguía tomando las pastillas, sobre todo porque alguna vez había insinuado que si las tomaba a fuerza me deberían estar generando pensamientos femeninos. Dude un momento antes de contestarle pero decidí decirle la verdad.

- Si, pero no tanto como antes, es solo para mantener el tamaño del busto, yo se que no me entiendes, pero eso es algo importante para mi.

- Tienes razón, no te entiendo, no comprendo como esto pueda ser tan importante y te pueda gustar pero es muy tu onda y no me voy a meter en tus gustos.

- No es que me guste, es para que el busto no se me vaya a desinflar

- ¿Nada mas para eso?, esto lo preguntó como con un sentido especial de burla

- ¿Y para que mas? Le respondí.

Le comenté acerca de la dosis que estaba tomando, que era muy reducida y que era solo para hacer que no se redujera el tamaño del busto que ya había alcanzado.

- Pues si las sigues tomando por fuerza has de seguir teniendo las ideas locas que antes tenías

- ¿Qué ideas?

- Pues las loqueras que pensabas

- ¿Cuáles?

- No te hagas, de que alguien te pudiera acariciar el busto, me imagino que por eso no quieres que se te aguade

- ¡Claudia! Dije, no digas eso, sigo tomando las pastillas porque si se me ponen flojas entonces si se van a ver muy mal.

Mi hermana no me creía, se veía en su cara, pero estaba siendo un poco abierta o se pasaba de curiosidad, pensé que podía aprovechar para abrirme un poquito. No me quería descarar pero ella ya sabía mucho de lo que pensaba, sin embargo no estaba seguro de cómo pudiera tomar lo que yo dijera asi que me mantuve medido en mis comentarios.

- No seas mentiroso, ¿a poco no tienes todavía ese tipo de pensamientos?

- Si, eso fue lo que hizo que empezara a tomar las pastillas pero nunca lo he hecho, desde entonces, eran puras fantasías.

- ¿Deveras no te ha tocado nadie?

- No, deveras, pero si asi hubiera sido ¿tu crees que te lo diría?

- Quien sabe

- A ver. Dime ¿tu si ya has tenido relaciones.?

- No, pero aunque asi hubiera sido no te lo contaría.

- ¿Ya ves? Es lo mismo.

- ¿O sea que ya te han tocado? ¿Quién?

- No, deveras que nadie

- Júralo

- Deveras que nadie, me imagino y tengo pensamientos, pero nadie me ha tocado

- ¿Pero tienes ganas?

- No sé, pero por lo menos fantasías, si.

- Pues aguántate las ganas, no estaría bien, déjalo en fantasías, ¿o no te puedes aguantar?

Era una pregunta abierta, contestarla francamente me dejaba oportunidad de que mi hermana conociera un `poquito de mis fantasías.

- Si, pero ya te dije, tengo mis pensamientos aunque no pienso en nadie en especial

- Da lo mismo, tendría que ser un hombre, bueno, mejor no hablemos de eso, no puedo imaginarlo.

Creo que las cosas eran muy fuertes como para que ella las digiriera y aceptara el tipo de pensamientos que yo tenía. No le podía decir que me gustaba pensar de esa manera, era demasiado para ella asi que mejor dejé el tema aparte como ella sugería, sin embargo ella volvió al tema anterior:

- ¿Traes ya el brasier todo el tiempo?

- No, solo aquí en la casa

- Claro menso, a eso me refiero, ni modo que te lo pusieras y salieras asi a la calle.

- Podría porque con las camisas grandes no se me nota, pero no, solo lo uso cuando estoy en la casa.

- No se te ocurra salir asi.

- Te digo que no pasaría nada, con las camisetas pegadas y las camisas flojas no se me nota, pero no creo que quisiera salir.

- ¿Crees o estas seguro?

- Bueno, por el momento no me llama la atención salir asi.

- Eso espero, de todos modos, no vayas a salir asi pues aunque no se te nota, yo me daría cuenta y me causaría mucho disgusto..

- Por eso solo lo uso aquí en la casa, cuando salgo me los aplano con las camisetas que me quedan apretadas y no se nota además no me pongo el brasier

- Asi esta bien

- Pero precisamente eso es lo que me preocupa

- ¿Qué?

- Que de tanto estarme apretando con la camiseta, luego dejarme libre, después ponerme el sostén, después quitármelo pienso que es como magullar una fruta y que se me van a aguadar.

Me sentía un poco incomodo hablando de esto pero a mi hermana no pareció afectarle, tal vez veía el tema natural por ser mujer y haber experimentado en su tiempo pensamientos y dudas similares, tal vez para ella pensar en este tema era normal.

- Tal vez tengas razón, me dijo, quizá tantos cambios de presión puedan llegar a tener consecuencia pero ni modo que andes todo el día con el sostén. Lo mas que puedes hacer es usarlo todo el tiempo cuando estés aquí en la casa.

- Pues si así le estoy haciendo.

- Esta bien pues no se te nota, lo prefiero a que después los senos se te vean como señora de sesenta años

- Por eso me lo pongo, pero siempre con la camisa puesta, solo cuando ya no voy a salir de la recámara me la quito pero asi si se me ve.

- Bueno, esta bien que te cuides que no te veamos, aunque ya te dije que prefiero que tengas lo que tengas pero que lo tengas firme a que después las tengas tan aguadas que ni con hamaca las puedas levantar.

- Ja já!, ¡que graciosa!

- No, deveras, no es lo mejor, pero ya que te metiste en este lío pues es una solución.

- Si, lo sé, pero no quiero que mamá se dé cuenta.

- Esta bien que pienses asi, ella se decepcionó mucho con esta locura que hiciste.

- Lo sé y me dolió una barbaridad, por eso no quiero que se de cuenta.

- Eso esta bien, no te queda otra que usarlo lo mas posible para que no se te aguaden

- Si, asi lo estoy procurando, y le pregunté: ¿mamá no se ha dado cuenta?

- No se, yo creo que no porque no me ha comentado nada, pero aunque se diera cuenta no te va a decir nada, no quiere tocar ese tema, agregó, ¿Te compraste brasieres?

- No, son todavía de los últimos que me diste. Me da pena ir a una corsetería a comprar.

- No tienes que ir a ninguna corsetería, los puedes comprar sin problemas en tiendas de auto servicio como Walmart o la Comer o cualquiera de esas y nadie se va a dar cuenta, nadie te va a preguntar nada, solo imagina que los estas comprando para dárselos a tu novia, bueno, dijo en un tono entre broma y burla, en el caso de que tuvieras, y nadie va a saber.

- Pues voy a ver, porque los que me diste ya vieron sus mejores días. ¿No tienes mas?

- Si, pero ya no te voy a dar ropa, si quieres, cómpratela tu mismo, ya ves que pasó por andarte dejando usar mis cosas’

- ¿Qué?, pregunté inocentemente.

- No seas cínico, mírate, pareces nenita.

Me dolió que me dijera asi, pero en el fondo me gustó, me quitaba presión de encima. Yo no me había declarado abiertamente con mi hermana en ese sentido pero ella me daba a entender que lo comprendía, o si no lo entendía, a menos que lo sabía.

Pensé que era mas bien una ganancia el que ella me aceptara, o al menos no se molestara viendo mi busto con una figura femenina. Volvió al tema inicial dando un paso hacia mi y estirando los brazos como para levantarme la playera:

- A ver, déjame tocarte a ver como las tienes.

- No, le dije haciéndome a la vez un paso para atrás, me da pena.

- Ya te dije que yo fui la primera que te vio, asi que nada de pena, déjame tocarte a ver si están firmes, además no te voy a ver las chichis, traes el brasier puesto ¿no?

No era una plática entre dos hermanas pues eso nunca iba a ser posible me sentía muy apenado, estábamos hablando de mi busto y me daba mucha pena pero a la vez me daba gusto que estábamos tocando el tema ya sin mayores problemas, sin embargo no estaba dispuesto a que me viera, y mucho menos a que me tocara, se me hacía que eso era algo demasiado íntimo, solamente de mi incumbencia, ella notó mi postura en ese aspecto y dijo para que me calmara:

- Mira, solo quiero tocarte para ver si están firmes o no, puedo comparar como yo las tengo.y te digo.

- A ver, mejor te toco yo a ti y comparo.

- No sea bruto, no es o mismo, yo te voy a tocar para ver si tu busto esta firme, yo ya se como esta el mío.

- Es que me da mucha pena.

- Solo levántate la playera, no se te va a ver mas que el brasier.

Había algo que me hacía tener confianza, si ella me tocaba y me decía como estaba mi busto respecto al de ella podría estar mas tranquilo pero me moría de la vergüenza, ella dijo

- Anda, no tengas pena, es solo para ver como lo tienes

.Era una solución, no me gustaba pero era solo un momento y ella, con la experiencia de su propio busto me podría decir si estaba bien. Repitió

- Anda, quítate la playera.

- ¿Estas loca?, si acaso me la subo un poco nada mas.

- Esta bien, a ver dijo ella.

Me subí la playera por el frente, sin quitármela. El brasier que traía era completamente blanco con un fino encaje en los bordes, en otras circunstancias lo hubiera visto muy femenino, pero en ese momento estaba frente a mi hermana y me sentía ridículo. Ella se acercó a mi estirando ambas manos. Me quedé estático, sabía lo que pasaría pero no me podía mover de la impresión.

Mi hermana toco con el dedo índice de cada una de sus manos cada una de mis bubis haciendo presión en ellas como para estimar la firmeza.

Yo no dije nada, sentía pena pero a la vez, me sentía contento por haber logrado ese grado de confianza con ella. No dijo nada, repitió el mismo proceso un par de veces mas y dijo:

- No parece que esté aguado.

Acto seguido aconchó las palmas de sus manos y añadió:

- A ver

En ese momento puso sus manos de pleno alrededor de mi busto haciendo una suave presión sobre ellos lo cual repitió dos o tres veces mas.

Mis pensamientos volaron, no sabía si mi hermana lo hizo para ver a consistencia de mis senos o si lo hizo por tocarme y sentirlos, no lo pude percibir, eso fue todo en ese momento pero ese tacto suave de sus manos y la leve presión que hizo sobre mis chichitas me hicieron nacer en definitiva el deseo de que alguien me acariciara, cosa que estaba empezando a sentir como una necesidad urgente de cumplir.

Mi hermana separó sus manos, para volver a aplicar la misma clase de presión una vez mas en su cara no se notaba ningún gesto de libidinosidad, pero en mis pensamientos los había, sentir el tacto de las manos de Claudia me hizo imaginar que por un momento no hubiera sido ella.

Dio un paso para atrás y me dijo que me bajara la playera.

- ¿Qué? Le pregunté

- ¿Qué de que?

- ¿Pues para que me tocaste mensa?

- ¡Ah! Están bien, creo que hasta las tienes mas duritas que yo, bueno, pero las mías son sin “ayuda” dijo enfatizando la palabra.

- Ya en serio, ¿no se me están aguadando?

- No, porque las tienes chiquitas y no te pesan demasiado sin embargo creo que si debes de usar el brasier lo mas que puedas, pero sin salir a la calle.

- Ya te dije que no se nota con las camisas que uso, pero te voy a hacer caso.

- Bueno, creo que podemos esperar unos dos o tres meses y te vuelvo a tocar para ver si esta sirviendo que o uses.

- ¿Tocarme de nuevo?, no gracias.

- No hay morbo, es para asegurar que todo vaya bien.

Pensé, “no hay morbo” para ti, pero lo que sentí cuando me apretó suavemente con sus manos me había hecho despertar un deseo enorme de que alguien me acariciara, sabía que estaba mal el pensamiento que cruzó por mi mente pero pensaba que al cabo de esos tres meses que decía ella me volviera a tocar y sentir la suavidad de sus manos.

Me resultaba extraño estar hablando con mi hermana de ese tipo de cosas y que ella ya no lo viera tan malo como antes, hice los hombros para atrás no mucho para que sobresaliera el pecho solo un poco, ella me vio por unos segundos como analizando el tamaño de mi busto y dijo:

- Las tienes firmes pero ayuda a que no las tienes demasiado grandes. ¿Qué talla de bra estas usando?

- No se, son de los que me diste.

- Son 36B, ¿No te quedan apretados?

- No, mas bien se me hace que me quedan un poquito holgados, no sé, me siento raro porque nunca había usado brasieres ya con el busto que tengo, pero no me aprietan.

No me pude quitar de la mente el tacto de las manos de mi hermana sobre mi busto y la manera suave como los presionó. Se que no los estaba acariciando ni mucho menos, pero la sensación que percibí fue como si lo estuviera haciendo y eso fue un baluarte para miles de fantasías que viví en las siguientes semanas.

Yo tenía perfectamente claro que ella no había tenido ni un asomo de pensamientos turbios cuando me tocó pero para mi había sido una experiencia sumamente agradable que había alborotado el ejército de hormonas que se acumulaban en mi cuerpo. No tuve ninguna clase de fantasía relativa a mi hermana pero si, imaginaba algunas manos con tacto similar acariciándome, eran manos masculinas, sin cara aún pero definitivamente fantaseaba firmemente con recibir caricias de algún chico.

A partir de esas conversaciones con mi hermana ya no me tapaba con la sabana cuando estaba en mi cama. Con mi mamá era diferente, a veces entraba para decirme o preguntarme algo pero entonces siempre llamaba antes de entrar y con ella si me cubría. No lo veía raro pues sabía que yo evitaba que me viera el busto, pero no sabía que me cubría porque no quería que me viera usando sostén.

Estando semi acostado el busto no se me veía muy grande y no se me notaba que estaba usando el brasier, sin embargo, cuando platicábamos procuraba que fuera sentados en la mesa del comedor. Yo usaba solo camisas holgadas y no me hacía comentarios. Ella procuraba no entrar a mi recamara, creo que imaginaba que me podría encontrar de una manera que no le iba a gustar, asi que una vez que me metía a mi cuarto ella ya no entraba y si lo llegaba a hacer, tocaba a la puerta antes de abrirla.

Solo si me paraba se me notaba el busto y el brasier del que la camiseta dejaba ver el larguero por debajo en la parte de atrás. Si salía de mi cuarto como era a veces para ir a la cocina por agua o al baño procuraba que fuera cuando mi mamá ya estuviera acostada y generalmente no me veía pero un día que fui a la cocina por agua ella se cruzó conmigo, hizo una mueca como de desaprobación y guardó silencio observó bien para estar segura de lo que veía, que era que yo estaba usando brasier, cuando estuvo segura de lo que estaba viendo hizo un gesto de franca desaprobación, me preguntó

- ¿Estas usando brasier?

- Si, pero déjame, te explico

- No, no me expliques nada.

Claudia que estaba en su recamara la escuchó y salió y me dijo.

- Espérate, yo le explico y dirigiéndose a mamá le dijo: Mira mamá, se que ni tu ni yo estamos de acuerdo en lo que hace Alberto pero si no detiene su busto con algo se le va a aguadar y va a ser peor, al rato va a andar por ahí con las chchis (no me gustaba que usara esa palabra) todas caídas y ya no va a poder detenerlas y se le van a notar mas, continuó, el en el día no lo usa pues va a la escuela con unas camisetas pegadas para que se le aplane un poco y arriba se pone camisas grandes y no se le nota por eso le dije que llegando a la casa se las detenga con algo pues si no al rato ya no va poder evitar que se le cuelguen.

- Si, para todo tiene una explicación dijo mi mamá como haciendo sátira de que de cualquier manera siempre tenía justificación para lo que hacía.

- Si mamá, pero es la realidad le dijo mi hermana. Se que no nos gusta, agregó, pero es mejor asi a que al rato le cuelguen y asi ni por nada del mundo va a poder hacer algo para que no se le vean..

Yo las escuché guardando silencio, Claudia lo había presentado como si el usar brasier en mi caso fuera algo como terapéutico. Mi mamá dijo.

- Vas a ver que va a terminar usándolo siempre.

- No va a ser asi mamá, repliqué, solo en la casa, y solo para lo que dice Claudia, pues si no si me voy a poner asi como dice ella.

- No es posible que estemos comentando estas cosas dijo molesta mi mamá, fastidiada de hablar del tema. No vayas a salir a la calle usándolo, refiriéndose al brasier, ¿entendiste?, me preguntó en voz exaltada y firme.

- Si mamá, no lo haré

Eso fue lo que le dije, pero al hacerlo nació en mi la idea de poder salir un día normal usándolo, no vestido como niña, si no de manera normal, pero llevando el brasier abajo.

A partir de entonces tuve un poco mas de libertad de usar ropa interior de niña cuando estaba en la casa, en esas ocasiones mamá me veía y no me dirigía la palabra, solo se mostraba molesta con gesto de desaprobación. Cuando iba a ir la madrina de mi hermana me avisaba, me decía que me cuidara pues la madrina iba a ir de visita, igual cuando salíamos los sábados o los domingos, me decía que cuidara que no se notara “lo que traía” refiriéndose a mi busto, asi, poco a poco la tensión fue siendo menos y nuestra interacción en la casa tendió a la normalidad sin que nunca jamás se fuera a recuperar del todo.

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