13 sept 2010

CARTA DE RAUL

Escribo estas líneas desde lo más profundo y oculto de mi jardín, luego las transcribiré sin revisar, corregir, ni cambiar. Las escribo para describirte las intensas sensaciones que en estos momentos me abruman, gratamente por cierto, y que disfruto con una sensualidad ilimitada.

Son como las cuatro de la tarde y estoy solo, muy acalorado, por dentro y por fuera. Por fuera estoy húmedo, sudoroso, aunque este a la sombra. Por dentro estoy caliente porque hace como cuatro días que no pasa nada, ni siquiera me he hecho la paja.

Pero ahora no doy mas y hace rato que me estoy tocando y acariciando el miembro, así que este se pone tieso y después se baja, lo tuve un rato al sol, sintiendo el calor en todos los genitales, es una sensación muy rica, le echaba para atrás la piel que cubre el glande y sentía el ardiente sol en la cabeza que es muy sensible, imaginate…

Estuve un rato masturbándome suavemente con dos dedos, el pulgar y el índice, hasta que se puso duro. Y ahora excitado me comencé a acordar de ti, de tus grandes tetas blancas y suaves, con sus pequeños pezones oscuros, erectos, que me gusta (y a ti también) mordisquear y chupetear. Me imagino tu zorrita húmeda, mojada, abierta y ofreciéndose a mi lengua.

Después de conversar contigo mi mente quedo con el eco de tu voz, tu risa, tus palabras, e imaginando tu cuerpo y el momento en que viste la imagen que te envié. Esos pensamientos han ido creciendo e intensificándose, lentamente me fui sintiendo mas y mas caliente, mi verga se erectaba y de vez en cuando la acariciaba con mi mano por sobre la ropa. Esto fue a la vez calentándome en un in crecendo muy rico y sensual. Un par de veces saque el pene tieso y erguido y lo masturbe un poco, sin llegar a acabar, solo un poco, para sentir la sensación de penetrar. Mi imaginación, tan caliente como mi cuerpo elucubraba situaciones y creaba imágenes ardientes, sin frenos, sin censuras, libre a sus propias ansias. Cuando me masturbaba sentí (y pensé) que te estaba penetrando, sentí mi pichula entrando suavemente en tu apretada chorita, esto casi me llevo a eyacular, pero lo evite para seguir sintiendo estos deseos tan vividos y ricos. En ese momento decidí escribir estos apuntes. Me excita aun mas el saber que los leerás y te excitaran, y tu mano ira a buscar, después, en la soledad de tu dormitorio, en la plena noche ese húmedo y tierno y caliente rincón de tu cuerpo donde esta acechando el goce solitario. Acabo de ir a buscar un cigarrillo y no pude evitar sacar mi pico parado y dejarlo sentir el calor del sol en su glande enrojecido, tenso y brillante. Es una sensación muy estimulante y rica. Estoy tan caliente que hasta he pensado en entrar a alguna de las tipas que a veces se para a la sombra de los árboles de afuera a consumir drogas. Aquí en la calle, frente al bosque. Son unas prostitutas, jóvenes y ordinarias, que trabajan en las tardes en la carretera, ahí esperan los clientes en auto y por unos pocos pesos les hacen sexo oral. Si, lo pienso, entrar a una y que me lo chupe hasta hacerme acabar. (No debería escribir esto, pero es lo que siento, se que me entenderás). Pero me da miedo, las enfermedades, su suciedad, el que después vuelvan, todo eso. Se que no lo haré, pero lo imagino. Es que ayer cuando llegue después del almuerzo, había una con dos tipos, aquí afuera, estaban tomando cerveza y drogándose. Era una gorda muy ordinaria que se había sacado la blusa y estaba solo con unos sostenes negros. Tenía unas enormes tetas. Creo que eso me calentó y me llevo a pensar en entrarla al bosque. Me siento tan excitado, caliente, como un adolescente, y reconozco que me gusta mucho sentirme así. Debe ser también estos días de abstinencia, a pesar que ayer me masturbe mirando porno en Internet, mirando hombres vestidos con ropa de mujer y esa rubia maciza pajeándose. Me excita mucho ver pichulas grandes, paradas, eyaculando, y si ellos están con medias o cuadros de mujer me excita más aun. Había selecionado dos fotos de un hombre con sus vellos afeitados y su pico parado, pero después no me decidí a enviártelas. Es que temo que pienses que tengo instintos homo, y no es así, es solo la sensación de algo escondido, de lo que no puede ser. No siento deseos de que esos picos me penetren, solo siento que me gustaría verlos, tocarlos, incluso sentirlos rozando mi cuerpo. (Se que me entiendes). En mi calentura pienso que cosas me gustaría hacer, que novedades me gustaría experimentar, y ni hay algo especial. Soy voyerista, creo que me gustaría ver, ver a una pareja, verte a ti y a otra mujer por ejemplo, que estemos con un homo los tres, escuchar o ver oculto, como describo en mis fantasías. Creo que lo que más me gusta es conocer de los deseos y fantasías de otros, si, eso me excita, como cuando leo tus ardientes memorias... Vuelvo al bosque después de almuerzo. El día se ha abochornado, hay una brisa otoñal y nubes difusas definen un cielo azul grisáceo. Igual hay un calor denso y pegajoso que envuelve en un ámbito de leve sudor. Para excitarme y seguir en el juego solitario de la mañana, te imagino allí, a mi lado en el departamento, yo desnudo y erguido el pico, puedo ver tus senos, grandes y lascivos, con sus pezones erguidos, (mi miembro de inmediato inicia su latente ceremonia), puedo sentir tu boca, tu lengua, recorriendo mi miembro, engulléndolo, succionando, mi imaginación lleva mis dedos a esa mariposa escondida entre tus piernas, allí juegan a excitarte, a humedecerte en tus propios jugos sexuales. Muy suavemente voy recorriendo con las yemas de mis dedos tu clítoris anhelante, esos otros labios verticales, esos sedosos vellos que intentan cubrir la mariposa. Ya estoy de nuevo caliente.... Camino por la espesura del bosque como un tigre ávido de sangre caliente y a la vez acosado por esa misma hambre. Lo único que deseo es enredar mi lengua en tus pezones, apretarlos con mis labios hasta escuchar tus gemidos de hembra rendida.

Raúl.

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