28 sept 2010

MEMORIAS DE UNA AMIGA: NELLY 9

Yo lo conocía desde niña... y le decía tío en ese tiempo... a medida que iba creciendo se me ocurrió que yo le gustaba... nunca había dicho o hecho nada impropio... siempre había tenido un trato muy deferente conmigo, pero especial, de todos modos. Pasaron los años y me encontré con él cuando yo tenía unos 31 años, aprox. A esas alturas, él ya hacía bromas de doble sentido conmigo... y siempre preguntaba cómo me iba... sentimentalmente, si salía con muchos hombres (él tenía esa idea), me decía que yo era muy atractiva, que era una mujer interesante, que me buscara alguien que me ofreciera tiempo y recursos, alguien que de verdad se preocupara por mí. Yo fingía que no entendía sus "sutilezas". La verdad, me complicaba un poco saber que había sido muy cercano a mi familia. Un día salimos a comer (eso era lo habitual cuando nos juntábamos, cenar y conversar por horas). Yo decidí usar un vestido negro largo, que no tenía nada que ver con una salida informal, pero era lo adecuado para mis propósitos. Había estado un par de meses sin tener sexo y andaba muy caliente (pa' variar). Durante la cena, él se disculpó por su vestimenta, que era el resultado de haber estado viajando todo el día. Me preguntó si todavía sufría de mis molestias en el cuello y la espalda. Le dije que sí. En el camino, me ofreció mostrarme un lugar donde él estaba viendo unos terrenos (cerca de Santiago). Como no tenía problemas de tiempo accedí. Ya sabía que él estaba muy nervioso, aunque aparentemente se controlaba. Me ofreció, como por casualidad, que podría hacerme un masaje. Bueno, le dije, consciente de su estado de excitación. Pero el auto no es muy buen lugar... ¿cierto? preguntó un poco aventurándose. Tienes razón. ¿Podemos ir a un lugar más tranquilo y cómodo? Claro... y ya estaba absolutamente contento.

Llegamos a un motel en el camino, muy lujoso. Pidió una cabaña con jacuzzi. Me dijo que me haría bien. Fue un poco incómodo al principio, cuando él se desvistió y me dijo que tomaría una ducha para asearse. No tenía ningún atractivo para mí, pero su estado era ideal para gozar un rato. Me pidió que me metiera al jacuzzi, un poco aguantando las ganas de tocarme (se notó mucho que yo le gustaba, cuando me vio en ropa interior). Entré al jacuzzi y luego de mirarme un rato, él hizo lo mismo. Se puso detrás de mí. Ambos estábamos sentados. Fue muy rico cuando sentí el roce de su pico atrás. Se acercó más y comenzó a masajearme el cuello, la espalda... y luego agarró las tetas con mucha delicadeza. Yo cerré los ojos, porque me encantaba como lo hacía. Comenzamos a movernos más y de repente le dije que saliéramos del agua. Me tiré en la cama, boca abajo y él comenzó a masajearme entera, y luego a besarme, a pasarme la lengua entre las piernas... eso me hizo moverme sin aguantar las ganas... después me pidió que me pusiera de espaldas y empezó a mirar mi zorra y a abrirla entre gemidos... él estaba muy caliente y eso me gustaba mucho. Hasta que ya no aguantó más y metió la lengua y los dedos en la zorra, mojándoselos para pasarlos también por mi culo... después me penetró de frente, con muchas ganas y yo comencé a gritar...

Su pico no era muy grande, pero sí grueso... El gritaba también, mientras se movía con muchas ganas sobre mí… agarrándome las tetas y chupándolas… cuando yo estaba ya muy mojada me puse boca abajo… y le dije que me chupara harto… lo hizo de inmediato, metiéndome la lengua en la zorra y en el culo… se notaba dedicado por completo a calentarme… después me subí yo y lo cabalgué con fuerza… él gritaba y gemía sin creer que estábamos en la cama, me decía que era más caliente de lo que había creído, que me movía muy rico, que ya no podría aguantar mucho más… entonces me moví más rápido y le dije que me tirara su chorro adentro, que se vaciara entero… acabamos muy bien. Al poco rato volvió a montarme… buscando el culo… le dije que se sujetara la pichula y me lo frotara bien por encima… yo sentía la pichula muy tiesa y mojada y eso me calentaba más… él estaba muy desesperado… porque dijo que hacía años que soñaba con tenerme así… me tocaba apretándome las tetas y el culo y volvía a meterme su lengua por detrás. Eso me hacía moverme como si me estuviera culiando… y de a poco lo moví para que me lo metiera justo en el culo. El entró muy despacio y su pico estaba muy caliente. Bastó que yo comenzara a menearme un poquito para que él gritara y comenzara a decirme que era un puta muy rica, que yo sabía gozar muy bien… a ratos me sacaba la pichula y le abría la zorra para que mirara (eso le gustaba mucho) y le ofrecía el culo para volver a chuparme. Cuando ya no dábamos más de excitados, le pedí que me lo enterrara de nuevo, metiéndolo en mi zorra, pero detrás de mí. Entonces me ensartó con ganas y yo sentía como si me estuvieran violando, era muy rico sentirlo con fuerza moviéndose y gritando cochinadas… acabamos juntos… y las sábanas estaban tan mojadas como nosotros.

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