16 sept 2010

UN CUENTO DE ELSA

Te voy a contar un cuento se llama:

LOS INQUILINOS

Erase una vez una mujer alta, blanca, que al decir de su amor tenía unas bellas piernas, bueno esta mujer antes de conocer a este maravillos hombre era un poquitín insulsa, no sabía nada de nada y eso que se suponía debía tener experiencia por su situación civil y por su edad, no usamos la madurez porque esa si que no la tenía. Bueno un buen día le llegaron seis inquilinos en principio fueron molestosos, no dejaban dormir, tenían todo su entorno convertido en un chiquero, al decir de la dueña de casa eran una plaga. Claro que esta mujer

de bellas piernas aún no sabía que los inquilinos tenían su gracia y lo descubrió involuntariamente en esos días en que su gran amor estaba por los extremos del país y ella encontrándose desnuda, sobre la cama y de espaldas indefensa estas plagas dos se subieron sobre ella y la languetearon hasta cansarse la sensación de esa lenguitas pequeñitas y sus garritas fue un afrodisíaco para ella, las plagas dejaron de serlo y cuando estaba preparando otro encuentro de plagas se las llevaron. Grande desilusión pero entonces estas piernas largas decidieron buscar un reemplazante y lo más cercano y que no causa problema alguno la inquilina más grande.

Además ese mismo día su prícipe azul le envió otro cuento que se relacionaba con las lenguas, lenguetazos y mermeladazos. Estas piernas dijeron manos a la obra, cansada después de haber movido cuanto mueble encontró y lavó cuanta alfombra encontró se dijo ahora a descansar y que mejor que un buen baño de tina, se bañó, se fue al dormitorio y como estaba cansada y no se iba a hacer comida tomó dos yogurt y fuese a la cama, desnuda se tiró encima para esperar secarse miró a este inquilino mirándola con cara de hambre y golosa e inmediatamente se le ocurrió, se puso horizontal en la cama con las piernas en angulo recto al piso sacó yogurt de la cajita y se lo pasó por entremedio de sus piernas sí ahí en ese lugar que estaba tibio se abrió un poquito los labios y se paso el dedo la inquilina se acercó temerosa, langueteo intermitente y con susto y como vió que su ama le ponía un poco más de esa cosa que el gustaba se acercó más y más cada vez por un poco más y cada vez se le ponía menos para que fuera más intenso el langueteo y se profundizara más ya que ella buscaba más hacia adentro se tomo poco a poco langueteo tras langueteo un yogurt entero a su ama le encantó que su inquilina se consumiera el yogurt ya que ella también se consumió en el deseo. Después de todo ese langueteo que sólo abrió el apetito la bella de piernas largas tuvo que masturbarse para quedar tranquila. Este cuento se acabó pasó por un zapatito roto y próximamente le contaré otro.

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