13 may 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. LX

Capítulo LX, Como una Cobranza Normal

Yo había quedado fascinado con el tratamiento, por su resultado que realmente se notaba pero también un poco por el hecho de que Raquel me hubiera propuesto lo de delinearme las cejas. Pensé que ella había percibido mi sensibilidad hacia lo femenino y me sentía bien, quizá un poco inquieto por lo que pasaría si ella contaba algo de esto en el despacho pero no me importó mucho, en aquel entonces el trabajo no era algo que me preocupara tanto, era mas bien para cubrir gastos esenciales pero no era vital, asi que me sentí tranquilo.

Dos miércoles después volví a visitarla para cobrarle, pero en mi interior pensaba en el tratamiento y lo demás.

Me volvió a decir que si estaba de acuerdo en que me diera parcialmente lo del abono y que el complemento lo pondría yo a manera de pago de la segunda etapa del tratamiento lo cual acepté no sin pensar que ella lo estaba haciendo probablemente para ahorrarse parte del pago, pero no me importaba pues se me hacía que valía la pena por lo que estaba pasando.

Pasé al comedor y me senté en la misma silla de la vez anterior. Sobre la mesa estaban los implementos para el tratamiento de limpieza pero también noté que había algunos cosméticos, el delantal floreado de hule estaba en otra silla doblado y limpio, como si me estuviera esperando y ella me lo puso antes de que me sentara, lo hizo de manera natural, dando por entendido que asi debía ser.

El tratamiento se llevó a cabo como el primer día sin embargo esta vez me sentía mas relajado y el contacto de sus dedos en mi cara me generaba una especie de confianza en ella.

Ahora en los tiempos de espera entre una y otra mascarilla ella tocó temas especialmente asociados a la sexualidad masculina y femenina con comentarios específicos llevando la conversación por donde quería llevarla:

- ¿Te volviste a depilar las cejas, verdad? Me preguntó

- No, bueno, solo un poco, contesté.

- ¿Te gusta que la cara se te vea fina?

- No sé, creo que hay gente que puede apreciar la belleza sin necesidad de que seas hombre o mujer.

- Pero a ti te gusta que se te vea fina, ¿no?

- No mucho pues si no la gente te molesta, además, en casa las cosas de por si ya son complicadas.

Este comentario le dejaba saber un poco mas de mi, aprovechó para preguntarme con quien vivía y porque se complicaban las cosas.

Le conté de mi mamá y de mi hermana, que ellas sabían que me gustaba cuidarme y que no les gustaba pero nada mas. Me preguntó:

- ¿Entonces no te has delineado las cejas nunca?

- Si, cuando era mas chico, me gustaba hacerlo para ver como me veía. Quería ver si me parecía a mi hermana, jugaba con ella pero luego ya no se pudo pues ella ya no quiso

- ¿A ti te gustaba?

- Si, algo

La conversación estaba yendo a un punto en el que resultaba obvio mi preferencia, ella lo podía percibir fácilmente con su experiencia, y yo lo expresaba con el cuidado que ponía a mi cara

- ¿No te gustaría ver si te parecerías a ella ahora que ya eres grande?

Fue muy directo, quizá demasiado, ¿Como iba a yo a contestar semejante pregunta? Ella estaba hablando de manera franca de que yo tuviera una manera diferente de pensar con respecto a las cosas relativas al sexo. Insistió

- ¿No te gustaría mirar como te verías si fueras ella?

Mi grado de excitación era mayúsculo. Ya había terminado el tratamiento, estaba en la definición de retirarme o quedarme y proseguir, me turbé antes de poder responder, al hacerlo mentí.

- No, gracias creo que ya me tengo que ir.

Ella puso sus manos sobre mis hombros suavemente pero con determinación impidiéndome de una manera muy sutil que me pudiera parar y dijo tomando uno de los lápices delineadores que estaban sobre la mesa:

- Espérate un momento, es solo cuestión de un minuto para ver como se te ve la cara si te delineo las cejas. Quiero que te veas pues con el tratamiento y bien delineadas las facciones se te van a ver muy finas. Tu sabes como es tu hermana y puedes ver si te perecerías a ella y preguntó ¿quieres?

No espero mi respuesta, se paró frente a mí y me dijo que permaneciera semi recostado y empezó a manipular mis cejas, yo ya no me moví, sentí una grata excitación al contacto del lápiz delineador por le resultado que esperaba de su aplicación. Me tenía en donde quería tenerme, excitado y evolucionando en esa sensación.

Terminó una ceja y pasó a la otra, al terminar le pedí que me pasara el espejo para verme pero ella dijo:

- Permíteme un segundo, antes déjame darle un poco mas de luz a tu cara y tomó un frasco con un liquido que puso ante mi cara para comparar el tono, lo dejó y probó con otro.

- ¿Qué es eso?, le pregunte

- Es una base para igualar el tono de tu cutis y que no se vean sombras o imperfecciones

- Ah, fue toda mi contestación esperando que me lo aplicara, luego de un estuche de sombras con un pequeño aplicador tomó un poco de una azul oscuro y la aplicó a uno de mis parpados.

- No quiero que me pongas sombras.

- Es solo para que te contraste la luminosidad de la cara, diciendo esto me puso sombra del mismo color en el otro ojo.

Ya no me resistí, tuve un estremecimiento que me provocó una erección que no se veía pues estaba sentado y el delantal tapaba mi entrepierna pero la sentí y como no me podía acomodar el pene, sentí que me lastimaba un poco. Traté de acomodarme en la silla, ella esperó un segundo y continuó.

Tomó un lápiz delineador de labios, yo la miré pensando en, lo que seguramente querría hacer, trató de aplicármelo pero hice la cara hacia un lado.

- ¿Qué pasa?, me pregunto

- Esto ya es maquillarme, no creo que esté bien.

- No pasa nada, no es un tatuaje, es solo para que destaquen tus facciones, total, terminando te lo quitas

- Si no es porque me lo quite o no, no me siento a gusto

- ¿No te sientes a gusto o te da pena?

- No, se, no quiero, gracias.

- ¿No te gustaría ver como hubieras sido si hubieras sido niña?

- No

- ¿Deveras?

- Quizá, pero no asi

- ¿Cómo?

- Aquí delante de usted que se supone que le vengo a cobrar

- Recuerda que nos estamos tuteando

- Bueno, aquí, delante de ti

- Pero si aquí no hay nadie que te vea

- Si, pero siento que no esta bien.

- Aquí nadie te mira asi que lo puedes hacer sin problema. Acabando te quitas todo con crema y listo. ¿Sigo?

Sin esperar respuesta me aplicó el lápiz delineador de los bordes y acto seguido con lápiz labial de color rosa coral pintó mis labios. No tardó mucho, pero el hecho de que lo hiciera extremando su cuidado para no salirse de los límites me pareció extraordinario. A partir de ese momento una serie de sensaciones, todas nuevas fueron alimentando mi excitación de manera que ante cada nuevo estímulo pensaba que no podría seguirle otro que le superara.

Me miró como revisando lo que había hecho, hizo un gesto de asentimiento y entonces tomó rubor color cereza en polvo y con una brocha gorda me lo aplicó en las mejillas.

Se paró detrás de mi y empezó a manipular mi cabello, le pregunté qué estaba haciendo.

- Para parecer niña tengo que arreglarte el cabello.

- Creo que no quiero

- Ya quedamos que si quieres pero que te da pena

Sin esperar mi respuesta peinó mi cabello de una manera especial sacando el mejor provecho de su tamaño que no era muy largo lo logró arreglar bastante bien diciéndome que me lo iba a acomodar al estilo francés que era todo hacia abajo, parejo alrededor de la cabeza con un flequito que hizo con la pistola de aire caliente y un cepillo redondo. Terminando este proceso se paró frente a mi y me revisó de nuevo, retocó un poco el fleco como para darle una forma final que hubiera esperado y me preguntó si me quería ver.

Sentía pena, pero mas que eso, preocupación por lo que podría decir al despacho pero me moría de ganas de ver el resultado.

Había estado trabajando con mi imagen por mas casi una hora y quería ver como había quedado. Lo hecho, hecho estaba asi que le dije que si, que quería ver el resultado.

Me pidió que me levantara, tomó el espejo y me lo pasó. Lo que vi me dejó maravillado, veía la imagen de una mujer que aunque se parecía en algo a mi era a la vez totalmente femenina, la cara después del tratamiento y ayudada por el maquillaje y el marco del fleco y el peinado que hacía que el cabello me cayera hacia los lados en una especie de estilismo muy femenino se me veía realmente de mujer.

- ¿Te gusta?

No podía contestar de lo asombrado que estaba. Ya era evidente que me gustaba pues le había permitido llegar hasta ese momento. Le contesté que si, que sentía que me veía muy bien.

Me recomendó que me quedara asi por un rato para que me acostumbrara a la manera en que me veía, platicamos, ella trató de intimar sobre mis cosas pero yo me expresé limitadamente pues no quería darle a conocer detalles de mi vida. No insistió

Pasó una hora mas o menos, después con una toallita y algodones especiales me retiró al maquillaje. Cuando terminó hizo referencia a que no se había dado cuenta y se le había pasado el tiempo y no había podido ir a una cita y que ya no iba a cobrar a su clienta. Me pidió que si de lo que me iba a dar se podía quedar todavía con una parte mas para cubrir sus gastos del día siguiente que tenía otras citas y en donde ya recuperaría ingresos. Me dijo que no pensara que me estaba cobrando por la sesión de maquillaje, pero que si la podía apoyar.

Yo pensé lo contrario, creo que deliberadamente hacía esas cosas para que yo le perdonara parte de lo que me tenía que pagar, que lo hacía de una manera muy sutil y que eso valía la pena pensaba que era como si le hubiera pagado por recibir una clase particular de maquillaje. Le dije que estaba bien, esto hizo que tuviera que limitar mucho mas mis gastos por el resto de la quincena pero le firme su recibo por el total como si me lo hubiera dado todo y yo pasé al despacho el dinero como si hubiera sido una cobranza normal.

Valió la pena.

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