27 may 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. LXVIII

Capítulo LXVIII, Buscando la Oportunidad

Dejé pasar dos días y le volví a llamar, esta vez un poco mas temprano imaginando que pudiéramos tener un poco mas de tiempo para ese cachondeo telefónico que me había dejado a tono y que me hacía recordar las veces que le había tocado el pene para masturbarlo y lo duro y grande que lo sentí cuando el trató de dármelo sin que yo hubiera podido resistir el dolor de la penetración que finalmente nunca se logró. Lo recordaba y por una parte me agradaba y emocionaba y por otra parte me arrepentía de no haber hecho el esfuerzo real para dejar que entrara en mi.

Le marqué y traje el tema de nuevo a nuestra plática, el me preguntó.

- ¿Deveras te vistes de niña completito?

- Si, a veces

- No te creo, será que usas ropa de mujer como lo hacías entonces

- No, me visto completo y trato de parecer una chica real, nadie lo sabe, solo Raquel que me ayudaba y me enseñó a arreglarme, incluso, llegamos a salir a la calle como dos amigas

- No te creo

- Si, deveras

- ¿Cómo te ves?

- Bien, creo que parezco una verdadera chica, no se me nota que no lo soy y me siento muy bien

- ¿Te atreverías a venir a la tienda vestido asi?

- ¿No importa que estuviera tu papá?

- No seas guey, claro que importa

- Si no se me nota

- De todas maneras no. Sería a la hora que el se fuera a comer, solo estaría Tomás que es el que hace lo que tu hacías. Si dices que deveras pareces niña puedes pasar por una amiga mía, el problema sería la voz.

- No hay problema con eso

- ¿Por qué?, ¿Qué haces para disimularla?

- Hablo quedito y trato de modularla.

- ¿Seguro que pareces niña?

- Si, ¿No quieres que vaya para que me veas?

- No se, no estoy seguro.

- Te digo que no se me nota, además, agregué con tono meloso, deveras que te quiero ver, bueno, y que tu me veas, no me vas a reconocer.

- ¿Cuándo vendrías?

- Cuando tu quieras

- ¿Mañana puedes?

- Si, es miércoles hay menos chamba y puedo pedir permiso en la oficina.

- ¿Deveras vendrías vestido como niña?

- Si, ¿Cómo quieres que vaya?

- Pues asi, arreglado de niña

- Si, pero ¿quieres que use algo especial

- Lo que quieras, pero que te veas sexi

- Te voy a gustar, vas a ver. Te veo mañana.

- Esta bien, esperas a que se haya ido mi papá, pero recuerda, vas a venir muy sexi.

- Si, ya te dije que te voy a gustar.

- Esta bien, pero será solo para que te vea, ya te dije que “no le hago”

- Si, ya me dijiste que no le haces con chicos pero yo seré una chica, vas a ver.

- Ni asi.

- Bueno, ahí vemos.

- Oye, dijo finalizando, dáme el teléfono de tu casa

- ¿Para que?

- Te llamo ya que se haya ido mi papá, no quiero que vayas a llegar y el todavía ande por aquí.

- No te preocupes, le dije y le di mi número telefónico.

- Te llamo pasadas las dos y media

- Te espero

- OK, hasta mañana

Nos despedimos y a partir del momento que colgamos quedó en mi mente claro el propósito de que Jaime sería el primer hombre de mi vida sexual femenina. Me vi como una chica que ha definido ya con quien quiere acostarse por primera vez y que hace y maquila las cosas para que asi sean. Esto me hizo sentir especialmente bien, aunque por otro lado me sentía un poco mal conmigo mismo por esta clase de pensamientos. Me cuestionaba si realmente estaría bien que estuviera ya no fantaseando, si no planeando la manera en darme a un chico para que me lo hiciera.

Estaba nuevamente confundido, por un lado lo deseaba enormemente, por el otro, sabía que si yo era hombre, este tipo de pensamiento no era correcto y entonces nuevamente volvía a decirme que estaba bien, que si era un gusto que quería darme y con eso no le hacía mal a nadie pues que estaba bien. Mi mente vagaba de un pensamiento a otro, sin embargo la decisión estaba tomada, lo haría.

Me pasé el resto de la tarde divagando con este tipo de pensamientos encontrados pero poco a poco, el recuerdo de las veces que me arreglé especialmente para que me viera Jaime y después, las veces que lo hacía deliberadamente para temer oportunidad de tocarle el pene o que el me tocara mi colita me fueron inclinando mentalmente al hecho de pensar que definitivamente si lo quería, estaba bien buscarlo de nuevo para tener de el la primera penetración que un hombre me hiciera.

Esa noche cuando llegué a casa mi mamá ya estaba acostada, la saludé y comenté con ella algunas cosas, había que pagar el recibo de la luz que ya había llegado. Le dije que yo lo pagaría antes del viernes, platicamos un poco y me fui a mi cuarto para seleccionar que es lo que usaría al día siguiente para verme lo mas sexi posible. Tomé una ducha para relajarme y tuve que hacer un esfuerzo muy grande para no masturbarme.

Estuve revisando mis cosas. El tiempo estaba caluroso asi que podría usar una falda corta. Pensé en una de mezclilla que estaba francamente corta, sabía que si la usaba provocaría que me dijeran cosas si caminaba asi desde la entrada de la unidad hasta la tienda. No sabía si arriesgarme pero por otro lado, quería verme realmente sexi asi que decidí que si la usaría, pero no con medias o zapatos de tacón pues asi mas que sexi parecería sexo servidora y no quería causar esa impresión en Jaime además de que no me atrevería a salir asi a la calle.

Usaría la falda con unas sandalias de cuero sin tacón, lisas y con correas que se amarraban al tobillo. Las usaría sin medias, y con las uñas de los pies pintadas de rojo intenso. Quería ir lo mas ligera (empecé a pensar en femenino) posible, solo una tanguita, el brasier, una blusa muy ligera y la falda y por supuesto, las sandalias abiertas que permitieran que se vieran mis uñas pintadas.

Abrí el armario que cerraba con llave en el que guardaba mis cosas, saqué la falda y seleccioné una blusa con tela de algodón muy delgado tipo campesina con cuello amplio redondo de mangas cortas, abombadas con resorte. La tanga era una de color blanco, pensé medio en broma que era una especie de símbolo de la virginidad que estaba dispuesto a dar a Jaime y el brasier fue del mismo color. Acomodé todo sobre mi cama para verlo y me gustó. Pensé de nuevo que la falda estaba quizá demasiado corta pero dejé para el día siguiente la decisión final de si la usaría o no, mientras tanto, al verla sobre la cama me hacía tener nuevamente esas cosquillas que tanto me gustaba sentir en el estómago.

Me pinté las uñas de los pies, mi mamá no me vería descalzo, asi que podía adelantar en eso, esperé a que se me secaran y me acosté a dormir pero me fue difícil conciliar el sueño pues estaba muy entusiasmado de lo que pudiera pasar al día siguiente.

Amigas, si ven la numeración del capítulo notarán que "atrasé" el consecutivo dos números, esto es porque por observaciones que me hicieron recientemente algunas de ustedes encntré que me había saltado en dos diferentes casos las secuencias. No faltan textos, lo que pasó fue una inconsistencia del consecutivo.

Les pido considerar lo anterior y de ahora en adelante ya todo estará controlado.

Estamos en los últimos capítulos, espero les sigan despertando su interés y sus recuerdos, o al menos sus fantasías de ser...

Un beso

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