3 may 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. LIV

Capítulo LIV Los Exámenes

Pasaron unas semanas y asi llegó el tiempo de los exámenes finales del tercer semestre en la escuela, en mi grupo había un chico que a veces se juntaba con otros chicos pero que también, a veces andaba solo pero ni aún asi nos acercábamos uno al otro.

Cuando nos dieron las fechas de los exámenes el me preguntó si tenía completos los apuntes de una de las materias que teníamos que presentar, le comenté que si, que los tenía completos y me dijo que si podía prestárselos para estudiar, pero como yo también los iba a usar le dije que no podía. El me dijo que podíamos estudiar en su casa en la tarde del martes que teníamos libre, me invitaba a comer y podíamos estudiar para el día siguiente.

Estuve de acuerdo y fuimos a su casa que quedaba cerca de la universidad. Comimos algo ligero que le había dejado preparado su mamá y nos pasamos a una especie de estudio para preparar el examen.

El me dijo que iba a tomar un baño y que mientras salía me iba a poner una película para que me entretuviera, le dije que no que iba a empezar a estudiar pero de todos modos, puso la película que resultó ser de adultos. Me dijo:

- Te la dejo, si la quieres ir viendo

- Bueno, no te tardes.

- Ni cinco minutos, contestó

Me dejó la película que tenía escenas de un tipo de raza negra con un arma muy grande haciéndole sexo a una chica de raza blanca que se veía que sufría o al menos aparentaba que lo hacía al recibir tremenda herramienta.

No me resultaba agradable verla, mas bien se me hacía que era algo grotesco. Estaba en ese pensamiento cuando Fabián, que era el nombre de mi compañero, salió del baño usando solo un bóxer y unas sandalias, traía en las manos una toalla con la que se estaba secando la cabeza aplicándose una especie de masaje.

Mientras se secaba el pelo y la toalla le ocultaba la mirada tuve un par de segundos para poder verlo de manera abierta sin que el se diera cuenta. Era un poco mas alto que yo, pero apenas unos centímetros, tenía el cuerpo normal para un chico de su edad, quizá un poco delgado, su edad, de unos 20 años, los músculos de los brazos apenas eran notorios, y las piernas las tenía definitivamente delgadas, pero lo que sobresalía de su imagen era que estaba completamente cubierto de vellos..

Hasta ese momento yo no me había fijado en el como alguien que me pudiera resultar atractivo, pero al ver la concentración de sus vellos como un símbolo de masculinidad sentí que me llamaba la atención.

Separó la toalla de su cabeza y notó que yo le estaba mirando, no lo estaba haciendo de manera lasciva, mas bien con curiosidad por la gran cantidad de vellos que le cubría el cuerpo. Me imagino que ha de haber visto una mirada de asombro en mi cara pues comentó frotándose el pecho con la mano:

- ¿Cómo ves?

- No pues estas “grueso”, tienes mucho pelo.

- Si, ¿verdad?, un primo me dice que si mi mamá me tuvo o me tejió, jaja

Volteó la mirada a la televisión en la que la chica seguía recibiendo lo que le estaba dando el tipo que la estaba “atendiendo”, en ese momento percibí en el un gesto de excitación, se acomodó el pene sin ningún recato y me preguntó:

- ¿Cómo ves a la pobre rubia?

- Pues esta muy buena

- No, ¿Cómo ves lo que le están dando?, con una de esas es como para morirse, ¿no?

- Si, le dije, creo que el tipo la tiene demasiado grande.

- Si, con esa cosa no sabe la chava si se va a morir de placer o de la metida que le están dando.

- Pobre, ¿no?

- Bueno, pero para eso tiene por donde

- Si, pero este chavo de plano esta pasadito.

- ¿Te gustaría tenerla asi de grande?

- No, ni muy muy, ni tan tan.

- Pero que tal si fueras la chava, estaría formidable ¿no?

.

No sentí ninguna segunda intención en su comentario pero me calentó que me lo preguntara. Lo volví a mirar, el en si, no era atractivo pero la espesura de su vello venía siendo un símbolo de una masculinidad que nunca había tenido tan cerca para observar.

Dio un paso hacia la video como para ver mejor, me preguntó si la dejaba o la apagaba para ya estudiar, le dije que la apagara, le comenté que realmente no me atraía la película pues la chica mas que disfrutar parecía que estaba recibiendo castigo, me dijo

- ¿Castigo? Si fueras esa vieja hasta pagarías para que te la dieran.

- No creo que ella tenga que pagar por eso, mas bien se me hace que ha de cobrar y mucho.

- Tal vez, pero seguro que lo esta disfrutando mas que sufriendo...

La conversación en si era normal entre dos chicos de nuestra edad, no tenía nada particularmente erótico pero ver a Fabián usando solo el bóxer, ver como se había acomodado el pene al mirar la película y mirarlo tan lleno de vellos fue una combinación que liberó en mi una gran descarga de hormonas “de las de las pastillitas”.

Me sentía temeroso de actuar de manera que el pudiera molestarse pero en mi ánimo, el control de mi mismo empezaba a abandonarme, agregó:

- ..además de lo padre que el ha de estar sintiendo.

- Yo creo que mas bien es el quien lo disfruta, no creo que ella la pase bien recibiendo una cosa de ese tamaño.

- Si, pero que tal lo que el esta sintiendo.

- Pero se supone que los dos deben de disfrutarlo.

- Bueno, si fueras ese tipo a poco no te gustaría dársela a una chica aunque le doliera.

- No, creo que los dos deben de disfrutar y aquí no se ve que ella lo esté haciendo.

- Pues yo pienso que a lo mejor le duele un poco en el momento pero estoy seguro que a cualquier mujer le gustaría “comerse” una de ese tamaño, por lo menos alguna vez en su vida, agregó: si tu fueras mujer ya verías si no suplicabas por una asi.

Esto último que dijo lo hizo en un tono erótico pero sin mostrar alguna intención especial, sin embargo la manera como lo dijo despertó un pequeño estremecimiento en mi interior, no imaginaba ni en mis mas locas fantasías que eso pudiera llegar a pasar.

No apagó la tele, se sentó en el sillón a unos cuantos centímetros junto a mi y me dijo que esperáramos a que terminara el video, que no faltaba mucho asi que seguimos mirando.

- ¿Qué pasa si llega alguien?, inquirí, ¿no te regañan?

- Mi papá llega hasta la noche y mi mamá se fue a ver a mi abuela por eso me dejó comida, además si saben que estoy en la casa cuando llegan tocan el claxon para que les abra la cochera.

- De todos modos tenemos que estudiar comenté.

Yo estaba perdiendo la concentración en lo que íbamos a preparar para el examen tanto por la película que estábamos viendo como por el hecho de que el estaba solo en bóxer sentado a solo unos centímetros de mi, contestó.

- Si, deja que acabe la película y apago la video

Yo empecé a sentir unas ansias enormes de tocarle el pecho y sentir el contacto con sus vellos, era una tentación terrible que no podía controlar pues se me figuraba como un símbolo de su masculinidad, pero no podía hacerlo sin manifestar de manera abierta que me gustaban ese tipo de cosas, estuve pensando en eso, diciéndome a mi mismo que se lo iba a hacer e inmediatamente después pensaba que era muy aventurado y que podría tener consecuencias.

Seguimos viendo la película, el por momentos se acomodaba el pene como resultado de las imágenes que estábamos viendo, lo hacía de manera totalmente natural, es decir, no se acariciaba ni mucho menos, solo de repente, lo acomodaba y se movía en el sillón para amoldarse de nuevo en su lugar.. Yo me imaginaba su excitación y el resultado de la misma, que junto con la presencia de su vello provocaban a su vez lo mismo en mi. Era casi tormentoso estar sentados tan juntos y sentir el calor de su pierna que estaba cerca de la mía, le veía el pecho lleno de vellos y pensaba cual sería mi sensación si pudiera tocárselos pero no me atrevía a hacerlo

Traté de imaginar poder traer al tema la espesura de sus vellos y se me ocurrió mencionar que hacía calor y le pregunté si toda esa espesura no le provocaba sentirse como sofocado y el dijo que por eso no se había puesto la ropa, que si quería yo me quitara la camisa sin imaginar que no lo podía hacer pues se me vería el busto, pero aproveché su comentario para seguir hablando de la temperatura que se sentía.

Yo estaba muy excitado y quería probar tocar sus vellos para ver si tal vez el me diera entrada, si no, al menos podría disfrutar secretamente un poco del momento. Le pregunté tratando de sacar a la plática esa pelambre de macho que me estaba inquietando:

- Oye, ¿y como le haces con tanto vello, no te da calor?

- A veces, por eso ahorita no me puse la ropa, casi siempre que estoy en la casa ando en puro bóxer o short.

No resistía la tentación de tocarlo, me le quedé viendo el pecho, con toda ese pelaje que lo cubría. El lo notó, me miró y me preguntó

- ¿Tu, no tienes vello?

- No, no me sale, le contesté temeroso de que me fuera a pedir que le mostrara mi pecho, lo cual no podía hacer sin evidenciar mis pequeñas bubis.

Pensé que era en ese momento o nunca, estábamos hablando del vello y del pecho y pensé que si le tocaba el vello de su pecho podría parecer si no natural lo suficientemente ambiguo como para no generarme un problema, la plática lo justificaba o al menos asi lo podía hacer parecer si el me decía algo.

Con mucho miedo, pero con la decisión tomada como resultado de mi altísima excitación puse mi mano sobre los vellos de su pecho, sin oprimirla contra el mismo, solo sintiendo el suave tacto de los pelitos rizados al momento que le decía:

- ¿Me dejas ver como se siente?

Oí mi propia voz y me pareció tremendamente afeminada, no por el tono si no por lo que dije, temí una reacción de su parte. Esperé un segundo a ver que decía pero no dijo nada, creo que no se esperaba que le tocara el pecho, pero en realidad no le estaba tocando el pecho si no los vellos. Le pasé la mano de lado a lado y le dije que se le sentía muy suave. Se me quedó viendo no como desaprobando si no mas bien como intentando interpretar lo que yo estaba haciendo pero sin mostrar recelo o enojo.

Sin saber que hacer o si el estaba molesto separé la mano, no había habido ningún problema pues lejos de hacer algún reclamo me preguntó:

- ¿Como lo sentiste?

No pude contestarle inmediatamente, el lo notó; estaba extasiado con el tacto de ese pelambre. El hecho de que me preguntara casi de manera natural, como si lo hubiera esperado o deseado me hacía acelerar mis pensamientos.

- ¿Cómo lo sentiste? Repitió

- No se, muy suave, pensé que tendrías los pelos duros

- Pues están suaves, parecen algodón, por eso me dan calor

Su falta de reacción al aceptar que yo le hubiera tocado los vellos del pecho sin que me dijera nada o se molestara hizo que mis hormonas empezaran a incitar mis fantasías y deseos. Fabián seguía sentado junto a mi, el sillón era mas bien amplio sin embargo estábamos sentados a unos centímetros uno del otro, el, cubierto solo con el bóxer y yo sintiendo la radiación del calor de su piel a través de la tela de mi pantalón.

Pensé que el momento y la platica me podían permitir tocar sus pelambre de nuevo, no estaba seguro de que el lo fuera a aceptar pero con la derrama de hormonas producto del momento estaba dispuesto a tomar el riesgo y esperaba que el hacerlo sería una manera abierta de mostrarle que era algo que yo estaba haciendo deliberadamente y disfrutando, entonces podría ver cual pudiera ser su reacción la cual estaba inquieto por conocer ya que hasta el momento no me había dicho nada Estaba tan excitado que no me importaba demasiado si el llegaba a tener una reacción adversa, pero no lo esperaba, al menos ese era mi deseo. Decidí volver a tocar los vellos de su pecho.

Capítulo LIV, Tomando la Iniciativa

Fabián seguía viendo la película, yo miraba la televisión también pero ocasionalmente le miraba el pecho. El se recostó en el sillón poniendo la cabeza en el respaldo como para ver mejor la película, yo le miré el pecho y el me vio que lo estaba haciendo. Decidí que era el momento, sin pensarlo ya nuevamente puse mi mano de nuevo sobre su pecho, solo que en esta ocasión presioné sus vellos para hacer contacto con su piel y le dije:

- No, pues si que has de tener calor, ¿verdad?, y agregué, y eso que no traes camisa.

No retiré la mano, la moví muy lentamente pero ahora no de lado a lado, si no de arriba hacia abajo, no mucho y la volví a subir pero no la retiré.

El se me quedó viendo como tratando de interpretar lo que estaba pasando. O reaccionó agresivamente ni me pidió que retirara la mano de su pecho pero preguntó de manera directa:

- ¿Eres gay?

No me incomodó la pregunta, era una especie de llave para abrir la puerta de lo que podía seguir, de lo que yo quería que siguiera. El no se había movido para retirarse del contacto de mi mano, eso me indicaba que al menos ya no se iba a presentar una reacción desmedida por lo que estaba haciendo. Pensé en quitar la mano pero si lo hacía sería perder todo el terreno que hasta el momento había avanzado.

La pregunta que me había hecho era una pregunta directa, la respuesta que el podía esperar era casi obvia pero no supe que contestar. Sin mover la mano de su pecho le pregunté a mi vez lo mismo:

- Tu; ¿eres gay?

- No, pero no te hagas, yo te pregunté primero.

Era un momento de gran tensión pero me mantuve firme, no le contesté, al contrario, moví mi mano de arriba hacia abajo hasta el resorte de la cintura de su bóxer, la cabeza quería explotarme de la sangre que me estaba llegando y que me tenía casi sin poder ver, metí la punta de mis dedos, solo la parte de las uñas al resorte por la cintura, le volví a preguntar:

- ¿estas seguro?

Esto lo dije con un tono casi de coquetería, el no se movió ni me dijo que me quitara Realmente no le estaba tocando nada, pero mantuve mi mano donde estaba.

- Seguro, contesto

Yo metí un poco mas la mano debajo de su prenda al momento que le decía:

- Y si meto la mano un poquito mas ¿Qué pasa?

- No sé, me contestó, y preguntó ¿quieres meterla mas?

Pensé que ya no había problema, le dije que no sabía pero mis movimientos contradecían lo que hablaba pues metí la mano un poco mas, no demasiado pero si lo suficiente para sentir su vello púbico. Me preguntó:

- ¿Quieres agarrarme?

- No, le dije mintiendo, solo quiero sentir tus pelitos, creo que tiene razón tu primo, a ti mas bien parece que te tejieron en lugar de que tu mamá te haya tenido y reí casi en un murmullo

El se recostó aun mas en el sillón, dijo:

- No seas “mentirosa”, te mueres por agarrarme el “manojo”.

- No es cierto, repliqué.

Mis movimientos hacían lo contrario a lo que yo estaba diciendo pues mientras decía que no, bajé mas la mano, no mucho pero toqué entonces la base de su tallo, no lo toque de manera abierta pero era evidente que tenía una erección, lo sentía pues la parte de la base con la que hice contacto estaba dura. A manera de reflejo retiré de inmediato la mano al contacto pero sin sacarla, volví a acariciarle los pelitos.

- Bueno, si no quieres agarrarlo de todos modos ahí esta.

- Me gusta acariciarte los pelitos

- ¿Solo eso?

- Si, deveras

- Bueno, si no quieres tu te lo pierdes.

- ¿Qué pensarías de mi si te agarrara?

- Pues que te gusta, creo que te mueres de ganas de agarrarme.

- No, no es cierto, mentí mientras le acariciaba alrededor enrollando sus pelitos en mis dedos, pero con cuidado para no jalarle.

- Si quieres pero no te animas

- No, de animarme si me animaría pero no se que vas a pensar de mi.

- Pues que te gusta, se te nota a leguas.

- ¿Cómo sabes?

- A ver, saca la mano de ahí

- No, déjame otro ratito.

Al decirle esto bajé la mano una vez mas y le toque la base de su tronco solo que esta vez no la retiré si no que dejé la yema de mis dedos tocando su base.

- ¿Te gusta?, me preguntó

- No sé, le contesté pasando mis dedos alrededor de su firmeza, pero solo en la parte inferior, sin embargo la rodeé plenamente.

- Si no sabes ¿para que la agarras?

- Para saber. Esto lo dije en un tono plenamente femenino, imaginándome a una mujer que esta tocando por primera vez a su novio.

No moví la mano, me le quedé viendo a los ojos y el a mi, no sentía pena, si dejaba que le estuviera agarrando hasta donde lo había hecho quería decir que podía hacer mas. Moví la mano hacia arriba, el no dijo nada, la bajé de nuevo jalándole el pellejito y el solo se acomodó en el sillón recostándose todavía un poco mas. Con la mano derecha levantó el resorte y se asomó a ver lo que yo estaba haciendo.

- ¿Ya sabes si te esta gustando? Me preguntó.

Yo estaba en las nubes, ya era obvio que le estaba agarrando el pene asi que empecé a jugar un poco con la situación, bromeando le dije:

- No, para saber tendría que hacerle asi como mil veces.

Diciéndole esto subí mi mano y la baje llevando en el movimiento el pellejito que le cubría el pene.

Le hice varias veces, era una masturbación suave pues lo hacía lentamente y le estaba resultando de tal manera placentera (seguramente n mas que lo que me estaba gustando a mi) que cerró los ojos y se abandonó a lo que yo le estaba haciendo.

Yo aproveché para tomar un poco de control de la situación, bromeando le pregunté:

- ¿Ya ves que si eres gay?

- El gay eres tu, me contestó, yo solo te estoy dejando que te diviertas.

- Gracias, le dije con toda intención de que sintiera que realmente le agradecía por el momento que me estaba dando.

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