9 mar 2011

PATVÉ: Historia real de la vida de una amiga travesti. XXV - XXVI

Capítulo XXV, Depilación; Las Cejas.

Mi hermana se portó esa tarde muy bien conmigo. Sabía la frustración que tenía de no haber podido quedarme vestido con la falda como tanto había deseado, me la había quitado y dejado sobre la cama.

Ella notó que estaba contrariado. Le pedí que me ayudara con lo de las cejas pero me dijo que no quería

- Ayúdame solo un momento, ¿si?

- No quiero además no puedo dejar solo a Alfonso tanto tiempo, mira te voy a decir como te depiles, vas a ver que lo vas a poder hacer muy bien, pero hazlo de manera muy discreta, solo un poquitito, ¿eh?

- Gracias hermanita, le dije y le di un beso en la mejilla, al hacerlo dejé de taparme las piernas y se me vio de lleno la pantaleta, instintivamente me cubrí de nuevo pero ella dijo

- Ya ni para que te tapas, ni modo que nunca te hubiera visto las piernas

- Si, pero nunca me las habías visto estando yo con esta ropa interior.

- Bueno, pues solo se te ven y ya, ni modo que te de pena conmigo.

Tenía razón, éramos hermanos y ella misma me había dado toda la ropa que tenía, pero aún asi no me sentía bien.

Ella volteó a ver el reloj y me preguntó que cuanto tiempo me faltaba para quitarme la crema de las piernas y le dije que todavía como 20 minutos. Entonces me dijo

- Mira, mientras quítate un poquito de las cejas y reafirmo, pero solo un poquito porque si no se te va a notar mucho.

- ¿Cómo le hago para saber cuanto me quito?

- Mira para no quitarte mucho y que te queden parejas primero te vas al entrecejo y quitas los pelitos que tengas entre las dos cejas, deja que entre cada ceja no haya nada de pelitos. Después ves la parte interna de la ceja y decides de que tamaño va a quedar la que esta frente a la otra ceja, como todavía no tienes demasiada disminúyele solo un poco, hazlo primero en un lado y ve que no te quede demasiada corta respecto al otro lado. Estoy hablando del lado vertical, el que esta enfrente de la otra ceja, o sea que le vas a quitar solo unos dos milímetros, ¿me entiendes?

- Le contesté que si y siguió

- Una vez que hayas disminuido el lado de la ceja que da a la otra ceja las comparas y ves cómo quedó, y entonces a la otra ceja le haces lo mismo hasta que quede del ancho de la primera. ¿ok?

- Si, respondí.

- Bueno, aquí viene lo mas importante. Para que te quede bien vas a ver el extremo externo de la ceja y te imaginas una línea que va desde el extremo interno hasta el que esta en la orilla y cualquier pelito que salga de esa línea imaginaria del lado superior de la ceja, hacia arriba, hacia tu frente no debe estar ahí, entonces lo quitas.

- ¿Y ya?

- No, tienes que hacer lo mismo con la línea de abajo. Trazas una línea imaginaria del extremo interno al externo, pero ahí te va, aquí viene todo el chiste. La línea inferior que vas a imaginar no termina normal si no en un ángulo agudo, para que el extremo exterior quede de lo ancho del equivalente de un alfiler, de esta manera provocarás un arco artificial que delineará tu ceja iniciando un poco ancha, no mucho y terminando en un ángulo agudo que quede del ancho de una aguja. Bueno, en tu caso no lo puedes hacer tan asi como te digo, tienes que quitarte solo un poco del extremo interno y casi nada de afuera, porque si no se te va a notar mucho., ¿me entiendes?

- Si, o sea que como me dijiste es la manera que debería hacerlo, pero como no me puedo depilar todo pues solo un poquito, ¿no?

- Exactamente, finalizó. Bueno, te dejo porque Alfonso esta solo en la sala,. añadió, no me vayas a manchar mi ropa con la crema de depilar.

- No hermanita dije, manteniendo las piernas cruzadas como señorita, no tanto por parecerlo si no para que ella no me viera en pantaleta pues realmente me daba pena.

Salió mi hermana y me quedé frente al espejo. Tenía puesta una blusa blanca, pero de la parte de abajo tenía solo la pantaleta puesta, las piernas cubiertas por la crema de depilar y nada mas

Hice lo que me dijo mi hermana, vi el ancho de mis cejas por la parte interna no estaba muy ancho asi que decidí quitarme solo un poco, me vi y vi que estaba bien, Comparé la otra ceja para tener a la primera de referencia y entonces empecé a quitarme los pelitos de la segunda.

Terminando, me miré en el espejo, me había pasado un poquito y la segunda había quedado ligeramente mas delgada que la primera asi que decidí emparejarlas después de lo cual quedaron las dos igual, aunque un poco mas delgadas de lo que había quedado la primera originalmente.

Después, siguiendo las instrucciones de Claudia imaginé una línea que iba de la parte superior del extremo interno de la ceja hasta su extremo exterior. Después me fije en el extremo inferior interno y tracé una línea imaginaria hacia el extremo exterior que estaba un poco ancho. Me imaginé que no se vería bien y quise dejarlo del grosor de una aguja, para que terminara en pico. Llamé a Claudia para estar seguro. Pero antes me enrollé una toalla en la cintura para taparme. Ella entró y le pregunte que como me veía.

- ¡Huy que modosito! Ahora si te tapas ¿no? Y añadió: ahí va quedando quizá te quitaste un poquito de mas pero no se nota mucho, ahora solo quítate los pelitos de la parte de abajo, para que se haga el arco y te quede mas o menos asi, señaló su propia ceja. Pero fíjate que no te quede tan delgadito el extremo de afuera porque entonces si se te va a notar mucho que te depilaste.

- Ok, gracias, le dije

Yo estaba muy exitado de estar depilándome y aunque no había terminado, veía claramente que se notaba que le había hecho algo a mis cejas. Me fije en el extremo de afuera y sin seguir la última indicación de mi hermana quité los pelitos de adentro hacia fuera hasta que el extremo exterior quedó tan delgado como una aguja. Se notaba claramente que me había depilado las cejas. Pensé que Claudia se iba a molestar.

Me volví a mirar al espejo. Me gustaba lo que veía, la cara se me veía ahora si, de manera clara como una cara de una mujer, bonita, pensé.

Me quité la crema depilatoria de las piernas, me dolió pero me sentí extremadamente bien pues todos los vellos se habían ido!, mas bien, se habían quedado en la parte interna de la crema que recién había retirado de mis piernas y que con cuidado envolví en papel higiénico para desechar en el bote de basura.

Tomé nuevamente la falda que había seleccionado sin habérsela pedido a Claudia, me la puse y la arreglé, me miré frente al espejo, me quedó muy bien.

La blusa era mas bien un suéter blanco un poco grueso, con cuello de tortuga y sin mangas, su tejido era en líneas verticales, un gruesa y otra delgada lo que hacía resaltar el volumen del busto. Me miré en el espejo, era maravilloso, la ausencia total de vellos de mis piernas y el delineado casi perfecto de mis cejas mas la prominencia del busto que resaltaba el grosor del suéter acentuado por el tipo de su tejido no dejaba lugar a dudas, lo que veía era realmente una mujer.

Pensé en todas las veces anteriores que me había vestido de niña, era eso, precisamente solo una niña, pero ahora, frente a mi había una mujer que se veía definitivamente mayor que mis pasaditos 14 años que tenía entonces, me veía como de 17, tal vez como se veía mi hermana, incluso hasta mejor, me atreví a pensar.

Estaba muy seguro de mi mismo. Ansiaba que Alfonso me viera pero era tal el impacto que sentía que no quería salir de la recámara.

Capítulo XXVI, Presagio de Tormenta.

Me miré nuevamente en el espejo lleno de una excitación que no conocía. Veía una mujer que me gustaba, no como niña ni como muchacha, si no como mujer, era la primera vez que tenía ese tipo de sensación. Era algo muy extraño, me miré nuevamente de arriba abajo, vi como el tejido del suéter blanco con el juego de luces y sombras que se originaba de la luz de la lámpara en la recámara delineaba la curva de mi busto haciéndolo que se viera perfecto, no me reconocía yo mismo, la imagen que veía no era la imagen de la niña adolescente que estaba acostumbrado a ver cuando me arreglaba, esta imagen era diferente, era la imagen de una mujer de verdad.

- Claudia, llamé con voz ahogada por la excitación que me invadía

Ella vino a mi solicitud y entró a la recámara encontrándome parado frente a la puerta que abrió lentamente.

Me miró, hizo un gesto de asombro como nunca la había visto y solo dijo “¡que bárbaro!”

- ¿Te gusta?

- ¡No inventes!, te ves completamente como niña, digo, mas bien te ves completamente como mujer, nadie lo dudaría. Las piernas se te ven muy bien pero…

Se interrumpió abruptamente y continuó

- ..pero te pasaste demasiado con la depilación de las cejas. Te quedaron mas depiladas de lo que yo las traigo

- ¿Qué, se ve mal?

- No, como mujer te verías bien solo que ¿como le vas a hacer para cuando venga mamá? Dijo empezando a mostrar una molestia que después la dominaría por muchos días.

Temblé internamente. En mi emoción al depilarme las cejas y al notar que me quedaban bien al seguir las instrucciones de mi hermana me olvidé que lo que hacía era irreversible, al menos por unos días, o semanas. Me puse nervioso, me pregunté que iba a pasar con mi mamá., me quedé callado y no dije nada. Toda la emoción que había sentido un minuto antes ahora era escalofrío.

Claudia me dijo hasta de lo que me iba a morir, estaba muy molesta conmigo.

Alfonso escuchó y entró preguntando que pasaba. Mi hermana le dijo que me mirara.

Vi la cara de Alfonso, vi que le gustó mi imagen y que al igual que yo, se sorprendió cuando esa imagen que vio de una mujer completa y real le hizo olvidar la imagen de esa niña adolecerte que veía a veces cuando me arreglaba. Aun recuerdo su cara de asombro y creo que esa cara de asombro y lo que significaba fue parte de lo que me hizo poder enfrentar todos los acontecimientos que se sucedieron a partir de ese momento.

- ¡Que bárbaro! Se ve muy bien.

- No seas bobo le dijo ella, si, se ve bien pero porque se depiló demasiado.

- Quizá pero se ve bien.

- Si, precisamente ese es el problema, Mírale las cejas.

- ¿Qué?, le quedaron como las tuyas.

- Ese es el problema, se le nota de aquí a China que se depiló.

- Bueno, tu misma le dijiste como, ¿no?

- Si, pero era solo un poquito, solo para delinearlas y mira como quedó, si de por si antes parecía niña, ahora parece mujer.

Estaba muy enojada pero esto último que dijo fue una especie de piropo. Yo estaba nervios, intranquilo, pero me gustó que dijera eso.

- ¿Qué con eso?, es lo que quería ¿no?

- Si, pero ahora ¿como le vamos a decir a mi mamá?

- ¡Híjole! No había pensado en eso, ¿y que le van a decir?

- Precisamente, de eso se trata todo este alboroto

- Bueno, ese si que va a ser un problema. ¿y como le va a hacer en la escuela?

El mundo se me vino encima, ni modo que fuera asi a la escuela, pensé que ya no iría mas, no podía ir asi y quizá hasta tendría que perder el año. Todo por haberme ido de mas con la depilación de las cejas. Pensaba que valía la pena como había quedado y como me veía, pero que el precio era demasiado alto, o sea perder el año pues yo no pensaba ir asi a la escuela. No sabía que decir o que hacer.

- Deja que cómo le va a hacer en la escuela, ¿Cómo le va a hacer con Marla?

- Bueno, dijo Alfonso, quien sabe, pero por el momento hay que reconocer que tu hermanito se ve muy bien asi.

- ¡Alfonso! Esto no es gracioso, le dijo ella.

Mi imagen, lo que decía Alfonso y la emoción que sentía eran como un bálsamo que duró unos segundos y que fue suficiente para pensar en resistir por todo lo que por eso tendría que pasar. Quizá esa imagen que vi en el espejo, ya no de muchachita, si no de mujer valía la pena por todo lo que vendría a partir de entonces y que tendría que enfrentar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario